El Real Madrid avanza a paso de 'Tortuga'

Al Real Madrid todavía le faltan aspectos por pulir para llegar a la brillantez de épocas pasadas, pero sigue teniendo oficio y capacidad de sufrimiento para sacar adelante compromisos como el que le planteó el Valencia (86-85) en los cuartos de final de la Copa del Rey. Partidos de esos que pueden terminar valiendo campeonatos y que te hacen subir la barrita de la confianza hasta la zona verde. Porque si en esas eres capaz de sobrevivir, lo que demuestras es que puedes con todo.

Todo es más fácil cuando tienes un héroe de videojuego como es Tavares. El caboverdiano le pidió a Hezonja el traje de Supermario y ante los taronja volvió a pasarse el videojuego. Especialmente en los niveles más difíciles o en los momentos en los que a sus compañeros se les encoje la muñeca en el exterior (18% de acierto desde el triple). Los fallos constantes del Madrid dieron alas al Valencia, que creyó que podía llegar al sol. Sin embargo, el gigante terminó por eclipsar la esperanza taronja y mete al Madrid en unas nuevas semis coperas. Aunque sea sufriendo.

Cuanto más encallado está un partido más brilla el juego de Gabriel Deck. El Real Madrid tiene quilates de sobra en ataque con jugadores como Musa o Hezonja y desequilibrio en la figura de Tavares. Pero también necesita guerreros que bajen al barro y en esas lides pocos se manejan como 'El Tortuga'. Defensa, intensidad, físico y aunque a veces no lo parezca, también puntos. El de Colonia Dora es un currante y solo así entiende la vida y el baloncesto para beneficio de un Real Madrid que ya está tardando en renovar un contrato que termina en 2024 y por el que muchos se pegarían.

El Real Madrid puede presumir de muchas cosas esta temporada. Y una de ellas, al menos al principio de temporada, era su juego interior con dos de los mejores cincos del panorama europeo: Tavares y Poirier. Sin embargo, en las últimas jornadas el francés está dando un paso atrás en su rendimiento y el equipo lo nota. Y así sucedió en el segundo cuarto, cuando el pívot galo salió para dar descanso al caboverdiano. Fue en ese momento cuando el Valencia Basket se metió en el partido y creyó en una victoria que peleó hasta los últimos momentos. Con Poirier en pista en ese cuarto el +- blanco fue de -7 y su incidencia, especialmente en ataque, deja síntomas de preocupación. Y algo parecido sucede con Yabusele.

El partido de cuartos entre el Real Madrid y el Valencia no fue un placer para los sentidos. Al menos no para la vista. Fue un encuentro áspero, más condicionado por los fallos que por los aciertos. Sin embargo, el baloncesto siempre encuentra la manera de dejar una foto, un instante grabado en la retina de los aficionados. Podía ser un mate de Musa por el centro de la zona en el tercer cuarto o un mate de Hezonja de espaldas, pero el póster que hoy colgaría en mi habitación sería el de Klemen Prepelic al final del segundo cuarto. El esloveno anotó un triple desde su casa para cerrar el acto y meter al Valencia en el partido. Un canastón para la foto.

"Qué narices tienes, Pradilla, qué narices tienes". Sí, sé que el cántico popular utiliza otra palabra, pero queda mal ponerla en un texto que pretende ser serio. Además, al final el espíritu del mensaje es el mismo. El joven es mucho más que talento y demostró que no se arruga ante nadie. No tuvo su mejor partido en ataque, pero siempre cumple en defensa y, sobre todo en entrega. Eso nunca le puede quedar en el tintero. Además se permitió el lujo de dejar una de las 'casi jugadas' de la noche cuando botó a la derecha, cambió a la izquierda, dejó a su par en el suelo e intentó un mate que habría sido top 1 de la Copa… hasta que se encontró con Cornelie. Sin embargo, fue una nueva muestra de su personalidad.

El baloncesto es un deporte precioso. Vuelos sin motor, triples desde el logo, tapones estratosféricos… pero también es un deporte espeso cuando los equipos se dedican más a la guerra de guerrillas. Con tanto talento en pista como el que juntaron Real Madrid y Valencia se hace difícil de entender que se hable más de ciertas decisiones arbitrales que del juego como la antideportiva de Arostegui a Tavares. Decisión discutida e indiscutible a la vez, pero que subió los decibelios del pabellón. No fue la única polémica en torno a un arbitraje que no mostró su mejor nivel.