ATLETISMO

La vuelta a los cielos de Fiordaliza Cofil: "No dejo que nada me detenga"

La pobreza y los prejuicios no han podido con una velocista instalada a sus 21 años en la élite mundial.

Fiordaliza Cofil, en el Memorial Van Damme de Bruselas en septiembre. /ERIC LALMAND / AFP / GETTY
Fiordaliza Cofil, en el Memorial Van Damme de Bruselas en septiembre. ERIC LALMAND / AFP / GETTY
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

Habla con la tranquilidad de quien ha conocido de cerca el hambre. Transmite la ilusión de una joven que sueña con comerse el mundo a bocados. Fiordaliza Cofil ha experimentado a sus 21 años demasiadas sensaciones para una chica de su edad. La pobreza y los prejuicios han tratado de tumbarla, pero su vuelta ha sido cada vez más fuerte, cada vez más rápida.

Nació en Guaymate (La Romana) en la República Dominicana, pero algunos compatriotas le critican por sus orígenes haitianos. Otros dudan de su sexo. Cofil, quinta de siete hermanos, se aferra al tartán para contestar a unos y otros. La mejor respuesta, sus estratosféricos 49.80 para ganar los 400 m del Memorial Van Damme en Bruselas y firmar la mejor marca de su vida.

Fuera de las pistas se entrega a su madre con fervor. "Ella es mi familia, tuvo el rol de padre y de madre. Luchaba día y noche para conseguir el pan para sus hijos", reconoce emocionada una atleta que sabe lo que es entrenar con el estómago vacío. En lo deportivo, manda un reputado técnico dominicano: José Ludwig Rubio. "Él ha sido la clave de todos los éxitos que he tenido hasta ahora", dice.

Cofil, en el pasado Mundial en Eugene.  STEPH CHAMBERS / GETTY
Cofil, en el pasado Mundial en Eugene. STEPH CHAMBERS / GETTY

En el pasado Mundial en Eugene (Oregón) fue sexta individual en 400 m y oro en el relevo mixto, con la segunda mejor marca de siempre. Un registro que el cuarteto dominicano logró sin haber practicado nunca juntos. "¡Imagínate si hubiésemos entrenado!", se ríe. "Ahora empieza el atletismo para mí, estoy en el top; me falta una medalla individual en un Mundial y otra en unos Juegos". La revancha olímpica. En Tokio, la República Dominicana le llamó a filas, pero fue suplente y no llegó a debutar en el relevo: "Quiero el desquite, no con la gente, sino conmigo misma. No pienso volver a faltar a unos Juegos".

"Hacía 100 y 200 m, pero mi entrenador me dijo que mi futuro era ser campeona en 400"

Fiordaliza Cofil Velocista

A raíz de sus éxitos, tampoco faltaron, por desgracia, los insultos por su raza o dudando de su género. "Molesta lo de las redes sociales, pero trato de no enfocarme en eso. Intento demostrarlo en la competencia. A veces me mandan los comentarios, pero no dejo que nada me detenga", comenta a Relevo una chica que vive por y para el deporte, una atleta con una fuerza interior incalculable.

Cofil, en el relevo mixto del Mundial de Oregon.  ANDREJ ISAKOVIC / GETTY
Cofil, en el relevo mixto del Mundial de Oregon. ANDREJ ISAKOVIC / GETTY

La fuerza, esta vez la exterior, es una de las claves del entrenamiento de José Ludwig Rubio. Sus cuatrocentistas rara vez se quedan clavadas en un último 100 en el que se definen las carreras. "Mi éxito es que yo no tengo límites y eso lo transfiero a mi sistema de entrenamiento. Si el ser humano se hubiese puesto límites, Jesse Owens tendría todavía el récord de 100 m", explica un hombre que trata de sacar petróleo con los escasos medios a su alcance. "Se necesitan psicólogos, nutricionistas... Trabajamos sin muchos recursos y tenemos que tocar puertas, sea en las redes o nosotros mismos como entrenadores pulpo".

"Donde ella quiera soñar, allí estaré yo"

José Ludwig Rubio Entrenador de Cofil

La niña que jugaba al hockey hierba, voleibol y softbol se dejó atrapar por los tentáculos del atletismo en una competición escolar. Y allí comenzó a desafiar al oleaje. "Me identifico con Mariely Sánchez, con su madre, con su estilo de vida", dice sobre otra de las grandes de la velocidad dominicana, casada con el técnico de ambas. "Empecé en 100 y 200 m hasta que José Ludwig me dijo: 'Tu futuro será ser campeona del mundo, pero en 400'. Y yo me guío por lo que él dice... ¡E incluso le he cogido amor al 400!", exclama. La complicidad del entrenador llega al instante: "Donde ella quiera soñar, allí estaré yo".