Ibon Navarro: "Tenemos que exigir el máximo posible al Barcelona para que nos pueda ganar"
Hace un año Ibon Navarro llegó al banquillo de Unicaja. Cogió al equipo luchando por evitar el descenso. Cumplió el objetivo y hoy los malagueños vuelven a la Copa.
Sin probetas, pero con una pizarra que hasta el mismo Scariolo estudia. Así ha cambiado Ibon Navarro la cara a este Unicaja en apenas un año. El técnico vitoriano asumió las riendas del conjunto malagueño en febrero de 2022, en uno de los momentos más complicados de su historia. Y poco a poco fue cumpliendo los objetivos.
Primero fue la salvación en una pelea insólita para un equipo acostumbrado a pelear por otros objetivos. Después fue construir un equipo nuevo en verano y dotarle de una nueva identidad para volver a pelear en todos los partidos. Otro tick azul para Ibon. Por último fue clasificar a los costasoleños para una Copa que echaba de menos a la afición cajista, tan presente en las últimas décadas. Meta alcanzada.
Y ahora en Badalona el técnico vitoriano, químico de profesión, parece tener escondida la fórmula para dar un golpe en la mesa y ganar a uno de los grandes favoritos al título como es el Barcelona de Jasikevicius: "Tenemos dos opciones, nosotros jugar muy bien y que el Barça no juegue a su nivel". No es fácil. Pero nadie dijo que lo fuera, como el mismo Navarro explica en Relevo.
Han pasado 365 días desde tu llegada a Málaga, ¿cuál es el balance?
Es evidente que hay una primera parte que fue acabar la temporada pasada como se pudo. Había que lograr lo antes posible las victorias necesarias para que el equipo no sufriera por mantener la categoría, que tal y como estaban las cosas no parecía fácil. Conseguimos sacar cinco partidos seguidos que nos dieron la tranquilidad. En ese punto, como yo ya había hablado con el club, había muchos jugadores que acababan contrato y era vox populi que se avecinaba un cambio total de proyecto, así que los jugadores de una forma inconsciente seguramente se dejaron ir.
La verdad es que las sensaciones con las que acabamos la temporada fueron muy malas, pero bueno, era un escenario que sabíamos que se podía dar.
A partir de ahí empieza el verano y empieza el proceso de reconstruir un proyecto con nueve caras nuevas, manteniendo tres jugadores que eran importantes como Alberto Díaz, Darío Brizuela y Jonathan Barreiro. Y la verdad es que estamos contentos con el resultado, porque no es fácil fichar jugadores y que los nueve estén dando el rendimiento que están dando. Estamos poniendo las bases para que el proyecto Unicaja vuelva a ser un proyecto bonito, un proyecto ambicioso y que el club recupere un poco el estatus que se había perdido en los últimos años.
¿Cómo luchas en tus primeros partidos de la temporada pasada contra esa presión por ver a Unicaja en los puestos tan bajos de la clasificación?
Era un grupo de jugadores que tenía una autoestima muy baja, un grupo de jugadores que no se encuentran cómodos en el campo porque cuando se supone que tienes que ganar y pierdes tanto, siempre hay muchas dudas. Ahí la labor más que de baloncesto, que también, trabajamos a nivel grupal, de cohesión, de ponernos objetivos alcanzables e intentar que fueran más allá de ganar o perder.
Desde ahí tuvimos la suerte de hacer un buen partido contra el Madrid, que perdimos de uno, y después empezamos a enganchar las victorias de Fuenlabrada, Obradoiro, las de casa… El equipo fue viendo que lo que estábamos intentando hacer ayudaba a ganar. Luego fuimos al Palau, donde perdimos a Carlos Suárez y Abromaitis, pero ganamos. Y después vienes del Palau y recibíamos al Tenerife. El equipo en aquel partido concretamente se dejó ir. Dimos una mala imagen en casa y a partir de ahí nos fue imposible. Lo intentamos con algunas dinámicas de grupo, pero ya no pudimos rearmar el equipo porque al final los jugadores tienen sus familias, tienen sus carreras y todo el mundo se veía fuera de Málaga.
"En el momento en que el equipo se salvó, a los jugadores les pedimos un poco más, a ver si podíamos meternos en playoffs. Pero los jugadores ya no lo dieron. Sabían que iban a salir"
¿Y tú en algún momento pensaste en dejarte ir?
Yo sabía perfectamente lo que iba a pasar porque me explican cuál es la situación del equipo. También vengo porque sé que en verano voy a poder cambiar muchos jugadores para seguir el proyecto y el club me transmite que la persona que quiere que encabece ese nuevo proyecto soy yo. Evidentemente, cuando se pierden partidos llegan las dudas, pero en el cuerpo técnico intentamos por todos los medios volver a enganchar a la gente, pero hay veces que ya no puedes.
