OPINIÓN

Cuando Ana Peleteiro habla, siempre molesta a los mismos

Ana Peleteiro es objetivo de las críticas de sus 'haters'./RELEVO/ÁLEX CORRAL
Ana Peleteiro es objetivo de las críticas de sus 'haters'. RELEVO/ÁLEX CORRAL

Diga lo que diga, Ana Peleteiro siempre recibe críticas, desprecios y ataques. Un aluvión de mensajes, insultos y faltas de respeto que colman las respuestas a cualquiera de sus post de redes sociales o los de cualquier medio de comunicación que publica una entrevista con ella como protagonista. Y casualmente, siempre son los mismos, o los que 'cojean' del mismo pie, los que se hacen los indignados y deciden propagar su odio contra una de las mejores deportistas del país. Hacen mucho ruido, pero siempre son los mismos. Los que ella llama 'almas negras'.

Hay una serie de mensajes muy comunes, que se repiten como rutina y con uno por encima de todos: "Dedícate a saltar y cállate". Como si hubiera que dar por hecho que los deportistas son algo parecido a un ser mono neuronal sin opinión, ni criterio o posibilidad de tener voz sobre los asuntos de los que cualquiera habla en la barra de un bar. Pero es que además en el caso de Ana, se le intenta vetar o silenciar en asuntos que sufre en primera persona y que vienen de sus propias experiencias. Ni para denunciar tiene derecho, o eso parecen querer.

Si comparte una denuncia sobre insultos racistas en su buzón de mensajes, "dedícate a saltar y cállate". Si anuncia que cambia a su entrenador, "ya quiere dejar el deporte y vivir del cuento". Si se atreve a una permuta en su forma de saltar para olvidar dolores, "a nadie le importa". Si desvela que sufrió abusos sexuales y enumera acciones sufridas para que otras chicas no lo soporten como normales, "quiere atención". Nada vale si es de Ana, por muy justas o delicadas sean sus causas.

Lo mismo ocurre en cualquier entrevista y en esto, quizás es necesario ir un paso más allá. No sé si estos críticos son capaces de leer más allá del primer golpe de vista, pero deberían saber que en las entrevistas se tocan muchos 'palos' y es el periodista quién decide abrir su charla con la frase que más le ha marcado, la más relevante o representativa de la conversación. Es decir, el titular es solo una frase puntual y no es elegida por la protagonista.

Estas incomprensibles reacciones, las vivimos en este medio este pasado verano. A principios de junio, Peleteiro decidía aceptar una entrevista con Relevo tras recoger su medalla de oro en el Europeo de Roma, un éxito con especial mérito tras sufrir ataques de odio en sus redes sociales por compartir un vídeo vistiendo la equipación de España. Una situación incomprensible que le hizo abandonar sus cuentas durante unos días para centrarse en convertirse en campeona de Europa, algo que terminó consiguiendo. Evidentemente, junto a las preguntas habituales tras una competición, debíamos preguntarle por lo ocurrido y por cómo había enfrentado una situación que afecta en lo personal y en lo mental. Por ejemplo, idéntico lo hizo el diario El País en otra entrevista publicada el siguiente domingo y con un idéntica respuesta de la saltadora: "En España, hay racismo". Como para decir lo contrario cuando los mensajes que estaba recibiendo en su móvil eran eso, racistas.

La publicación de aquella entrevista, como en cualquiera donde aparece su foto, no tardó en ser de las más comentadas. ¿Denunciando los insultos racistas? ¿Apoyándola? Por supuesto que no, la mayoría eran más insultos racistas, ataques de todo tipo y esos mensajes habituales: "Dedícate a saltar y cállate" [como si no diera aquella entrevista con un oro colgando de su cuello] o "Necesita llamar la atención". En aquella entrevista, Ana solo respondió a las preguntas de un periodista siendo, como siempre, franca en sus palabras y, en todo caso, quien buscaría llamar la atención seríamos los periodistas.

El último episodio de esta historia de aversión, antipatía e inquina sucedido esta misma semana parece cruzar todos los límites. Ana Peleteiro denunciaba abusos sexuales — de esos que han sido 'invisibles' durante décadas — por parte de una de sus exparejas en un vídeo en TikTok para, como ella misma especificaba, avisar a otras mujeres que pudieran estar pasando por algo similar y que pudieran tomar la decisión de salir de la relación. Una vez más y a pesar de lo delicado del asunto, uno de esos en los que parece claro que no hay que dar ni un solo paso atrás, los de siempre le daban una vuelta de tuerca a las palabras de la gallega para atreverse a decir "¿por qué no rompió con él?", "¿por qué no denunció?" y una larga lista de frases habituales entre los que niegan la existencia de la violencia contra la mujer. Hasta en la televisión se escucharon.

Ana lo ha hecho cuándo ha querido, cómo ha elegido y de la manera que ha podido. Porque en estos infiernos, cada uno en la intimidad de un techo diferente aunque similares en los términos, no hay una salida fácil. A veces, por cuestiones de desconocimiento o un tipo de síndrome de Estocolmo, puedes tardar años en llegar a darte cuenta de lo que has pasado y, como le ha pasado a Ana, verlo escuchando el testimonio de otra mujer. Pero sus críticos ni comprenden ni lo intentan, y llevados por el odio, arremeten a lo cerril.

En medio de una guerra continua, es inevitable reflexionar sobre los motivos de esta persecución desmedida. Está claro que Ana habla claro y no quiere autocensurarse en sus posiciones en los temas que le afectan en primera persona. Pero lo hace como tantos otros deportistas y personas públicas que no se callan sus opiniones, sean del lado que sean, sobre femenismo, racismo, machismo y temas que despiertan debate. Es complicado encontrar el por qué más allá de que un sector de la sociedad no pueda aguantar que una mujer negra está tan empoderada y sea tan valiente para hablar con una fuerte seguridad y denunciar situaciones sufridas sin poder silenciarla. Como no pueden a la antigua usanza, lo hacen a base de persecuciones online.

Peleteiro ha trabajado estas situaciones para intentar que no le afecten o al menos, que lo hagan lo menos posible. "Siempre intento meterme en la cabeza unas palabras que me dice mi coach mental Rebeca López: 'Las almas negras se acercan a las personas con luz'", nos desvelaba en otra entrevista a este medio hace unos meses. "Aquellos que me critican simplemente por hacer mi vida es porque no tienen absolutamente nada que hacer, están muy tristes en su vida, están deprimidos o simplemente tienen envidia de aquello que yo estoy conquistando a base de hacer el bien. Y ellos, por mucho que se esfuerzan, nunca lo van a poder conseguir". Además, confesaba que desde que se borró su cuenta de Twitter es "muchísimo más feliz".

A veces seguro que le entran ganas, pero... no te calles nunca, Ana.