La confesión de Audie Norris, el mito azulgrana que cambió el baloncesto en los 80: "Yo quería fichar y jugar en el Real Madrid"
El pívot estadounidense repasa en Relevo una trayectoria que le ha llevado a entrar en el Salón de la Fama de la Federación Española de Baloncesto.
Su físico sigue imponiendo como cuando peleaba dentro de la pintura, aunque ahora ya no da esa imagen de fiereza. Con pelo y barba blanca y una sonrisa que ahora le acompaña en todo momento, Audie Norris (Jackson, 1960) sigue viviendo por y para el baloncesto, un deporte en el que lo ha sido todo y que le sigue mostrando su agradecimiento en forma de premios y reconocimientos, como su ingreso en el Hall of Fame de la Federación Española de Baloncesto y el diario As.
Una ceremonia en la que se recordaron sus duelos con Fernando Martín. Batallas en la cancha que marcaron a toda una generación y que fueron el punto álgido de una carrera que comenzó en el campo de fútbol americano, que estuvo a punto de no llegar a la NBA y que pudo cambiar por completo si Ramón Mendoza hubiera accedido a su fichaje. Pero no adelantemos los acontecimientos de toda una vida que hoy el estadounidense repasa en Relevo.
¿Qué ha supuesto para ti este reconocimiento de entrar en el Salón de la Fama de la FEB?
Es un honor tremendo para mí. Siendo un chico de Jackson, Mississippi, es algo que aprecio mucho. Nunca en mi vida podía haber esperado algo así. Estoy muy agradecido.
Es un premio a toda una vida dedicada al baloncesto en una carrera que empezó en el instituto. ¿Cómo fueron esos inicios?
El baloncesto no era mi primer deporte, mi primera elección. Era el fútbol americano en el instituto. Pero mi hermano mayor era muy bueno al baloncesto y yo me enamoré del viéndole a él y jugando con él. Él me enseñó lo que era el baloncesto y desde joven me enganchó.
Pero parte de la culpa de que usted llegase al baloncesto la tuvieron los golpes que se llevaba en el fútbol americano, jugando de 'wide receiver'.
Hombre, claro. Yo dejé el fútbol por los golpes [Risas]. Eran muy fuertes y era un deporte muy duro, mucho más físico y con más contacto que el baloncesto. Un día me pegaron una hostia muy grande en un partido y fue mi último día en el fútbol.
Y se pasa al baloncesto, donde empieza a destacar muy pronto tanto en el instituto como en la universidad.
Bueno, en mi primer año en el instituto no pude jugar porque como crecí tanto y tan rápido que mis rodillas y mis huesos no estaban en sintonía. [Risas]. Luego volví al segundo año y empecé a jugar y a hacerlo bien con mi hermano. Él estuvo en la Universidad de Jackson State y después del insituto me llevaba a los entrenamientos con ellos, con el equipo universitario. Él me enseñó todo.
Elegí esa universidad porque yo quería jugar con él. Entré como novato y él estaba en su último año, pero al final no pudimos jugar juntos. A mi hermano le llamaron de la NBA y se fue a la liga en su último año en Jackson y no coincidí con él.
¿Cómo recuerda su etapa en la universidad?
Fueron años muy divertidos. Disfruté mucho mis cuatro años de universidad, viviendo en el campus y jugando con mis compañeros. Era muy divertido, pero a la vez muy difícil hacerse notar porque Jackson State no era muy conocida en el mundo del baloncesto universitario. Éramos la última universidad de nuestra conferencia en la NCAA. Entonces, para salir de Jackson State yo tenía que jugar muy duro, muy fuerte y haciendo ese tipo de cosas. Yo era muy fuerte cogiendo rebotes, defendiendo, jugando con mucha intensidad. Ahí cogí la fama de romper tableros y coger muchos rebotes, lo que hizo que vinieran ojeadores de la NBA para verme, por mi estilo de juego.
Ese estilo de juego llama la atención, pero su llegada a la NBA se hizo esperar. Tuvo que sufrir la noche del draft.
Yo pensaba que iba a salir en primera ronda. En mi último año en la universidad tuve problemas con mis piernas, ya que sufrí una fractura, pero los médicos no descubrieron el problema hasta que fui drafteado por Portland. Antes de esto estuve jugando con una sola pierna sana y después de jugar con Jackson State estuve disputando varios torneos previos para que me vieran en la NBA.
En la noche del draft, que no estuve en Nueva York, sino en casa con mi familia y amigos, lo viví con nervios. Después de esos torneos y de mi juego en la universidad, pensaba que los Milwaukee Bucks me iban a draftear. Ellos me dijeron que me querían llevar a la NBA en el último puesto de primera ronda. Pero no fue así.
¿Y qué pasó?
En ese momento, pensé que nadie iba a confiar en mí ya. No tenía esperanza de ir a otro equipo. Ahí, me fui de casa, no quería escuchar nada más del draft. Había un parque al lado y estuve allí solo, llorando como un niño y no supe que Portland me había elegido hasta que toda mi familia salió a buscarme y me dijo lo que había pasado.
