BALONCESTO

Arvydas Sabonis, el zar que "cojo" y que "fumaba en el vestuario" llegó a ser el mejor del mundo: "Jugó 16 años con una pierna"

Compañeros y rivales recuerdan la figura del lituano y de su arrolladora superioridad en la cancha pese a sus problemas físicos.

Arvydas Sabonis tras conquistar la Euroliga con el Real Madrid./ABC
Arvydas Sabonis tras conquistar la Euroliga con el Real Madrid. ABC
Guillermo García

Guillermo García

'Starting 5', el documental sobre el mundo de la NBA que Netflix estrenó el pasado mes de octubre -para mayor gloria de LeBron James y sus herederos- se encontró con un protagonista inesperado. Una figura gigantesca que no estaba prevista pero que durante algunos instantes roba el foco al alero de los Lakers, Jayson Tatum, Jimmy Butler, Anthony Edwards e incluso a Domantas Sabonis, hijo de la estrella del baloncesto de la que estamos hablando. Un hombre, Arvydas Sabonis, capaz de cambiar el juego con una sola pierna y ante el que se rendían las estrellas de una NBA que parecía inalcanzable en los 90.

En el segundo capítulo de la serie aparece Kevin Garnett para hablar de los personajes del documental y al llegar al jugador lituano de los Kings, 'The Mask' hace un alto en el camino para hablar de su padre, Arvydas, con el que coincidió en el fin de semana del All Star. Lo hicieron en el partido de Rookies de 1996 en San Antonio. Un duelo al que Garnett llegaba con 18 años mientras que el pívot de los Portland Trail Blazers lo hacía con 32. Una diferencia bestial y un respeto reverencial por un Sabonis para el que KG sólo tiene elogios.

"Era el mejor del mundo, sin ningún tipo de duda. ¿Y sabes quién lo decía? Sus propios rivales", asegura el que fuera una de las caras de la nueva NBA post-Jordan. "Jugué con el padre de Domantas en el partido de novatos de San Antonio. Fue el primer jugador que vi en mi vida con su mujer en el vestuario y fumándose un cigarro en el vestuario, mientras hablaba: '¿David Robinson? ¿Patrick Ewing? Sí, sí, pero yo soy mejor que esos tipos. Pregúntales'. Sólo despotricaba. '¿Mi hijo? Él será un privilegiado". Una muestra de confianza y cierta parte de arrogancia de quien se sabía uno de los mejores de la historia.

Quien vio jugar a Arvydas Sabonis sabe que no era fanfarronería. Era realidad. Porque hablamos de al que muchos tachan como el mejor jugador europeo de la historia -un debate en el que se las tiene que ver con Petrovic, Kukoc, Gasol, Nowitzki, Jokic o Doncic- y que reinaría sin discusión si las lesiones hubieran respetado esos 221 centímetros de calidad y talento. Y quién mejor que rivales y compañeros para recordar y glosar las glorias de una figura del hombre que pudo reinar.

En aquella Unión Soviética que fabricaba en serie gigantes y leyendas del baloncesto, Sabonis tenía un sitio reservado en primera fila. Su talento y su tamaño llamaban la atención de cualquiera que le veía en cancha. Daba igual que fuera rival o compañero. Todos caían rendidos a su talento, como recuerda Chechu Biriukov, que compartió vestuario con el 'gigante' lituano en las categorías inferiores de la selección soviética antes de obtener la nacionalidad española.

Sabonis con el Forum. ABC
Sabonis con el Forum. ABC

"Jugamos juntos desde muy jóvenes porque jugábamos las mismas competiciones. Éramos casi de la misma edad. Él era del 64 y yo del 63", recuerda el exinternacional español en conversación con Relevo. "Nuestro primer contacto fue en la selección de la Unión Soviética junior, aunque él jugaba en categoría cadete", apunta un Biriukov que guarda en su retina la imagen nítida y clara de quien disfrutó y sufrió a aquel Arvydas Sabonis sin lesiones y que en 1984 dejó una muestra de su potencia en Madrid, cuando en el famoso Torneo de Navidad, rompió uno de los tableros de la antigua Ciudad Deportiva del club blanco. "Que lo pague", le cantó la que años más tarde sería su afición.

