Erazem Lorbek explica cómo aquel todopoderoso Barça se la pegó con Baskonia hace quince años: "Jamás pensamos que podían ganarnos"
El exjugador culé y de Unicaja habla en Relevo de su carrera y de su etapa en la Ciudad Condal.

Puede que muchos aficionados de la canasta ya lo olvidaran, haya otros que no lo vivieron jamás o incluso algunos lo sigan anhelando todavía. Sí, efectivamente hubo un tiempo en que la sección de baloncesto del Barça funcionaba sin altibajos tanto fuera como dentro de la cancha. Apenas conocía la zozobra, y el cartel de talentos en sus filas era cuanto menos impresionante. Era como ir a la ópera. Lirismo puro.
La generación compuesta por Juan Carlos Navarro, Ricky, Pete Mickeal, Grimau, Basile, Víctor Sada o el violinista Erazem Lorbek (Liubliana, 1984) fue la última que pudo competir verdaderamente en Europa. Quizás una de las tres mejores de todos los tiempos, junto a la de los años dorados de Aíto García Reneses (Norris, Epi, Montero, Jiménez, Solozábal…) o la de Pesic en 2003, con la cintura de Bodiroga y Fucka abanderando la corrida como grandes toreros del parqué.
La acorazada en el trienio culé de Jasikevicius quiso acercarse a ellas, pero le faltó la voz de soprano, siempre capital. Ausentaba Maria Callas, y el juego no levitaba. Era demasiado chato, férreo, tenso y rígido. Se evidenciaba la ausencia de duende y ángel… La solfa de un jugador que se moviera con la ligereza y la superficialidad de un superdotado. Sí, puede que le hiciera falta un nuevo Lorbek, que ahora atiende a Relevo por teléfono desde la Ciudad Condal, donde vive desde hace años. Habla de todo esto y mucho más.
Tu primera experiencia en el extranjero fue el Unicaja de Scariola. Llegas en 2006 procedente de la Fortitudo Bolonia. ¿Cómo la recuerdas?
Nada sencilla, porque era el vigente campeón del campeonato. Yo era un novato, y ya me tocaba suplir a un gigante como Garbajosa, elegido MVP la temporada anterior. Era uno de los más grandes de España, sin duda. Fue todo muy complicado para mí.