"Me fui de casa, no quería escuchar nada más del draft. Había un parque al lado de casa y estuve allí solo, llorando como un niño y no supe que Portland me había elegido"
Una vez pasado el mal trago, hace las maletas y se marcha a Portland, donde nace el verdadero Audie Norris, aunque no empezó bien.
En mi primer año estuve lesionado y no pude jugar hasta febrero. Sólo jugué 30 partidos. El segundo y el tercer año fueron mejor [disputó 79 y 78 partidos respectivamente]. En esos años fue cuando empezó el apodo de 'Atomic Dog', que me lo puso Mychal Thompson por mis mates.
¿Mychal Thompson, el padre de Klay Thompson?
Sí, era mi mentor en el equipo. De hecho, en el vestuario me sentaba a su lado. Es muy buen amigo mío.
Después de esas dos buenas temporadas en la NBA, decides venir a Europa. ¿No querías seguir allí? ¿Por qué decidiste cambiar?
Yo había firmado por cuatro años con Portland. Es decir, tenía un año más de contrato y, aunque no era garantizado, podía seguir en el equipo. Pero lo que quería era jugar y jugar más de lo que estaba haciéndolo en Portland. En aquel momento cambié de agente y le dije de ir a Italia una temporada. Yo sólo quería jugar, no me siento bien estando en el banquillo todo el rato, esperando para jugar 5-10 minutos. Eso no me gustaba.
"En el Madrid dijeron que mi contrato era muy caro y no quisieron ficharme"
Y haces las maletas y te vienes a Europa.
Exacto. Voy a Italia, a la Benetton de Treviso, donde tuve un año muy, muy bueno. De Portland a Treviso fue como el día y la noche. En los Blazers yo metía 6 puntos y cogía 5 rebotes y en Italia metía 32 puntos y capturaba 11 rebotes, jugando muchos minutos. Eso cambió mi mentalidad y toda mi vida, aunque las lesiones siempre fueron la cruz de mi carrera.
Con las rodillas, sobre todo.
Sí, sí. Cuando llegué a Treviso volví a tener problemas con mi rodilla. Pero disfruté mucho allí. Me quedé dos años jugando mucho y bien.
Estuvo dos temporadas en Italia, pero después de su primer año ya tuvo su primer contacto con la liga española. En concreto… con el Real Madrid.
Es verdad. Y yo quería fichar y jugar en el Real Madrid en esa época. Pero no salió así. Dijeron que mi contrato era muy caro y no quisieron ficharme. Así que volví a Treviso para un segundo año y después me llamó el Barça para jugar con ellos. Y el resto es historia.
¿Se imagina que podría haber sido una dupla Audie Norris-Fernando Martín como compañeros y no como rivales?
Hombre, no. Porque la historia de Fernando y Norris no hubiera existido. Nuestra historia eran los duelos entre los dos y eso ha marcado una época en el baloncesto español. Esos duelos, esos combates, esos Madrid-Barça. Imagínate, si yo estuviera en su equipo no se podían dar esos duelos.
En los entrenamientos, ¿no?
Sí. Yo siempre me empleaba duro y él también, pero si hubiera sido en los entrenamientos el público y los aficionados no los habrían visto. No habrían visto igual los Barça-Madrid. Eso sí, si yo hubiera estado en ese equipo les habríamos ganado todo. Siempre. [Risas]
Se lo han preguntado infinidad de veces, pero, ¿cómo eran esos duelos contra Fernando Martín?
No hay día en mi vida que alguien no me recuerde esos partidos. Todo el mundo de esa época vivió esos duelos. Marcaron una época. A mi me gustaban mucho, tío, porque a mi siempre me gustó jugar contra los mejores y cuanta más competencia mejor. Y en esos años era el Madrid y era Fernando, su equipo contra el nuestro. Siempre queríamos ganar, aunque no era fácil. Era muy duro, pero era muy divertido de jugar.
¿Y cómo recuerdas el momento en el que te dicen que Fernando Martín ha fallecido en un accidente de coche?
Fue el peor día del mundo. España perdió un jugador, un hijo, un ídolo del baloncesto [Silencio]... y un competidor. Fue un día muy, muy triste. Da igual lo que pasa en la cancha, fuera de ella somos humanos. Fue una pérdida muy grande para todos.
"El día de la muerte de Fernando fue el peor día del mundo. Fue una pérdida muy grande"
Estuviste seis años en un Barça de época con Epi, Solozabal, Jiménez, con Aito en el banquillo… ¿cómo recuerdas esos años?
Con mucho cariño. Yo he crecido con esta gente. Me enseñaron muchas cosas. Crecí como hombre en ese equipo y en esa ciudad, Barcelona. Me enganché a la vida aquí, jugando con mis 'hermanos'. Eso es lo que eran para mí.
