BALONCESTO

El baloncesto regresa a La Modelo para honrar a un proyecto pionero

La antigua cárcel convertida en centro cultural ha albergado un partido entre presidiarios y jugadores de la Federación Catalana 40 años después.

Jugadores durante el encuentro en La Modelo./FCBQ.
Jugadores durante el encuentro en La Modelo. FCBQ.
Agencia EFE

Agencia EFE

El baloncesto como herramienta para mejorar la salud física y mental de los presos y fomentar su rehabilitación e integración social. Con este objetivo nació, a mediados de los años 80, 'El baloncesto en las prisiones', una iniciativa pionera impulsada por el Departamento de Justicia de la Generalitat y la Federación Catalana de Baloncesto (FCBQ).

Cuatro décadas después, el deporte de la canasta ha vuelto al antiguo Centro Penitenciario de Hombres de Barcelona, conocido popularmente como La Modelo, para recordar aquel proyecto con la disputa de un partido amistoso, la inauguración de una exposición y un emotivo homenaje a todos los que lo hicieron posible.

Muchas cosas han cambiado desde entonces. Ahora, la Modelo ya no es una cárcel, sino un centro cultural, y las prisiones cuentan con polideportivos donde se puede practicar a cubierto y donde el 62% de la población reclusa practica actividad física de forma regular.

Inicios difíciles

Pero Santiago Martínez, el que fuera director de La Modelo en aquella época, recuerda que los inicios no fueron fáciles y la inversión que supuso, por ejemplo, "tener que hormigonar todo el patio, que era de tierra, para que los internos pudieran jugar".

Martínez, que llegaba de la cárcel madrileña de Alcalá Meco, se encontró en la prisión barcelonesa "un equipo de funcionarios que demandaba un cambio de modelo penitenciario y que estaba ansioso por fomentar la convivencia entre los presos, que hasta entonces estaban casi todo el día encerrados". Y eligieron el baloncesto para llevarlo a cabo.

No fue fácil conseguir su propósito en una época en la que la heroína y el sida campaban a sus anchas en centros penitenciarios superpoblados como el de la capital catalana. Pero lo cierto es que el baloncesto fue calando, poco a poco, en los centros penitenciarios del área metropolitana, donde el fútbol sala prácticamente era el único deporte que se practicaba -y de forma muy intermitente- por aquel entonces.

Los entrenamientos empezaron en 1987 en la prisión de mujeres de Wad-Ras, la de jóvenes de la Trinidad y de una forma más regular y continuada en La Modelo. Allí se creo el Club Bàsquet Llibertat, que entrenaba dos horas, dos veces por semana.

A esos primeros entrenamientos asistieron jugadores profesionales de la época como Herminio San Epifanio, Joan Creus, Pep Collins o Toni Tramullas. Y el CB Llibertat empezó a disputar partidos contra equipos federados de la zona en el patio de la cárcel, donde medio millar de presos animaban sin descanso cada vez que jugaban sus compañeros.

Regreso a La Modelo para disputar un amistoso

Este jueves, una decena de internos de varias cárceles catalanas han regresado a ese patio de La Modelo para enfundarse la camiseta del CB Llibertat y medirse en un encuentro amistoso a un equipo integrado por miembros de la FCBQ y de la Fundació del Bàsquet Català.

Esta vez, no había población reclusa entre el público, sino exjugadores profesionales como Andrés Jiménez, personalidades vinculadas al mundo del baloncesto como Jordi Bertomeu, expresidente de la Euroliga, y algunos periodistas.

Todos ellos han podido ver la gran actuación de Jordy, un grandullón parisino de 29 años que, pese a ser el máximo anotador del encuentro, no ha podido evitar la derrota de su equipo (63-53).

"Vengo de la prisión de Figueres. Me han llamado para que viniera a jugar, porque juego a baloncesto desde pequeño y saben que soy bueno. Aquí juego de pívot, pero yo soy un alero estilo Lebron James", declara a EFE orgulloso.

Jordy, al que le quedan dos años de condena pero ya goza de permisos, no ha querido explicar por qué delito está cumpliendo pena -"me compliqué la vida cuando llegué a España hace siete años", se limita a apuntar- pero reconoce que el baloncesto le ayuda "a desconectar" y hace que el tiempo "pase más rápido".

La relación con el baloncesto de Mateus, al que hoy tuvo como compañero de equipo, es muy diferente a la suya, porque este brasileño de 22 años "solo hace dos" que practica este deporte.

"A mí, pese a ser brasileño, nunca me ha gustado el fútbol, y el baloncesto lo veía, pero no había jugado nunca. En Brasil, hacía ciclismo y también jugaba mucho al voley-playa, por el sol y las chicas. Por eso me apunté a voleibol cuando entré en la cárcel aquí, aunque decidí también probar el baloncesto y me encantó", explica a EFE.

Mateus está condenado a 6 años por un delito contra la salud pública y cumple pena en el Centro Penitenciario de Jóvenes de La Roca del Vallès. "Traje droga a España desde Brasil y me pillaron en el aeropuerto. Cometí un error que no volveré a repetir; he aprendido la lección", se lamenta.

Mientras espera el tercer grado -"me quedan once meses para poder empezar a salir", precisa ansioso- ha encontrado en el deporte "una oportunidad de crecer" y de "ver el lado bueno" de la vida. "Cuando salga de aquí, me gustaría quedarme en España y jugar más en serio en un equipo federado", resume.

Una actividad que parecía impensable hace 40 años

Ahora, los internos como Jordy o Mateus pueden salir de la cárcel y participar en actividades como la de hoy, pero en los tiempos en los que se creó 'El baloncesto en las prisiones' hace casi 40 años esto era impensable.

Martínez Santiago recuerda cuando decidieron federar el CB Llibertat para que pudiera enfrentarse a otros equipos fuera de La Modelo: "Un día fui a hablar con el juez de vigilancia penitenciaria para proponérselo, y me dijo que si nosotros dábamos los nombres, él los aprobaba y los dejaba salir bajo nuestra responsabilidad".

En 1988, llegaron los primeros partidos como visitantes, con los desplazamientos a Olesa de Montserrat, Salt y a la cancha del Sant Medir en Barcelona con un autocar en el que jugadores, técnicos y periodistas viajaban escoltados por una pareja de guardias civiles. Jamás se fugó un preso ni pasó un incidente destacable.

Un sueño que hicieron realidad muchas de las personas a las que este jueves se ha rendido homenaje en La Modelo, como Ignasi Anglarill, el alma del proyecto como voluntario de la federación catalana, o Rafael Elies o el malogrado Andreu Font, los entrenadores de aquel equipo pionero.