BALONCESTO

Sonja Vasic: "Dar publicidad y hablar de los problemas que se sufren como hizo Marta Xargay es realmente increíble"

La mítica exjugadora serbia habla en Relevo sobre su retirada, el crecimiento del baloncesto femenino y lo que fueron sus últimas temporadas.

Sonja Vasic, durante los Juegos de Tokyo, justo antes de retirarse. /GETTY IMAGES
Sonja Vasic, durante los Juegos de Tokyo, justo antes de retirarse. GETTY IMAGES
Noelia Gómez Mira

Noelia Gómez Mira

Cuando empezó a jugar, su apellido ya apuntaba alto. Nada más que por lo icónico que suponía que una jugadora de baloncesto procedente de la antigua Yugoslavia se apellidara Petrovic -aunque no hubiera relación, más allá de compartir nombre, con el mítico jugador croata-. Sin embargo, pronto se encargó de hacer carrera y de que a Sonja Vasic -apellido que asumió al casarse en 2019- (Belgrado, 1985) se la reconociese a nivel mundial. Primero, por ser referente del baloncesto europeo de este siglo XXI (por algo coronó tres Euroligas), después por haber jugador al más alto nivel al otro lado del charco, en la WNBA, y también por ser la líder de la generación que marcó un antes y un después con Serbia. Esa que se ganó el Eurobasket de 2015, se colgó el bronce en los Juegos de Río de 2016, mismo metal que repitió en el Eurobasket de 2019 y que se colgó el oro en el que fue su último Eurobasket, el de 2021 -se retiró tras los Juegos de Tokyo-, en el que, además, puso el colofón final a su carrera alzándose con el MVP.

Por eso, si hay una voz autorizada para hablar del baloncesto femenino y de todo lo que ha avanzado en los últimos años, esa es, sin duda, ella. Una jugadora que antepuso la ilusión de jugar al dolor y las lesiones, que dejó huella allá por donde jugó -incluidos Barça y Girona-, que compartió vestuario con la española Marta Xargay y cuya carrera es un ejemplo para todas las que vienen por detrás. Y de todo ello habló con Relevo, a través de una videollamada, aprovechando su visita a Valencia con motivo de la presentación de las finales europeas júnior de la NBA.

Sonja Vasic habla a Relevo de cómo jugó con dolor las últimas temporadas. Relevo

Tus últimas temporadas fueron difíciles por las lesiones y el dolor que las acompañaba. ¿Tan duro fue?

Ahora no tanto. Cuando echas la vista atrás con el tiempo que ha pasado y como pasa en todas las relaciones, aunque ahora estemos hablando de la carrera deportiva, siempre sueles recordar solo la parte buena. Supongo que es la memoria selectiva. No te acuerdas tanto del dolor y del sufrimiento. Es decir, fue un reto. Tuve muchas lesiones, especialmente en mis temporadas en el club, fue duro, cada día era un reto el ir a entrenar y prepararme para los partidos. Honestamente, a veces no era solo por mí, pero cuando eres parte de un equipo, tú siempre tienes que pensar: ¿estoy haciendo cada entrenamiento como las otras jugadoras? Ya sabes, ¿cómo puedes jugar 30 minutos si te saltas algunos entrenamientos? ¿Es justo? ¿Lo es para las demás? Así que también fue pensar un poco en un panorama más amplio. Pero al final tuve el final de cuento de hadas. Gano el Eurobasket con mi selección y aunque terminamos cuartas en los Juegos Olímpicos, fue también un gran resultado. Así que te enfocas en lo bueno y recuerdas la parte buena. Para mí eso era más importante. Me probé a mí misma, terminé con nota alta y en mis términos, siendo parte de la cima y del grupo líder de jugadoras que pudieron hacerlo. Así que te acuerdas de esa parte y te aseguras de que dejas todo lo malo atrás.

Entonces, ¿mereció la pena jugar con todo ese dolor?

Sí, obviamente. Al final no me puedo quejar. En todos los deportes tú tienes parte buena y parte mala. Las lesiones son probablemente la peor parte que te puede suceder. Pero, al final, yo tuve una gran carrera, gané muchas cosas y también conocí gente genial que me quedo como amigos para toda la vida. Hice mi familia a través del baloncesto. Cuando ves todo el dibujo, creo que me ha dado mucho más de lo que jamás hubiera podido soñar de niña.

