Charlie Moore, el 'Chris Paul del Miño' que soñaba con ser Tim Hardaway y que fue verdugo del Barça
El estadounidense, héroe de la última jornada, es el jugador con más minutos en lo que va de temporada en la ACB.
El movimiento perpetuo se refiere en física a la idea de un dispositivo o máquina que puede operar de manera continua e indefinida sin necesidad de una fuente de energía externa. Una teoría aplicable en el baloncesto a figuras como Charlie Moore, el nuevo héroe del Miño que consolidó tal condición como verdugo del todopoderoso Barça en la última jornada de la acb.
Moore no sabe permanecer quieto. No lo hace en la cancha y tampoco lo ha hecho fuera de ella, siendo un nauténtico ómada del baloncesto, capaz de estar en cuatro universidades en seis años y de mudarse a cuatro países en tres temporadas para encontrar su lugar seguro en el mundo. Algo que parece que ha logrado en Lugo, en el Pazo dos Deportes y con la camiseta azul del Breogán.
Un recinto que queda muy lejos de su Chicago natal. Allí, en el barrio de Englewood, creció admirando a su padre, entrenador en ligas menores en los diferentes playgrounds de la ciudad que idolatraba a Jordan. Moore también lo hizo, pero por delante estaba su padre Curtis, al que acompañaba a las canchas callejeras y le pasaba el balón en infinitas sesiones de tiro a la luz de las farolas.
Allí, cuando terminaban los tiros comenzaban los partidos en los que participaba su progenitor y en los que, de vez en cuando, aparecían jugadores como Shawn Marion o Tim Hardaway, que terminaría siendo el reflejo en el que Moore quería mirarse y al que intentó copiar un manejo de balón casi calcado y un movimiento constante con el que sacar ventaja de un cuerpo que no parecía destinado al baloncesto.
Sin embargo, su calidad poco a poco fue derribando todas las resistencias hasta convertirle en una estrella colegial. De hecho fue nombrado 'Mr. Basketball' del estado de Illinois tras brillar con el Morgan Park High School, al sur de Chicago. Un instituto de renombre en el que se agolpaban los scouts para ver a ese joven menudo y eléctrico que empezaba a llamar la atención de la gente y de las universidades.
En un primer momento Moore se comprometió con los Tigers de Memphis, pero antes de comenzar la temporada el técnico Josh Partner se marchó a Georgia y el base hizo lo propio para poner rumbo a California, donde apenas estuvo otra temporada. El tiempo que los Bears tardaron en prescindir del entrenador Cuonzo Martin, lo que llevó a Moore a Kansas. Y un año más tarde a De Paul, de vuelta en Chicago.
Un nuevo movimiento que en este caso se producía porque Moore quería quedarse en casa. A su padre Curtis le había dado un derrame cerebral y decidió que quería estar con los suyos. "Ir de escuela en escuela,, con mi padre pasando por su situación, era difícil para mí", dijo Moore en una entrevista en 2022 en ESPN. "Siempre quise estar cerca de él, ayudarles a él y a mi madre. Si ellos estaban pasando por esos momentos, yo tenía que pasarlo con ellos".
Tras otra temporada en De Paul llegó el penúltimo movimiento y después de valorar la opción de convertirse en profesional, aceptó la llamada de Jim Larranaga, técnico de los Hurricanes de Miami para un último baile en la NCAA. "Es nuestro Chris Paul", llegó a decir el veterano técnico del equipo de Florida, que vivió una de sus mejores temporadas con 12,4 puntos y 4,5 asistencias por partido.
Números que no fueron suficientes para convencer a la NBA. Moore no fue drafteado en 2022, el mismo año en que Paolo Banchero era elegido como número 1 por los Orlando Magic. El base de Chicago entendió entonces que tenía que seguir con su movimiento y se trasladó a Europa, donde empezó una carrera que le ha llevado a cuatro países diferentes (Bélgica, Serbia, Italia y España) en tres años hasta aterrizar en Lugo, donde ha tenido un gran comienzo de temporada.
Está siendo el mejor en el equipo de Velkjo Mrsic, que ha cifrado buena parte de sus aspiraciones de permanencia en el trabajo de este base. De momento, el jugador que más minutos está en cancha en toda la Liga Endesa (31 por partido) lo está rentabilizando siendo el máximo anotador del equipo lucense, así como su mejor asistente y como su jugador más valorado. Y en el Barça pueden dar buena cuenta de ello.