Larios, el equipo de barrio que llegó a ser "el Dream Team del atletismo mundial" con José Ángel de la Casa y el Madrid de por medio: "Era como fichar a Ingebrigtsen"
Rafael Pajarón, alma mater del equipo madrileño, y varios atletas recuerdan en Relevo el mejor equipo de la historia del atletismo nacional.
El Barça de Cruyff, la selección estadounidense de baloncesto de los Juegos de Barcelona, el equipo norteamericano femenino que acumula 32 años sin conocer la derrota… A todos estos conjuntos se les ha colgado un adjetivo común y es que a todos ellos se les ha calificado como 'Dream Team' [equipo de ensueño en castellano] por la colección de estrellas que se juntaban bajo su uniforme. Una descripción que, como todo, también tuvo una primera vez. Y esta tuvo lugar en Moratalaz, un pequeño barrio de Madrid.
"Era el Dream Team del atletismo mundial". Son palabras de Arturo Ortiz, el hombre que sigue ostentando el récord de España de salto de altura con los 2,34 que alcanzó en 1991. Una marca que alcanzó con el uniforme del Larios, quizás el equipo más mítico que ha dado el atletismo español junto al Terra i Mar. Una escuadra que nació al abrigo de un pequeño club de barrio, la Asociación Atlética Moratalaz, y al sueño de tres personas: Rafael Pajarón, fundador del equipo y profesor de educación física, Enrique Franco, propietario de Unipublic, y el marques de Larios. El tridente que hizo posible la creación de un equipo histórico que llevó al atletismo a su punto más álgido de popularidad y visibilidad.
"Yo era profesor de educación física del colegio Raimundo Lulio y quedamos campeones de España de varias categorías e incluso salieron varios internacionales y olímpicos como Juan Carrasco. Entonces en 1975 el colegio dijo que se acababa el atletismo. Entonces yo tenía un amigo que vivía en Moratalaz, que acababan de inaugurar el polideportivo con la pista de atletismo. Y nos vinimos a Moratalaz con todos los alumnos que hacían atletismo y con varios padres creamos en el 75 la Asociación Atlética Moratalaz", cuenta en Relevo Rafael Pajarón, alma mater del club, sobre el germen de lo que luego sería el club Larios.
Un patrocinio que cambió la historia del atletismo español y que fue posible gracias a la intervención de Enrique Franco, creador de Unipublic y patrocinador de la Vuelta a España, de Eduardo González-Gallarza, exministro del aire y presidente de Larios hasta 1986 y de un encuentro en un aeropuerto. Fue en ese momento cuando González-Gallarza le dijo a Franco que tenía un dinero para patrocinios, con la condición de que fuera exclusivamente deportivo. Y el propietario de Unipublic empezó a valorar la propuesta.
"Enrique Franco era amigo del periodista José Ángel de la Casa, que con Gregorio Parra [mítico narrador de atletismo en TVE] eran a su vez muy amigos míos", recuerda Pajarón a la hora de rememorar cómo ese pequeño club de atletismo de Moratalaz se convirtió en el gigante Larios. "Entonces Franco llamó a José Ángel de la Casa y le preguntó qué podía patrocinar. En aquella época el Madrid tenía equipo de atletismo y había fichado a José Luis González, así que le dijo que por qué no invertía en atletismo y José Ángel le dijo que me conocía, que acababa de fundar un club de barrio y que podía ser buena idea".
"Teníamos un poco rechazo por parte de la Federación porque llevó a tener más fuerza el club Larios sobre los atletas que la propia Federación"
Tan buena que se acabó convirtiendo en el gran dominador del atletismo nacional y continental durante 12 años (de 1986 a 1998, cuando se cambió el patrocinio a Airtel), a pesar de los primeros problemas que encontraron en la Federación Española de Atletismo. "Al principio tuvimos un poco de rechazo porque era un club con el patrocinio de una bebida alcohólica. De hecho en la primera temporada, hasta que la asamblea nos aprobase, nos inventamos una cosa que era el Team Larios. Ahí busqué a los mejores del atletismo nacional que podían seguir perteneciendo a sus clubes, pero que en los mitines televisados tenían que ir con una camiseta de Larios. En teoría la Federación lo aprobó, pero cuando vieron de lo que iba esto dijeron que no, que el atleta tenía que ir con la equipación de su club y no tan llamativos con la publicidad de Larios y el uniforme amarillo. Nos dijeron que no podíamos hacer eso. Así que, un año después, decidimos registrarnos como club en todos lados como Larios Asociación Atlético Moratalaz", recuerda Pajarón sobre cómo se gestó el equipo definitivamente.
