OPINIÓN

Dientes y depredadores

Jan Vesely, durante uno de los partidos de la final. /ACB PHOTO/D. GRAU
Jan Vesely, durante uno de los partidos de la final. ACB PHOTO/D. GRAU

El dolor de Kaunas se instaló en el alma de todos los componentes de la expedición blaugrana, pero especialmente en el entrenador que tenía que ceder una segunda semi consecutiva y además en su ciudad. Y también en Jan Vesely, que haciendo suya la filosofía de su entrenador declaró con sarcasmo que tirando tantos triples no iban a ningún sitio. A Jasikevicius le gusta que su equipo lance triples que estén bien trabajados. Es decir, menos y con más segundos de ataque. No sucedió, la zona les llevó a tirar pronto. Y la ansiedad.

Los tiburones sustituyen las piezas dentales caídas inmediatamente, mudando las dentaduras de modo automático casi semanalmente los jóvenes y mensualmente los adultos. Desde el 19 de mayo y la vuelta de la F4 de Euroliga en poco más de un mes, Saras y Vesely, depredadores veteranos del baloncesto europeo tuvieron que soltar lastre y preparar su mandíbula para el siguiente asalto, la final de la Liga ACB.

Todas las especies de escualos tienen varias hileras de dientes, permaneciendo algunas invisibles para ser utilizadas solamente en el momento del ataque. La complejidad anímica venía por el 'Caso Mirotic', informaciones y declaraciones previas. Aún así el Barça estuvo muy serio de cara al aro, haciendo un juego muy propio, fruto de una regularidad de 3 años con un Jasikevicius que tras el verano pasado, quizás tomó medio punto menos de refuerzo negativo pero no dio ni un paso atrás en el baloncesto que él cree: triangulación sobre los cambios en los bloqueos, libro de jugadas extenso y disciplinado, nada de parciales locos con tiros estrambóticos y defensa con unas normas muy tasadas.

Saras Jasikevicius.  ACB PHOTO/E. COBOS
Saras Jasikevicius. ACB PHOTO/E. COBOS

Así ha conseguido ganar o casi todas las Ligas Regulares que ha disputado su equipo, dos Copas del Rey y dos Ligas ACB. Saras es la regularidad. No podía sentirse engañado el seguidor barcelonista, Jasikevicius es bastante fiable, reconocible y sus equipos son su reflejo. Su asignatura pendiente, el formato F4, donde la genialidad de tus líderes es crucial. Marco regulatorio, pero libertad creativa cuando la pizarra ya no llega.

Se estima que los escualos pierden entre 8.000 y 20.000 dientes a lo largo de su vida, Jan Vesely ha pertenecido en su juventud a un Partizan recordado por llegar a la F4 sin muchos nombres, a un Fenerbahce que cambió la historia del baloncesto turco con otro depredador líder como "Colmillo Blanco" Obradovic. Por el camino perder dientes y generarlos de nuevo, continuamente, enseñar la fiereza competitiva. Washington para él fue un ecosistema extraño donde la derrota no dolía a los que le acompañaban, no era su océano.

La historia natural del planeta FIBA de los últimos 30 años que ha quedado impresa sobre estos fragmentos óseos de hileras de dientes que fueron perdiendo y ganando los componentes de una línea de tiempo entre Zeljko, Saras y Jan Vesely. Los dos últimos lituano y checo de formación serbia.

Laprovittola aportando los tiros fuera de carta, Abrines en su mejor momento y Mirotic saliendo a flote en un mar de emociones que se contradecían a cada momento. En ellos se han apoyado nuestros dos grandes depredadores. A los que les molesta perder, pero les molesta más que esto sea una consecuencia de acciones defensivas y ofensivas mejorables.

Jan Vesely con el trofeo tras proclamarse campeón de Liga Endesa.  ACB PHOTO/E. COBOS
Jan Vesely con el trofeo tras proclamarse campeón de Liga Endesa. ACB PHOTO/E. COBOS

Cada continuación corta de Vesely a media distancia en el tercer partido llevaba la seguridad cuando el balón salía de su mecánica acortada para imposibilitar punteos. Esa seguridad era celebrada con más concentración, la del frío especialista que ha sido contratado para ganar y sabe que tiene que hacer cientos de acciones como esta para conseguirlo o para que el equipo no se resienta cuando él está en la cancha.

Aguas revueltas durante tres años en Camp Barça y la sección de baloncesto señalada desde dentro del club por los costes económicos de su plantilla. Sellar el vestuario como un departamento estanco para poder encontrar el silencio abisal donde la concentración ayude al trabajo de los profesionales. El éxito es como el merecimiento, sustantivos subjetivos como si fueran adjetivos. Pero el 3-0 contra el Real Madrid, recién campeón de Europa, para ellos es soltar el aire de una inmersión de tres años. Inapelable porque además el equipo blanco jugó un baloncesto sólido pero una parte de las mentes de estos jugadores no estaba amarrada a la urgencia y se notó en el fallo grande de tiros libres. Y ahí estás solo con tus necesidades anímicas.

Cory Higgins debería haber sido uno de los candidatos a MVP por su resolución mostrada en su carrera, una lesión le sacó de la temporada cuando llegaba la parte compleja. Mirotic estuvo mejor en la final de lo que todos esperábamos, no quiso irse sin aportar anotación, rebote y levantar un nuevo trofeo individual y colectivo. Y Saras y Vesely apretaron quijada para decirle a todos que era el momento de dar la dentellada final.