Ahora el baloncesto para ti es muy diferente. ¿Cómo llevas el verlo desde fuera? ¿En algún momento te has planteado volver?

¿Honestamente?... No (ríe). Porque ahora sí que veo cómo está cambiando el juego, cómo evoluciona todo el rato y siento como que volver sería un reto físico, también mental para estar disponible para volver, ya sabes, dobles sesiones sufriendo, sudando… No es tan fácil tomar una decisión. Tienes que hacer el trabajo. Aunque, sinceramente, es bonito jugar al baloncesto. Me gusta ver el juego, especialmente de baloncesto femenino, cuánto se ha desarrollado, cuánto ha sido promocionado, cuánta gente hay alrededor del baloncesto. Pero creo que se ha entendido qué tipos de productos hay en el baloncesto y eso ha hecho posible que se comercialice mucho mejor. Ves más oportunidades para las jugadoras jóvenes y eso es lo que tú querías ver para ti, para tu deporte. Es siempre divertido seguirlo. Es un poco más emocional y duro cuando ves a la Selección, pero esta situación es genial. Es guay ver cómo el juego está cambiando.

Sonja Vasic habla sobre su experiencia sobre la dureza de la disciplina en el baloncesto.Relevo

Tu amiga Marta Xargay confesó haberlo pasado mal en su etapa en Rusia con Lucas Mondelo. ¿Tú pasaste por algo similar en algún momento de su carrera? ¿Sufriste abusos verbales?

Sinceramente, no. O al menos, yo no lo sentí de esa manera. Es verdad que a veces lo pienso, vengo de un sitio, de una cultura, en Serbia, donde hay mucha disciplina, gente muy estricta y la forma en la que se nos trata desde que somos jóvenes es similar a esto a lo que quizá alguna gente pueda llamar abuso verbal o cosas que no son bonitas y que quizá debes aceptar. Así que quizá las cosas que eran normales para mí o que a veces eran como aceptables para otra gente, quizá no lo eran. Desafortunadamente, la gente espera que tú cuando eres una atleta necesites superar tus límites, superar barreras y siempre superar retos. Y a veces lo que haces en tu vida no tiene que ser así. A veces no tienes que aceptar todo lo que te lanzan. Así que para mí, lo de Marta, dar publicidad y hablar de los problemas que tantas chicas y jugadoras han tenido, pero que no sienten la confianza de hablar de ello… Es realmente increíble que ella diera ese paso, que haya sido la persona que haya contado su historia y que quizá pueda dar valentía a otra para que haga lo mismo.

Hablando de expectativas, ¿alguna vez pensaste que no podías más con la exigencia que ponían sobre ti?

Siempre, pero, sinceramente, no eran de otra gente, es más que nada por cómo crecí, sentía que algo dentro de mí me hacía tener las mayores expectativas sobre mí misma. Yo era la que más me exigía porque siempre creo que lo puedo hacer mejor, o que quizá debería ser más devota, quizá debería esforzarme más, y siempre presionándome para más. Y al final, es duro y un reto, pero a veces era el impulso que me daba energía para hacer las cosas que hice. Entonces creo que todo se reduce a cómo eres a nivel de personalidad, qué tipo de carácter tienes… Para mí, a veces, un poco el sentir la presión era lo que me daba todo para hacerlo, para tener confianza y poder llegar a ser la jugadora que soñé que sería un día. Así que no es fácil el proceso, pero al final, si tú acabas siendo ganadora, superarte a ti mismo y a tus expectativas es la cosa más increíble que se puede sentir.

¿Y qué pasó en Kursk? ¿Cómo recuerdas aquello?

Fue difícil. Supongo que porque la temporada iba a ser un desafío, pero sobre todo, por mi personalidad, no me sentía como una invitada (alguien de fuera) como quizá sí que se sentían las extranjeras, porque hablaba el lenguaje, entendía la cultura, nosotros veníamos de lo mismo, ya sabes, de orígenes similares, serbios y rusos. Así que sentí la conexión y quizá otras extranjeras no. Yo no me sentía tan sola y cosas así porque yo podía conectar con la gente, ir alrededor de la ciudad, hablar, podía hacer cosas que a lo mejor otras extranjeras no tenían oportunidad. Pero el reto para mí fue como que en mi opinión teníamos un gran equipo, muy buenas jugadoras, grandes estrellas, y no llegaron los resultados que se esperaban. Eso siempre es un poco decepcionante porque piensas que tenías un equipo hecho para alcanzar títulos, pero siempre te quedas corto y obviamente a veces hay algo que no funciona y eso es duro. Pero al final, como todo en la vida, es una especie de escuela ocasional y creo que aprender cómo funciona el entorno, cómo es realmente útil, te dará el conocimiento que tú luego puedes usar en tu vida.