El veterano preparador madrileño recalca los "celos que tuvo José María Odriozola, expresidente de la RFEA, porque nosotros pagábamos muy bien a los atletas. Hacíamos contratos a los atletas y copiamos un poco el modelo del Real Madrid. De hecho hicimos hasta un manual del atleta y un reglamento de régimen interno parecido al que podía tener el Madrid. Por ejemplo, en las entrevistas los atletas tenían que llevar una pegatina que pusiera Larios y cosas así. Era un reglamento con sus sanciones y sus premios claro y teníamos un poco rechazo por parte de la Federación porque llevó a tener más fuerza el club Larios sobre los atletas que la propia RFEA".
"Claro que me acuerdo de ese reglamento. Todavía conservo el manual de régimen interno porque lo he utilizado adaptándolo a nuestras circunstancias en nuestro equipo", quien habla es Isaac Viciosa, campeón de España y de Europa en 1.500 y hoy presidente del Vicky Food Athletics. "Estaba todo reglamentado, tanto las bonificaciones en lo positivo, como las sanciones en lo negativo. Te podían sancionar por llevar mal la equipación, por asistir tarde a los campeonatos, por no dar señales de vida. Todo eso estaba muy reglamentado. Yo tuve una multa de 500 euros en una ocasión, por no llevar una equipación en un momento determinado. Asistir a una gala y no asistí con la americana oficial del club. Así se las gastaban [Risas]. Sabíamos que existían unas normas y que había que cumplirlas y si no, llegaban lo que llamábamos los abrazos porque todas esas cartas de sanción se despedían con un fuerte abrazo".
Tras dos años de trámites, en 1986, el club Larios encendió la maquinaria y pronto cogió velocidad de crucero con la flor y nata del atletismo nacional. Aquella camiseta amarilla se convirtió en habitual en las televisiones de España durante los fines de semana, emitiendo las gestas de nombres como José Luis González, Abascal, Isaac Viciosa, Arturo Ortiz, Anacleto Jiménez, Gustavo Adolfo Becker o Carlos Sala que contribuyeron a conquistar un palmarés difícilmente igualable con cinco Copas de Europa de clubes, 12 Campeonatos de España, 9 Copas del Rey y una larga lista de victorias en diferentes pruebas. "Éramos el equipo completo más potente del mundo. Y esa es otra de las virtudes que tuvo Rafa Pajarón, que además de tener a los mejores atletas españoles tuvo la capacidad de fichar a atletas extranjeros", apunta Ortiz, nueve veces campeón de España en salto de altura y que formó parte de ese equipo hegemónico en el atletismo español durante una década.
"El marqués de Larios era una figura muy peculiar, un hombre totalmente naïf con el atletismo, con una cultura inmensa y que no tenía problema en juntarse con nosotros y disfrutar de lo que hacíamos"
Pero la camiseta amarilla no era exclusivamente patrimonio nacional. Unipublic y Pajarón también lanzaron sus redes sobre algunos de los mayores nombres del panorama internacional. Javier Sotomayor, Samuel Matete, Iván Pedroso, Merlene Ottey o Saïd Aouita: "Atletas que estaban en lo más alto. Es como si ahora fichásemos a Ingebritsen hoy en día en un equipo aquí en España. En aquel momento pasaron por este club. El presupuesto debía ser espectacular", señala Viciosa sobre el poder de convocatoria de ese equipo Larios.
"Era un equipazo". Anacleto Jiménez, oro en 3.000 en el Europeo de pista cubierta de Estocolmo en 1995 y plata en la misma distancia en el Mundial de pista cubierta disputado en Barcelona. "Era una estructura bastante profesional, en el punto de que, bueno, pues que quizá un 60% del equipo nacional estaba en el Larios. Incluso el equipo en algún momento se cortaba y decía 'yo no quiero tener a los 5 mejores atletas del momento, necesito que haya uno que no sea del Larios' para que hubiera cierta disputa".
Ese dominio se mantuvo en el tiempo durante los 12 años que la familia Larios estuvo detrás del patrocinio hasta que a finales de los 90 se prohibió el patrocinio deportivo por parte de empresas de alcohol y tabaco. Eso terminó con los viajes del marqués de Larios con el equipo. "Viajaba con nosotros. Era una figura muy peculiar, un hombre totalmente naïf con el atletismo, con una cultura inmensa y que no tenía problema en juntarse con nosotros y disfrutar de lo que hacíamos. Podía haberse comprado tres caballos, pero decidió invertir en atletismo y fue un proyecto muy personal", comenta Ortiz, al recordar ese sueño que un marqués, un profesor de instituto y un visionario convirtieron en el mejor equipo de atletismo del planeta.