La resurrección de María Pérez, o cómo un comité de expertos convirtió una descalificación en un oro mundial

Las grandes hazañas del deporte español se escriben con muchas historias de oro en la sombra. Momentos, decisiones, anécdotas y situaciones que dan sentido a las lágrimas de alegría de un atleta cuando logra su sueño. Hoy, esas lágrimas caen por la cara de María Pérez tras proclamarse campeona del mundo de 20 kilómetros marcha en Budapest, convirtiéndose en el primer oro femenino español en la disciplina.

Solo unos minutos después de cruzar la meta, mientras se abraza con Jacinto Garzón, su inseparable entrenador, llegan las emociones de años duros en lo personal y en lo profesional que ha ido superando pasito a paso, como con una prueba de marcha, hasta llegar a la cima. Después de un 2022 marcado por las decepciones, donde su forma de marchar la dejó fuera de luchar por las grandes medallas, el trabajo de todo un equipo de especialistas a su alrededor ha dado con la tecla para llegar a los Juegos Olímpicos de París con un oro mundial colgando de su cuello.

Las descalificaciones en las tres pruebas internacionales de la temporada pasada [Continental Tour en Podebrady, Mundial de Eugene y Europeo de Múnich] hicieron que muchos dudaran de las aspiraciones futuras de la granadina. En un entorno hostil, María y Jacinto se unieron en la sombra para dar la vuelta a la situación y volver a soñar en grande. La situación era extraña y complicada de analizar ya que el marchar no era sancionado en las pruebas en territorio español, con mayoría de jueces de experiencia internacional.

¿Había que cambiar? ¿Qué se estaba haciendo mal? ¿Era reconducible? Jacinto Garzón se puso manos a la obra, abrió sus oídos a los consejos de quién quería ayudar y buscó la ayuda de expertos en todas las áreas para encontrar los cambios adecuados. "Recibí muchos consejos de mucha gente y yo estaba receptivo a escuchar", comienza el técnico.

Hubieron muchas llamadas con nombres tan ilustres como los entrenadores José Antonio Carrillo, entrenador de Álvaro Martín, y Montse Pastor, el sempiterno marchador Jesús Ángel 'Chuso' García Bragado o el internacional Luis Saladie. Para tener una visión completa de la situación, se pusieron en contacto con los jueces que estaban sancionando a Pérez: "Queríamos hablar con ellos para que nos dijeran en qué teníamos que trabajar y nosotros íbamos a hacerlo". Consejos, cambios y las decisiones que tomar estaban en marcha. "Tenía que ser una esponja".

El "punto de inflexión" del proceso, según resalta Garzón, fue el trabajo junto al que fuera subcampeón del mundo de 50 kilómetros marcha en 1983, Josep Marín. "Fue un atleta con el carácter de María y le dijo, que fue muy importante, que la iba a ayudar a través de su entrenador", cuenta el técnico. Este momento fue importante porque "María tenía mucha frustración y no quería que accediese a ella".

Con cada paso del trabajo, los cambios se iban notando hasta el punto que una felicitación de los jueces en el Campeonato de España de 35 kilómetros marcha en Cieza fue la clave para seguir: "Se nos acercaron, sin saber que estábamos trabajando en cambios y nos dijeron que habían notado un cambio brutal en María". Unas palabras que marcaron a la marchadora y la animaron a seguir. "No es que fueran a por mí, era verdad que era algo que tenía que cambiar", fue el sentimiento de la atleta española aquel día según destaca su entrenador.

El siguiente objetivo debía ser el proceso de adaptación de todos los consejos y los cambios. Para ello, apareció la figura de Paco Mulas, un entrenador granadino de velocidad que poco tienen que ver con la resistencia de la marcha. "Un día grabó a María y me hizo un videoanálisis con el tiempo de contacto y de apoyo. Me dijo que no estábamos lejos", recuerda el entrenador de la nueva campeona mundial. "Cada equis tiempo nos reuníamos con él y nos ha dado estas directrices de otras disciplinas del atletismo que también funcionan para la marcha. Este es un deporte transversal".

"Son pequeñas grandes cosas, porque cuestan mucho hacerlas", analiza Jacinto Garzón cuando se le pregunta qué ha cambiado realmente en la técnica: "Posicionar el tronco hacia adelante, caer encima del apoyo y llegar antes al suelo para ganar amplitud efectiva del paso. Mejorar en la tracción y el braceo. Ahora va mucho más compacta, ella rotaba mucho los brazos y el tronco en una marcha antigua que ahora había que hacer más fina". Cambiar una forma de correr a los 26 años es algo inédito y se ha conseguido para los ojos de los jueces.

Con la confianza de que el marchar no iba a ser un problema, quedaba una preparación para traducir el trabajo en resultados. "Nos hemos dejado llevar por la sabiduría de Carrillo, hemos hecho su misma línea yendo a Sierra Nevada y Font Romeu", desvela Garzón, que había sido el encargado de los primeros pasos de la cuenta atrás por las carreteras de Guadix (1.100 metros de altitud) durante los meses previos.

La Aspire Zone de Doha (Qatar) se ha convertido en un centro reputado a nivel mundial, con los mejores expertos en todo lo relacionado con el deporte de élite llegados de todo el mundo, pero no ha sido allí, ni con sus expertos donde se preparó María. "La Universidad de Granada (UGR) es Aspire Granada", comenta con una sonrisa Garzón. "Tenemos los mejores investigadores, todos nos han abierto las puertas a nosotros".

"Nos han puesto a nuestra disposición el laboratorio de la cámara de hipoxia, una de las más potentes de Europa, donde hemos hecho entrenamientos intermitentes como si estuviéramos a 3.200 metros". Una manera de entrenar a gran altura a solo unos kilómetros de su casa.

Una de las últimas piezas de este puzzle infinito para lograr el éxito es el profesor de la UGR Jesús Rodríguez Huertas, presente en Budapest y a pie de box del equipo español, es el fisiólogo y el experto en nutrición de confianza para la marchadora. "Durante la prueba, me va diciendo qué le tengo que ofrecer para la alimentación y ella va tomando las decisiones de qué tomar con lo que le ofrecemos".

Todo tenía que salir perfecto y quizás fue esa presión la que pudo con las ganas de dormir de María Pérez. La granadina se metió en la cama la noche previa a los 20 kilómetros antes de las 21 horas, pero a la media noche seguía con los ojos como platos. Fue entonces cuando los médicos de la federación le facilitaron melatonina para que pudiera descansar al menos unas horas antes colocarse en la línea de salida. A las 4:15h., un toque en la puerta de su habitación por parte del seleccionador Pepe Peiró para confirmar que estaba despierta fue el inicio de una jornada que terminó con un oro mundial colgado en su cuello después de meses de trabajo de la protagonista y todo un gran equipo de trabajo.