En el momento en que el equipo se salvó, a los jugadores les pedimos un poco más, a ver si podíamos meternos en playoffs. Pero los jugadores ya no lo dieron. Sabían que se iban a marchar, que iba a haber una limpieza y no es fácil pelear contra eso. Además los jugadores, lo conocen. No es una cuestión de culpar a los jugadores, porque son humanos. Pero bueno, yo vine aquí para hacer mi trabajo lo mejor posible. Lo intentamos hasta el último día, pero no pudo ser. No pudimos dar ese extra, no cumplimos unos mínimos muy bajos para lo que es Unicaja, pero unos mínimos que peligraban también.
A partir de ahí, cuando acabó la temporada, yo me senté con el club a ver si seguíamos todos en la misma línea. Dijeron que sí, que sabían que había pasado lo que dijimos que iba a pasar y que había que hacer borrón y cuenta nueva. Al final yo creo que el trabajo que hicimos en el cuerpo técnico fue bueno y el club lo vio.
Todo cambia en verano y Unicaja recupera esa esencia de baloncesto y se ve en la clasificación. Igual que te preguntaba sobre el manejo de la presión por no descender, ¿cómo se frena la euforia dentro de un vestuario cuando todo va bien?
Siendo muy consciente de lo que nos cuesta y lo que nos ha costado hacer esto. Hay que recordar a la gente que detrás de esto hay mucho trabajo y ellos lo saben más que nadie. Las cosas no son gratis, hay que disfrutarlas pero no hay que relajarse. Y yo creo que aquí hay una cosa que es muy importante y es que los jugadores saben, porque yo se lo transmití, que tenemos que recuperar el prestigio del equipo y de la ciudad y esto no se hace con una buena media temporada. Esto se hace con una buena temporada completa.
Al final en el deporte profesional eres tan bueno o tan malo como tu último resultado. Pero también se trata de que cuando tú acabes, mires atrás y estés orgulloso de lo que has hecho. Y nosotros ahora mismo, viendo cómo está la gente con nosotros, es una cosa que nos enorgullece mucho. Es una cosa que se consigue porque creo que el grupo tiene unos valores de trabajo importantes. Creo que tiene unas señas de identidad y tenemos que mantenerlas, porque si las perdemos corremos el riesgo de volver al desapego.
¿Qué jugadores sentías que iban a ser tu apoyo, que iban a saber transmitir tu mensaje en el vestuario?
Siempre tiene que haber un jugador como Alberto Díaz, que es un poco la insignia del club. También tiene que haber unos jugadores veteranos que no necesiten ya demostrar nada y que sepan qué tiene que tener un equipo para ser ganador. Ahí está la figura de Djedovic de Will Thomas o de Melvin. Incluso la figura, con mucho menos edad y mucha menos experiencia, de Osetkowsky que es muy importante para saber que aparte de lo que hay en el campo, fuera hace faltan ciertas cosas en un grupo para que luego funcione. Estos jugadores han ayudado mucho a que Alberto no esté tan solo en esa misión de liderar. No deja de ser un poco la referencia, pero hay más jugadores que han cogido esta bandera, de ser así y eso es lo que hace que parezcamos el equipo que queremos ser. Esos jugadores veteranos son los que nos han dado la tranquilidad de saber que están transmitiendo las cosas que les dijimos que queríamos transmitir.
¿Algún momento en concreto en el vestuario en el que digas 'la química es buena y esto nos va a salir bien'?
Son cosas del día a día, de escuchar cómo se hablan los unos a los otros, de ver cómo cuando se van de la cancha no están unos por un lado y el resto por otro, cómo están haciendo bromas. También son momentos en los que se ve a los jugadores no digo recriminando, pero sí hablando de forma dura para decir esto hay que hacerlo así porque hemos decidido hacerlo así. La buena química significa que la gente también se da derecho y permiso para recriminar cosas que hay que hacerlas bien y sin que sea una cuestión personal, sino una cuestión meramente profesional.
Eso es muy importante. No se trata solamente de irse a cenar, a tomar copas y de llevarse bien y contar chistes, sino de generar un espacio de jugadores en el que se puedan decir lo que se tengan que decir para el bien del equipo y que no pase nada. Y eso lo ves, lo ves en el día a día. Los jugadores que han estado en vestuarios ganadores saben que esto se tiene que hacer así y son los que lo están haciendo.
"La química no es solo irse a cenar o a tomar copas. Es generar un espacio en el que se puedan decir lo que tengan que decir para el bien del equipo y que no pase nada"
Entrenador de Unicaja¿Pensabas en la Copa a principio de temporada?