Quizá no eras la mejor anotadora, la más física o la que más saltaba, pero eras una de las mejores. ¿Cómo lo conseguiste?

Oh, gracias (ríe). Simplemente sentí exactamente eso, que tal vez no era la mejor en algunas cosas, pero que podía jugar en defensa, o sabía que podía pasar la bola a la que era mejor para eso. O quizá no tenía un buen día en la pista, pero podías sentir que gritaba y no tiraba la toalla si estaba en el banquillo. Así que para mí el final del partido era siempre una victoria, el ganar un partido, un campeonato. Entonces que fuera la líder en pista o solo que despertara a un líder, eso no importaban, lo único era importante era que hacía mi parte en el equipo. Y obviamente cuando pones las cosas en perspectiva y cuando estás dispuesta a sacrificarte por el equipo, siento que tendrás tu recompensa. Es decir, como que las cosas buenas llegarán a tu camino. Y realmente eso me impulsó a ser versátil y poder hacer cosas diferentes en la pista. Entonces ya sabes, me siento muy afortunada en los equipos, también en mi selección, de que pudiera hacer grandes cosas, pero no a nivel de ganar títulos, sino más algo como poner el baloncesto femenino serbio en el mapa. Que fuera un país de baloncesto, pero muy loco por el baloncesto, asegurarte de que nuestro nombre se mencionaba y traer oportunidades a chicas para que empiecen a jugar al baloncesto en Serbia y luchar para que crezca y por los derechos de las jugadoras es algo que creo que es más valioso que solo los títulos y medallas que ganamos.

Sonja Vasic habla sobre Caitlin Clark.Relevo

Como comentabas, el baloncesto femenino estás creciendo y ahora hay un nombre que predomina: el de Caitlin Clark. ¿Cómo de importante es una figura como ella en ese crecimiento?

Obviamente es muy importante. Tienes una cara que es reconocible y no solo para otras jugadoras, sino para chicas jóvenes, chicos jóvenes, grupos objetivos que son muy diferentes y que la ven como la cara del baloncesto. Básicamente, ella está haciendo humano el baloncesto fuera de él, para mí esa es una sensación increíble porque sientes como que al final lo conseguiste. Siento que teníamos muchas jugadoras de ese calibre o incluso mayor, pero creo que sin las redes sociales y sin la tecnología que había en ese momento la gente no entendía el producto que tenía para comercializarlo. Así que no usaron las historias que se han tenido, como la de Breanna Stewart, ganando cuatro campeonatos nacionales… Que se pregunten, ¿quién es la europea que ha sido MVP de las finales de la WNBA? Es decir, tienes tantas historias inspiradoras que no han sido usadas de la manera correcta. Entonces que al final se avance una jugadora, una persona que también está dispuesta a abrazar ese papel, porque eso no es fácil. Es gracioso porque siento que todos los periodistas con los que hablo me preguntan por ella. Entonces, obviamente, ser esa cara y poder llevar ese tipo de carga es algo genial que tenemos como deportistas.

Si tuvieras que quedarte con una rival, ¿quién sería?

Las rivales más duras a las que me he enfrentado han sido Diana Taurasi y Maya Moore. Creo que son dos mujeres jugadoras que han llevado a sus equipos y ganar partidos sin importar la situación. Creo que, desde el otro lado, ellas fueron las que realmente cambiaron el juego cuando lo llevaron al prime time.

Y ya que están los Juegos de París a la vuelta de la esquina, la gran pregunta: ¿se puede vencer a EE.UU.?

No estoy segura… (ríe) Creo que si alguna selección viene cargada de fuerza y preparada podría ser. Pero, sinceramente, el equipo femenino de EE. UU. es mucho más fuerte, más diferencial… Creo que es una posibilidad remota, pero espero que alguien demuestre que estoy equivocada.