El miedo que trastocó a Ana Peleteiro en la final olímpica: "Una lesión y a lo mejor aparto el atletismo"
La triplista confirma cómo le afectó la lluvia en París, como ya contamos en Relevo aquel día.

La tarde del 1 de diciembre en el Stade de France no fue fácil. Ni para Ana Peleteiro, ni para ningún competidor al que le tocó jugarse las castañas y las medallas aquel día. Sobre todo si, como le ocurrió a la gallega, el cielo oscuro y húmedo de aquella tarde le robó su prime en los grandes concursos y las opciones de soñar. En Relevo, viviendo en concurso junto a su entonces entrenador Iván Pedroso, ya contamos cómo dentro del equipo de la gallega se dieron cuenta que había que hacer algo bien distinto a lo habitual y esperar a que la suerte cayera de su lado. No ocurrió y la campeona europea, solo unas semanas antes, se tuvo que conformar con el sexto puesto.
"Me daba miedo lesionarme", ha desvelado la propia atleta en el podcast que tiene Vicky Martín Berrocal en Podium. La lluvia arreció con fuerza cuando Peleteiro se colocaba en el pasillo— era la elegida para abrir las tres primeras rondas — para su tercer salto. Antes, en el primero se había ido hasta los 14,55 metros, "la mejor apertura de competición de mi vida", y en el segundo, un mal apoyo en el step la dejó en unos flojos 13,73 en la que era la última oportunidad para desplegar su calidad en un buen entorno. Después de este intento previo a la mejora, todo se complicó para la española que cayó a puestos fuera del podio ante unas rivales que no fallaron.
Aún así, Peleteiro fue una de las únicas dos finalistas que logró mejorar, con un salto de 14,59, a partir del inicio del chaparrón junto a la cubana Povea. "Yo soy una deportista de saltar más al final de la competición. Si miras mi currículum en todos los campeonatos, mis mejores saltos siempre son en el cuarto o el quinto intento. Como que me voy calentando, soy una diésel...", analiza con acierto la triplista española, ya afincada en Ribeira en su nueva etapa tras dejar a Pedroso, quien se encontró con el capricho de la lluvia como un muro infranqueable. "Las chicas que saltaron [más] en los dos primeros saltos lo aprovecharon". A pesar de partir con el tercer mejor registro entre las participantes, ella mísma soñaba con el oro y con unos imposibles 15 metros por las condicones meteorológicas.
A pesar de lograr un salto de ocho centímetros más y que la organización se apresuró a intentar secar la tabla durante el resto del concurso, no era fácil jugarse el tipo y en la cabeza de Ana irrumpió un pensamiento que lo complicó todo aún más: "Como yo aquí ahora me rompa un tendón de Aquiles o un isquio porque resbalo en la tabla, que ahora deslizan mucho y le ha pasado a mucha gente...".
Y así fue la mente de un pensamiento a otro, y de una posible lesión a un cambio de vida más importante del que ha terminado siendo tras aquella final: "Me veo con 28 años, una hija y una lesión que me aparta dos años, y a lo mejor aparto de manera temporal el atletismo, vuelvo a tener otro niño y mis prioridades cambian". Un paso al lado que le hubiera cambiado la vida.
Entre la maternidad y una vida exitosa fuera de las pistas, la toma de decisión de las siguientes temporadas lleva tiempo marcando el rumbo de Peleteiro, tanto es así que señala en la mencionada charla que "nunca ha priorizado al deporte como lo más importante" de su vida. Ahí se encuentra la razón principal de su cambio de vida, de su traslado al pueblo donde nació y estando en un entorno que 'sanó' sus heridas — muchas provocadas por el odio que recibe de las redes sociales — tras París.
El miedo a la lesión y, sobre todo, a lo que podía haber ocurrido después hizo un clic conservador en su cabeza que no le dejó volar hasta una medalla que se 'pagaba' en los 14.67 metros de la estadounidense Moore, una marca asequible para la gallega en cualquier otro día. Ahora, ante una situación de riesgo deportivo y con el abismo de un cambio futuro, se miraba a la cara con la presión. "Yo estaba en un momento tan sensible anímicamente que cualquier cosa que pasara me iba a apartar del objetivo de estar al máximo nivel", cuenta.
Para los que estuvieron en aquella grada y los que conocen cómo compite Peleteiro, solo queda soñar con lo que hubiera podido pasar si la lluvia no hubiera tenido el capricho de aparecer en el Día D y Hora H. Con las variaciones ya conocidas, tendrá la oportunidad de luchar por su segunda medalla olímpica en Los Ángeles 2028.