Todos los jugadores que están en el Salón de la Fama de baloncesto

Javier Mercadal

Publicado29 de octubre de 2023, 12:55 h

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El baloncesto es un deporte de equipo en el que abundan las estrellas. De hecho, la NBA ha construido toda su narrativa a través de ellas, con eventos como el All-Star Weekend que, más allá de equipos y resultados, reúne a los mejores jugadores de la Liga para celebrar el producto. El estar en el partido de las estrellas es, además, un reconocimiento individual para cada uno de los elegidos. Uno de tantos. La mejor competición de baloncesto del planeta, además, otorga distinciones al MVP de la temporada regular y al de las Finales, así como premios al mejor defensor, al mejor sexto hombre o al jugador más mejorado, entre otros.

Lo hace la NBA y los demás le siguen, claro. Incluso en Europa, donde el baloncesto quizá posee un concepto más colectivo del juego, aunque en el que las individualidades se premian igualmente. Como todo deporte, los títulos conseguidos es lo más importante. Sin embargo, varias son las carreras de jugadores destacados, ídolos generacionales, que dejaron huella pese a marcharse de vacío. Famosos son los casos de jugadores como Karl Malone, Charles Barkley, Allen Iverson o Tracey McGrady, por nombrar solo unos pocos.

Todos ellos, miembros del Salón de la Fama del baloncesto. El deporte de la pelota naranja posee un mecanismo en el que reconocer a los mejores jugadores de su historia, una vez que sus carreras han terminado. Ser introducido en el Salón de la Fama es un honor difícilmente comparable a cualquier otro. Si tu nombre está entre los elegidos, desde luego es que has hecho algo bien.

Pese a que existen otros Salones de la Fama de baloncesto, el de mayor prestigio es sin duda el situado en Springfield, Massachusetts. La cuna del baloncesto, en la que el Dr James Naismith inventó el juego de la pelota naranja en 1891. De hecho, el nombre oficial del recinto es Naismith Memorial Basketball Hall of Fame, aunque coloquialmente no se suele utilizar. El Salón de la Fama del baloncesto fue fundado en 1959 por Lee Williams sin una localización específica. De hecho, hasta 1968 no inauguró su museo e instalaciones.

Formalmente, el 'Hall of Fame' de baloncesto se presenta como una organización independiente sin ánimo de lucro. De hecho, la FIBA abrió su propio Hall of Fame en 1991, aunque no ha conseguido la relevancia de su contraparte estadounidense. Fundamentalmente, porque el de Springfield posee una vocación global evidente. En él no solo se admiten miembros relacionados con el baloncesto estadounidense o la NBA, sino que también forman parte aquellas personalidades relevantes en el ámbito de la canasta a nivel internacional. No solo eso, el Hall of Fame tampoco se circunscribe únicamente al baloncesto masculino. También recoge en él a las figuras más destacadas del baloncesto femenino, tanto jugadoras como entrenadoras.

Para que un jugador pueda ser elegido como miembro del Salón de la Fama de baloncesto han de pasar al menos cuatro temporadas completas desde su retiro. Esto implica que pueden ser seleccionados durante la quinta campaña después de su retiro, pero no antes. Por poner un ejemplo, Kobe Bryant colgó las botas en 2016, por lo que fue elegido dentro de la clase de 2020. Dirk Nowitzki, por su parte, se retiró en 2019, siendo parte de la clase de 2023. Obviamente, esta regla no aplica a personalidades o entrenadores (aunque a estos se les exige eso sí un mínimo de 25 años de carrera). De esta manera, Gregg Popovich acompañó al alemán en la clase de 2023, aún siendo entrenador en activo de los San Antonio Spurs.

El proceso de selección al Salón de la Fama puede resultar un poco complicado. Inicialmente existen dos comités encargados de elegir a los finalistas. Estos son el North American Comitee, formado por nueve miembros y el Women's Comitee, formado por siete miembros. En ellos se debate y vota el nombre de los finalistas. Para que estos pasen a la siguiente fase del proceso, deben recibir al menos siete votos positivos en el comité Norteamericano y cinco votos positivos en el caso del comité Femenino. Además hay un máximo de nombres que pueden avanzar de fase, 10 en caso del North American y cuatro en el del Women's.

Los nombres que pasan el corte son evaluados posteriormente por un tercer comité, llamado Honors Comitee. Nuevamente, dividido en dos subcomités (North American y Women's), aunque en esta ocasión formados por 24 miembros con derecho a voto. Para ser introducido en el Salón de la Fama, se necesitan al menos 18 votos positivos por parte del Honors Comitee. En caso de que un candidato sea descartado cinco años consecutivos, su candidatura se congela durante al menos cinco años.

Además, existe una segunda vía para ingresar al Salón de la Fama del baloncesto. Son los llamados comités de elección directa (Direct-Elect Comitee) y su función es elegir posibles miembros del Hall of Fame pertenecientes a segmentos muy específicos. De esta manera, existen cuatro comités de elección directa: Contributors (aquellos que sin ser jugadores o entrenadores tuvieron una influencia clave en el desarrollo del baloncesto), Veterans (aquellos jugadores que llevan más de 35 años retirados y por una razón u otra no fueron introducidos antes), International (para jugadores o entrenadores fuera de la órbita NBA) y Early African-American Pioneers (que buscan reconocer a aquellos jugadores afroamericanos olvidados en la historia). Cada uno de estos cuatro comités pueden elegir un máximo de un nuevo integrante del Salón al año.

Por el momento, el Salón de la Fama del baloncesto cuenta con un total de 178 jugadores de baloncesto.

Pau Gasol es, por el momento, el único jugador español que ha recibido el honor de ser incluido en el Hall of Fame. El de Sant Boi es el principal representante de la generación conocida como los Juniors de Oro, que consiguió grandes éxitos con la Selección española de baloncesto, entre ellos un campeonato del Mundo en 2006 y dos platas olímpicas (2008 y 2012).

Pero además, el mayor de los Gasol posee una carrera más que destacada en la NBA, algo que lógicamente posee gran peso a la hora de ser seleccionado para tan prestigioso club. Dos títulos de campeón con Los Ángeles Lakers (2009 y 2010), seis elecciones para el partido de las estrellas o el haber sido elegido como rookie del año en su generación son algunos de los logros que certificaron su presencia entre los mejores.

Es de esperar que más temprano que tarde su hermano Marc le acompañe dentro del Salón de la Fama. Incluso, gracias a sus logros internacionales con la Selección y el Barcelona, Juan Carlos Navarro también podría defender su caso con suficientes argumentos para ello. No obstante, mientras eso ocurre, la representación española en el Hall of Fame se completa con Pedro Ferrándiz, introducido en 2007 y el padre deportivo del Real Madrid que dominó Europa en la década de los 60 y 70, y Antonio Díaz-Miguel, seleccionador español que logró la medalla de plata de Los Ángeles 84.

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