Leticia Romero gana la batalla: "Aprendes a ver la adversidad como una oportunidad"

Leticia Romero tiró abajo la puerta de la Selección absoluta en el verano de 2015. Con apenas 19 años. Por aquel entonces la jugadora canaria era una de las mayores promesas del baloncesto femenino y una figura emergente en el panorama de la NCAA en las filas de Florida State. Entonces fue su primera aparición con el equipo nacional y su primera medalla con el bronce conquistado en Budapest. Después llegaron la histórica plata en los Juegos de Río y el oro en el Eurobasket de 2017 en Francia. Y desde entonces… la nada.

En 2018 Lucas Mondelo no cuenta con la base canaria, entonces jugadora de las Dallas Wings de la WNBA, para el Mundial de Tenerife. En 2019 volvía a quedarse fuera de una convocatoria, esta vez para el Eurobasket de Belgrado, apenas dos meses antes de romperse el cruzado anterior de su rodilla derecha. Una lesión que ponía su carrera en jaque. Más tarde llegaría una pandemia que paralizó el mundo y que a ella le afectó en forma de positivo poco después de volver a las canchas. Tocaba volver a empezar.

Primer descarte para el Eurobasket de 2021 y para los Juegos de Tokio, el tren de la selección nacional parecía pasar para Romero. Sin embargo, el cambio en la dirección del equipo volvió a abrir las puertas de la jugadora canaria, que nunca se rindió en su empeño por volver a vestir la camiseta nacional. "Yo nunca pensé que fuera mi final en la Selección porque siempre he tenido la confianza que si estoy a mi mejor nivel y doy mi mejor versión, siempre creo que puedo. Sé que depende de mí y sabía que era difícil, pero no imposible. Estoy contenta de volver a la dinámica del equipo", confiesa en conversación con Relevo horas antes de jugarse la clasificación para el Eurobasket frente a Hungría.

"Sabemos que no va a ser fácil, pero veo a la gente muy metida", asegura la jugadora del Valencia Basket. "Tenemos muchas ganas y veo a mis compañeras muy tranquilas. Yo creo que vamos a salir bastante concentradas y con muchas ganas de que llegue el partido y poder ya conseguir la clasificación. Las sensaciones son bastante buenas".

Es la nueva Leticia Romero. Siempre positiva, porque ya ha visto la cara menos amable del deporte. Esa que te hace replantearte tu vida y si todo el sacrificio merece la pena. La base de Agüimes nunca dejó que el pesimismo le anotase en la cara y siempre tuvo claro que la luz siempre aparece al final del túnel.

"Mi mentalidad fue buena en todo momento. Fue parte de un proceso para hacerme más fuerte. Me di cuenta de que sólo podía hacer una cosa: controlar cómo reacciono a esas circunstancias", recuerda ya sin amargor la base canaria. "Aprendí a conocer mi cuerpo, a trabajar físicamente mis debilidades. Me convirtió en una jugadora diferente. Más fuerte".

La velocidad de la juventud ha dejado paso al sosiego de la madurez. Romero no ha perdido la chispa de su juego, pero ahora controla en qué momento prenderla. "No sé en qué momento sucedió. Yo creo que ese cambio es más un proceso, pero no el final. Además, llevo años sin venir a la selección y eso me ha permitido usar los veranos para parar, pensar y analizar. Llega un punto en el que ves las cosas diferente, con perspectiva. Ves la adversidad como una oportunidad que como una dificultad".

Con ese espíritu y la llegada de Miguel Méndez, Romero, admiradora de una Laia Palau a la que echa de menos en el campo y en el vestuario. ha recuperado el sitio que un día tuvo. Pieza básica de una selección que tiene más de medio billete al Eurobasket en la mano. Una victoria podría significar el pasaporte directo para Eslovenia, siempre y cuando Rumania también pierda. Pero si no fuera matemático sí que estaría prácticamente hecho. Una derrota por más de los cuatro puntos de Hungría complicaría el primer puesto de grupo, y habría que buscar ser uno de los mejores segundos.