Juegas solo trece partidos. Después vuelves a Italia (Treviso y Virtus Roma). La temporada 2008-09 acudes a la corte de Messina en CSKA. ¿Qué te enseñó?
Ettore es uno de los entrenadores, de los mentores de baloncesto más importantes del mundo. Con él aprendí algo difícil: qué significa jugar en un equipo grande. Parece sencillo, pero no lo es.
¿Qué edad tenías cuando Indiana Pacers te drafteó en segunda ronda?
Dieciocho años, creo. Llegamos a un acuerdo: tenía que formarme más jugando la Euroliga. En la temporada 2004-05, de hecho, fui elegido mejor joven de esta prestigiosa competición. La verdad es que la NBA entonces era mucho más física que hoy. Piensa que Jermaine O'Neal, Artest o Reggie Miller jugaron unas finales del Este contra los Pistons de los Wallace. ¡Increíble!
Por Relevo ya han pasado muchos jugadores pertenecientes a las plantillas de las dos Euroligas que, de momento, tiene la entidad blaugrana. En 2010 aplastáis al Olympiacos de Giannakis y Teodosic. Tú siempre hablaste de Navarro y Ricky. ¿Te hicieron mejorar?
Tuve que adaptarme a su ritmo vertiginoso. Me hizo crecer tanto, que todo lo aprendido me benefició después en otros equipos. Con ellos la pelota corría más rápido de lo normal. Ricky, en los contragolpes, hacía circular el balón como en la NBA. Navarro, qué decir, era un atacante nato. Tenían velocidad mental; jugaban con otro voltaje.
¿Cómo es posible que ese equipazo perdiera 3-0 en la final de la ACB contra el Tau de Ivanovic?
Les subestimamos. Nos sentimos superiores, porque habíamos dominado toda la temporada. Jamás pensamos que el Baskonia podía ganarnos. Quizás nos relajamos, nos desconcentramos tras lograr la ansiada Euroliga. Si no estás al cien por cien contra un grande como Baskonia, te aniquila.
Esos años de Xavi Pascual destrozasteis de forma sistemática al Madrid de Messina. Sorprendió esa inusitada facilidad ante un trasatlántico dirigido por un técnico con cuatro Euroligas en su haber.
Fácil. Teníamos jugadores que querían hacer algo grande en sus carreras. Queríamos, por fin, conquistar Europa. Recuerdo nuestro banquillo, con estrellas incluso mejores que los del quinteto inicial. Xavi Pascual supo mantener la tensión competitiva durante todo el tiempo pese a los éxitos y copas que íbamos ganando y cosechando. Ese Real Madrid estaba en formación, por cierto. Fue un factor diferencial.
Hace años vi que a Pete Mickeal le entrevistaron en el canal oficial de la Euroliga. Habló de lo mucho que le ayudó Rubio cuando tuvo el problema pulmonar. ¿Os afectó mucho?
Fue muy jodido todo. Una pena perderle tanto tiempo, porque era nuestra referencia. Era clave. Tenía mucho físico y gran personalidad. Un referente cuando se trataba de ganar partidos duros de juego. Sin él fue todo mucho más difícil. Sí, quizás fue el motivo por el que no alcanzamos la Final Four de Barcelona un año después (2011, venció Panathinaikos en el Palau).
El declive definitivo de ese Barça fue en 2014. Barcelona 62-100 Real Madrid en las semis de la Final Four. ¡Una apisonadora blanca ante un grupo indolente!
Un día muy complicado. No supimos competir. Yo jugué lesionado, y sí, el Madrid consiguió terminar con nuestro dominio. Lógicamente no estuvimos nada finos. Fue difícil, aunque a veces es más duro perder de poco. Por ejemplo, en el final de Liga contra los de Ivanovic caímos 3-0, pero en los tres choques el resultado estuvo muy ajustado.
Te marchas del Barça al acabar esa temporada. Antes también estuviste cerca de salir a San Antonio Spurs, pero la directiva culé te ofreció un contrato suculento para retenerte. ¿Es verdad?
Sí. Además, me encontraba bien en Barcelona. Me sentía muy cómodo jugando ese baloncesto. San Antonio, por su parte, ya tenía un bloque prácticamente construido. Eran los últimos años de Ginobili y Parker, y a mí me querían a medio plazo. Por todo eso decidí quedarme en Europa. Cuando terminó la temporada, en 2014, me marché porque no supimos cómo subsanar mi problema de rodilla.

Cuando volviste de la lesión -más de dos años después- intentaste probar con algunos clubes como Cantú o Sassari, pero nada. Se acabó tu magnífica carrera en 2018.
Mi recuperación fue larguísima. Después intenté con equipos de Primera, pero tuve que interrumpir para siempre mi carrera de baloncesto. He disfrutado mucho, eso sin ninguna duda. También gané títulos importantes.
Siempre quedará tu Barça… Y esa Roma random con Dejan Bodiroga.
Cumplí un sueño al coincidir con él allí. Fue fantástico. Era uno de mis ídolos de pequeño. Recuerdo esa mítica Yugoslavia que jugaba las finales contra el Dream Team. Dejan ha sido el mejor europeo de todos los tiempos.
Lo de ver al Barça ganando la tercera Euroliga suena, de momento, a utopía. Han pasado quince años desde la vuestra. Buena ocasión para redimirse.
Esperemos que no sea utópico. Ojalá la gane pronto. Así lo deseamos quienes queremos mucho a este gran club.