BALONCESTO

Joe Arlauckas: "Pablo Laso era el único al que le gustaba la noche más que a mí"

El mítico ala-pívot del Real Madrid en los 90 habla en 'El Mundo' sobre su paso de estrella a exjugador y su historia de superación tras problemas de alcohol y una depresión.

Joe Arlauckas en una imagen de archivo. /ARCHIVO
Joe Arlauckas en una imagen de archivo. ARCHIVO
Equipo Relevo

Equipo Relevo

Quizá a la gente más joven le cueste algo más reconocerlo, pero lo cierto es que si a alguien de la Generación Z que sigue el baloncesto le preguntas por Joe Arlauckas (Rochester, 1965), como mínimo, te sepa decir que jugó en el Real Madrid. Y no es para menos. Él fue quien lideró al equipo blanco en los años 90 hacia aquella ansiada Euroliga, en una etapa que le hizo pasar a la historia como lo que es: una leyenda. Aunque aquello no fue un camino de rosas. El alcohol y la depresión también estuvieron muy presentes durante su carrera (y postcarrera). Pero su historia es de esas que sirven como ejemplo para mostrar las dos caras del deporte de élite. Eso sí, con final feliz.

Porque más allá de aquel ala-pívot que, junto a Sabonis, fue un líder nato o que acabó siendo confidente del Pablo Laso jugador dentro del vestuario blanco, Arlauckas también vivió un descenso a los infiernos. De todo ello ha hablado en una entrevista con El Mundo, en la que también recuerda ese 'feeling' especial con el hoy técnico del Bayern de Múnich, Pablo Laso.

"Era la única persona a la que le gustaba la noche más que a mí, nos entendíamos perfectamente dentro y fuera del campo. Nunca he tenido una química igual con alguien. Era un líder. Si él veía que yo fallaba dos, no me la pasaba y a callar. Tenía un carácter y una inteligencia tremenda", reconoce el ala-pívot, que también confiesa que incluso llegó a "coger un poco de asco" al Real Madrid antes de firmar por el equipo blanco. "Lo veía como un gigante al que me decían que no se le podía ganar. Era una mezcla de asco y celos. Tenía más ganas de matarles que a ningún otro equipo", confiesa, en referencia a su etapa en Málaga (su primer destino en España) y Vitoria.

Arlauckas durante su etapa en Málaga frente al Real Madrid en 1989.  ARCHIVO
Arlauckas durante su etapa en Málaga frente al Real Madrid en 1989. ARCHIVO

Lo cierto es que este jugador interior siempre quiso "dedicarse al béisbol", pero al no recibir ninguna beca universitaria para estudiar y a la vez ser deportista -su sueño- acabó optando por la pelota naranja. Con ella sí que le abrieron las puertas de varias universidades y finalmente se decantó por Niagara. Y ahí acabó convertido en leyenda... nocturna. "Somos muy gilipollas a esa edad. No tiene precio vivir solo, luchar cada día por ti, entrenar... y salir cada noche. Creía que podía con todo. Salíamos, bebíamos y hacíamos todo tipo de locuras. Mi segundo año en Niagara nos fuimos de juerga a Tampa y nos pasamos mil kilómetros. A la vuelta me empezó a doler todo y tenía un problema gástrico de tanto beber. (...) Me ingresaron siete u ocho días. Perdí 18 kilos", confiesa en la citada entrevista.

Lo cierto es que durante su etapa blanca, con Zeljko Obradovic como técnico, Arlauckas tenía un ego desmedido. "Entendía así el deporte", reconoce. Por eso le sorprende que hoy día los jugadores puedan ser mucho más llanos a nivel personal. "Flipo con los jugadores de hoy en día porque son todos buena gente. Yo era un auténtico hijo de puta. Ganaba dinero, hacía lo que quería, era una estrella... Era una mala persona capaz de hacer y decir las cosas más salvajes", explica.

Por eso, toda aquella mochila de desfases acabó pasándole factura sobre todo durante su salida del Real Madrid. "Llegó Miguel Ángel Martín y fue a por mí. Empezó a filtrar mentiras. Aprovecharon para hacer una campaña y echarme sin pagar, pero el que lo provocó todo fue él. Me chantajearon: me amenazaron con unas fotos con otra mujer que no existían, filtraban que tomaba drogas e intentaban pillarme en controles... Todo mentira".

Y tras aquello, Grecia, una retirada y una vuelta a EE. UU. en la que las cosas no fueron bien. Ahí, su vida cambió por completo, su matrimonio se rompió y cayó en una depresión de la que finalmente, con ayuda psicológica, logró salir y ser lo que es hoy: embajador de la Euroliga desde Madrid, donde reside y desde donde dirige un gimnasio y emite un podcast.