"Era mucho mejor de lo que la gente recuerda. Sabas jugó 24 temporadas (debutó en 1981 con el Zalgiris, club en el que se retiró en 2005) y 16 las jugó con una sola pierna", recuerda el que fuera compañero de batallas en los años juveniles en la URSS y más tarde en el Real Madrid. "Sin las lesiones en el aquiles habría sido…".

Los adjetivos no salen para describir a un jugador al que se explotó hasta que quebró. Concretamente entre 1986 y 1987 cuando, como señala Biriukov, se lesionó dos veces consecutivas el Aquiles. Los médicos del Zalgiris y de la selección nacional desoyeron al gigantesco cuerpo de Sabonis y le hicieron jugar incluso lesionado. Eso, en plenas negociaciones con Portland, le hizo reventar y terminó pagándolo con afectaciones en tobillo y rodilla. Fue el momento en el que dijo basta y convenció a los médicos para que le dejaran pasar por quirófano. Una operación que le dejó, como bien apuntaba Biriukov, con una prótesis y una sola pierna en perfectas condiciones. Daba igual. La calidad permanecía intacta.

Buena cuenta de ello da uno de los que fuera sus grandes rivales desde que aterrizó en la ACB, primero en el Forum de Valladolid y después en el Real Madrid. Audie Norris tuvo decenas de batallas con Sabonis y no duda en recalcar la verdadera dimensión del jugador báltico. "Era muy duro, tío. Cojo era mejor que la mayoría de la gente al 100%. Estaba cojo en esa época, pero era muy listo, muy inteligente en la pista. Era duro y con buena mano. Un armario. Era supergigante. Era el más duro al que yo me he enfrentado", concluye el jugador estadounidense.

"Cojo era mejor que la mayoría de la gente al 100%. Estaba cojo en esa época, pero era muy listo, muy inteligente en la pista. Era duro y con buena mano. Un armario"

Audie Norris

Uno de los primeros compañeros que disfrutó de su juego en España fue Juan Antonio Corbalán, otro de los miembros de aquel Forum que saltó la banca de los fichajes random con su llegada a Valladolid un año más tarde que Sabonis y su compatriota Valdemaras Homicius. "Realmente vine a 'pastorear' a Sabonis, lo digo de broma. No tenía ningún predicamento sobre Sabonis y me apoyaba en Javi Alonso", recordaba hace unos meses el base madrileño en los Desayunos de la Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid.

Sabonis hizo las maletas y cambió Pucela por Madrid con una única misión con la camiseta blanca: recuperar el trono en Europeo. Dicho y hecho. "Sabas llegó a Madrid tras ganar el bronce en los Juegos de Barcelona. Fue un revulsivo para el club. El primer año arrasamos y sólo nos faltó la Copa de Europa, que ganamos el año siguiente. Nos daba seguridad, porque hacía muchas cosas", rememora Biriukov en unas palabras que también firmaba Antonio Martín hace un año en una entrevista en El Mundo.

"Sabas era un excelente compañero, una espectacular persona, un tipo especial... y un jugador alucinante. Es que jugaba cojo y daba igual. Había entrenamientos en que casi agradecía que estuviera roto, porque si no en la vida habría estado con nosotros, estaría dominando la NBA. Su manera de disfrutar era maravillosa porque si podía dar 20 asistencias, era más feliz que metiendo 20 puntos. Lo que pasa es que éramos la banda del Mirlitón y tenía que meter él 20 si queríamos ganar", apuntaba entonces entre risas el hoy presidente de la acb.

Un gigante que dominaba desde la inteligencia y la calidad. Jokic antes de Jokic. "Un talento enorme que se cuidaba mucho y que ha sido de los mejores de Europa", concluye Biriukov sobre la trayectoria del 'Zar', el hombre al que sólo las lesiones apartaron del trono y que consiguió el respeto de todo el mundo del baloncesto. Sobre todo de unos rivales como Shaq, Ewing o David Robinson que se rindieron a un talento que hasta Netflix ha sabido reflejar.