Te voy a contar una cosa. En la época que yo llegué al Barcelona, firmé un contrato de cuatro años, dos con el Barça y dos con Bolonia. Yo quería volver a Italia después de dos años en el Barça, ¿vale? Entonces, cuando vino el momento de volver a Italia, tras mi segundo año en Barcelona, no quería volver a Italia. Estaba muy cómodo en el Barça, que tuvo que pagar al Bolonia para que yo me quedara en Barcelona porque yo no me quería ir. Estaba a gusto con mis compañeros. Habíamos ganado dos ligas y jugado dos finales de Copa de Europa. Éramos una familia y yo no quería moverme.
En esa época el Barça lo ganáis todo… menos la Copa de Europa. ¿Qué pasaba con esa competición y con la Jugoplastika?
Jugamos con ellos dos finales. Una en Zaragoza y otra en París. Fueron dos partidos diferentes. En París, por ejemplo, yo estuve lesionado del hombro y no estaba al 100%. Creo que esa final era el mejor momento para ganar a ese equipo, pero si yo hubiera estado al 100%. Las lesiones siempre venían en momentos malos para nosotros. En Zaragoza estaba lesionado Jiménez y nunca estábamos del todo bien. Eso sí, Jugoplastika era un equipazo. Muy fuertes y muy buenos. Las cosas salieron así, pero el camino para llegar hasta ahí no lo cambio por nada. Fue muy divertido.
Después de esas dos finales, el Barça ficha a Boza Maljkovic como entrenador. Hace poco Roger Esteller ha hablado de la dureza de los entrenamientos en esa época, que incluso algún jugador salió lesionado. ¿Cómo lo recuerdas tú?
A mí me encantó jugar con Boza. Yo creo que estuve en mi mejor forma en el Barça, con él en el banquillo. A mí me gustaba mucho entrenar con él. Me gustaba mucho su trabajo y su metodología.
Y de Aíto, el otro gran nombre de tu carrera en el Barça, ¿cómo era trabajar con él?
Eran muy distintos, con filosofías y metodologías diferentes. A Aíto le gustaba mucho explicar las cosas durante mucho tiempo, a veces hablaba demasiado. Explicaba muchas cosas en los entrenamientos y te quedabas frío. Tenías que arrancar y parar y volver a arrancar… y esto no le gustaba a nadie [Risas]. Su mentalidad y su filosofía eran muy buenas para nosotros.
En la cancha te caracterizaste por ser un jugador duro, con mucha calidad, pero que no tenía miedo ni al choque ni al juego físico. ¿Cómo cree que ha evolucionado el juego en ese sentido? ¿Cómo habría sido hoy Audie Norris con este juego menos físico?
Si yo jugase hoy en día sería un jugador más blando que yo qué sé. En mi época, nuestra mentalidad era jugar en la pintura, buscando el contacto. Hoy es totalmente diferente. El juego es más exterior y menos en la zona, menos movimiento de pies de los hombres grandes y menos puntos en la pintura. No es culpa de los jugadores. Es cómo se entrena hoy en día, se hacen los sistemas para sacar el tiro exterior.
"Jugadores como Fernando Martín o como yo hoy en día no durábamos ni dos minutos en la cancha"
Y también ha cambiado el criterio arbitral.
Antes se permitía mucho más contacto. Muchísimo más. El contacto hoy en día… Para mí es una broma por lo que hoy piden contactos, pero son las reglas. Hay cosas que hoy se pitan que jugadores como Fernando Martín o como yo hoy en día no durábamos ni dos minutos en la cancha. De verdad. Son las reglas y yo respeto a los jugadores actuales por cómo han adaptado su juego a estas reglas.
Para ir terminando y seguir un poco con el baloncesto actual. ¿Cómo estás viendo al nuevo Barça de Joan Peñarroya?
Este equipo necesita tiempo para acoplarse y estar juntos. Me gusta el equipo que se ha hecho, los fichajes. Seguramente, hasta diciembre o enero no se vea al mejor Barça. Han fichado jugadores que saben jugar y eso es muy bueno.
Ahora que hemos echado tanto la vista atrás, ¿cambiaría algo de su carrera?
La única cosa que cambiaría serían las lesiones. Pero no cambio nada más. Estoy muy contento con mi vida en Barcelona y si cambio algo del pasado igual no estaba aquí. A lo mejor estaba en otra parte del mundo. A mi me gusta mi vida como está. Mira ahora, la sorpresa que ha sido sido elegido para estar en el Salón de la Fama en España, que para mí es parecido a estar en el Hall of Fame en Estados Unidos, tiene la misma importancia. Es un honor tremendo. Yo soy de Jackson y en mi época no se podía pensar que un chico de Mississippi, jugando al baloncesto, estaría en 2024 aquí. Es fantástico el deporte.
Pues enhorabuena por esa entrada en el Salón de la Fama y muchas gracias por esta charla.
Bueno, bueno. Acabo de caer en una cosa que sí cambiaría si volviera atrás. Me cuesta aprender español perfecto. Esto sí lo cambiaría. No hablo perfecto, pero amo este país.