El día que Facu Campazzo no pudo enfrentarse al Real Madrid
El argentino vio cómo su exequipo se impuso en su nueva casa, la del Estrella Roja, en la que "se queda", aunque todavía no pueda jugar en Europa (59-79).
Hay miradas que lo dicen todo. Como esa que te echaba tu madre cuando de pequeño la liabas fuera de casa, por ejemplo. No hacía falta que te dijera nada más porque solo con eso ya sabías lo que te tocaba en cuanto llegases a casa. Luego están esas miradas que, con el paso de los años, tú mismo lanzas cuando miras algo teñido con la nostalgia del pasado. Quizá al rememorar un recuerdo o al acordarte de aquel amor que fue y que luego pudo ser de nuevo, pero no volvió. Algo así ha pasado este martes de Euroliga con la mirada de Facundo Campazzo. El base del que disfrutó el madridismo, el que todo madridista quiso recuperar y el que no volvió. Aunque quizá esta vez esa mirada de añoranza fuera compartida con otro sentimiento.
Por parte del madridismo, quizá de respiro, por la ausencia del '7'. Por parte del base, quizá parecía una mezcla de nostalgia con frustración. La rabia enlatada de alguien que quiere… pero no puede. O más bien no le dejan. Por eso, otra vez las camisetas de #FreeFacu con su dorsal y el nombre de Campazzo a la espalda inundaron la rueda de calentamiento y la presentación de un Estrella Roja que sigue haciendo su particular batalla, aunque personificada en el argentino, contra la sanción impuesta por la Euroliga.
Eso sí, aunque, dadas las circunstancias, se rumoreaba la posible salida del base para poder jugar la competición continental de forma inmediata, el jugador llegó al Pionir con el tema ya zanjado. "¡Me quedo en Estrella Roja! Me quedo con el club, con mis compañeros, con nuestra afición y con la ciudad. ¡Vamos juntos con nuevas victorias!", publicaba en su Twitter.
I am staying at Crvena zvezda! I am staying with the club, with my teammates, with our fans and with this city. Let's go together with new victories. Napred Crvena zvezda!
— Facu Campazzo (@facucampazzo) January 10, 2023
Por eso, al inicio del partido, la cámara no falló al enfocar al protagonista, sentado a la izquierda del banquillo, pero no en él, con su compatriota y compañero Luca Vildoza sentado a la derecha, que se perdió el partido por lesión. Y durante la primera mitad, cuando su equipo buscaba aro en la canasta más cercana a ambos, se les veía, de fondo, aplaudiendo e incluso poniéndose en pie cuando alguno de sus compañeros, como Nedovic, lograba romper la pintura de Tavares y sumar. Y no, batir a Tavares, precisamente, no era algo común. La zona era del caboverdiano hasta el punto de que sus rivales trataban de evitar irrumpir en ella para así esquivar el uno contra uno con el pívot.
Eso sí, fue precisamente Nedovic, uno de los primeros en recibir, junto con Vildoza, al argentino -y el único integrante de lo que en Serbia ya se conoce como Trojka (tridente) que pudo jugar ante los de Chus Mateo- quien hizo que lo que parecía un partido a medida para el Real Madrid se fuese al descanso con solo cuatro puntos de diferencia (34-38).
Eso sí, la segunda mitad ya fue otra historia y a la conexión entre Markovic y Nedovic se unió Petrusev para poner a los serbios por delante en el marcador. Y ahí, como no podía ser de otro modo, Campazzo hizo gala del tuit publicado, se levantó, junto con Vildoza y, con rabia, aplaudió la remontada de los suyos (40-38).
Sin embargo, el Real Madrid no se olvidó de lo que hizo en sus dos partidos anteriores. Y, aunque Dusko Ivanovic trató de encontrar la fórmula para que fuera el equipo del Facu el que siguiese marcando el ritmo, el Real Madrid volvió a sacar a relucir su mejor versión, esa que, de seguro, también hizo recordar al argentino su etapa vestido de blanco.
El partido fue para los de un Chus Mateo que, aunque dijo tras la victoria ante Maccabi que no había que perder "el objetivo del trabajo en un camino largo. Que no nos distraiga el oído. Hoy hemos mostrado el carácter de decir: ¿ahora qué? Pues que no te puedes distraer porque en nada jugamos", lo cierto es que el buen estado de forma y la capacidad de producir que demostró, sobre todo en el último cuarto, ya no parece casualidad. Y así se notó en la mirada de un Campazzo, entre abrazos con sus excompañeros tras el bocinazo final, que vio cómo a los suyos se les fue el partido que quiso, pero no pudo jugar ante el Real Madrid (59-79).