Cuándo empieza la temporada lo que estamos pensando de verdad es en la fase de clasificación para la BCL. Es muy importante para el equipo y muy importante para el club, porque para eso hemos traído jugadores que vienen a jugar una doble competición. Esto era muy importante y a partir de ahí nos hemos centrado más en el día a día, en ir construyendo y en ir mejorando. Es verdad que ha llegado un momento en que te dices: "Esto ya va, ¿no? Igual podemos meternos". Es un objetivo que no teníamos al principio, pero si solamente miras a dónde vas te vas perdiendo cosas en el camino. Hemos ido construyendo un grupo muy nuevo, una forma de jugar muy nueva y nos hemos centrado mucho en cómo construir y cómo explotar nuestras virtudes. Luego han ido apareciendo señales de que podíamos meternos, pero no era tan obligatorio como meternos en la BCL. Era un objetivo, pero también podría haber sido que con nueve jugadores nuevos no hubiéramos conseguido meternos. Es complicado hacer un equipo con nueve jugadores nuevos. Lo hemos hecho y gran parte ha sido porque hemos tenido mucha suerte con las personas.
¿Confías en esa suerte para el partido ante el Barcelona?
Lo único que le había pedido al equipo antes de la Copa es que se olvidaran de eso. Teníamos seis partidos que eran muy importantes y teníamos que intentar ser lo más sólidos posibles en estos partidos. Ahora ha llegado el momento y lo que les voy a decir, porque muchos no saben nada como es la Copa del Rey, es que lo disfruten. Si llegas allí te puede sobrepasar un poco el ambiente, la atmósfera de la Copa que es muy especial y cuando te quieres dar cuenta ha empezado el partido y vas con un grado de sobretensión que no te hace jugar bien y te vas a casa sin haberlo disfrutado. Lo que le diría al equipo es que tiene que disfrutar porque nos lo hemos ganado. Que demuestren lo que es el equipo, que jueguen con personalidad, que no intentamos hacer nada de lo que no hemos hecho hasta ahora y veremos, porque el Barça si juega a su nivel, es mejor que nosotros, pero a un partido puede pasar cualquier cosa.
¿Cuál es la fórmula para ganar a un equipo como el Barcelona?
Puede pasar cualquier cosa. Es decir, tú no puedes prever qué es lo que va a pasar en el partido. Puedes tener una idea y puedes tener plan A, plan B y plan C, pero al final el que aparezca un jugador con una inspiración muy alta en un partido o que un jugador importante tenga un mal día o que un equipo tenga un porcentaje de tiros libres anormalmente bajo o de triples anormalmente alto, no es fácil de predecir. Así que lo que tenemos que hacer allí es exigir al Barcelona lo máximo posible para que nos pueda ganar. Creo que nosotros tenemos que jugar muy bien y el Barça no tiene que jugar a su nivel. Tú tienes que hacer algo para que eso pase, pero si se dan esas circunstancias puedes ganar al Barcelona.
"Si llegas allí te puede sobrepasar un poco la atmósfera de la Copa que es muy especial y cuando te quieres dar cuenta ha empezado el partido y vas con un grado de sobretensión que no te hace jugar bien"
¿Cómo es el día a día de Ibon Navarro en Málaga? ¿Sigues siendo un loco de madrugar todos los días para correr?
Un poquito sí. Ahora me levanto, me vengo aquí a las ocho y ya hay días que voy a casa a comer y hay días que me quedo aquí porque tenemos tarea a la tarde. Málaga es una ciudad que tiene algo que es fantástico, que es el tiempo, lo cual te permite ir a correr ya sea a cualquier hora. La vida sigue siendo muy parecida, porque al final esto no es un trabajo, esto es una forma de vivir y la vida es prácticamente igual aquí en Andorra, Murcia o en Manresa.
¿Y si no tuvieras esa forma de vivir, que sería Ibon Navarro?
Supongo que químico. Supongo que seguiría trabajando de químico como empece. Al final he tenido la gran suerte que no tienen otros, que tienen más talentos y unos conocimientos tremendos, pero al final la vida muchas veces es estar en el lugar adecuado y en el momento adecuado. Yo he tenido la suerte de haber tenido esta oportunidad y la he aprovechado. Si no sería feliz haciendo otras cosas. Al final se trata de que uno disfrute con lo que hace y si no fuera con esto pues sería feliz haciendo otra cosa.
"Hay que arrepentirse de hacer cosas, no de no hacerlas"
¿Cuál fue el lugar y el momento adecuado para poder dedicarte al baloncesto?
De esto hace ya muchos años. Creo que es 2005 o 2006. Rafa Sanz me llamó porque estaba buscando una persona que no tuviera vinculación profesional con el baloncesto y estaba buscando alguien que le ayudase en su proyecto en Tenerife Rural. Y a través de dos personas que no tienen nada que ver entre ellas, pues le dieron el mismo nombre que fue el mío. Me llamó. Quedé con él en Madrid y volviendo en el tren de Madrid a Vitoria, yo ya había decidido que iba a aceptar su propuesta. Conllevaba dejar mi trabajo, dejar mi casa, dejar a mis amigos… Era dejar una buena vida y un buen proyecto laboral en Vitoria por embarcarme en esta locura. Había que correr el riesgo porque hay que arrepentirse de hacer cosas, no de no hacerlas. Podría haber salido mal, pero salió muy bien y al final con mucho trabajo y mucha dedicación, pues hemos llegado hasta aquí y que siga.