ATLETISMO

La cara menos conocida de los García Romo: "Mario nos ayuda a desarrollar mejor las zapatillas"

Las vidas de Mario, bronce europeo en 1.500 m, y su hermano mayor Jaime se unen de nuevo en una historia que comenzó en un colegio de cinco personas en Castilla.

Mario García Romo, a la izquierda, y su hermano Jaime, en el Cross de la NCAA en EE.UU. en 2018. /RELEVO
Mario García Romo, a la izquierda, y su hermano Jaime, en el Cross de la NCAA en EE.UU. en 2018. RELEVO
Andrés G. Armero

Andrés G. Armero

"Venir de un pueblo tan pequeño ha marcado la diferencia". Jaime García Romo (Villar de Gallimazo, 1994) apunta a su localidad salmantina, de apenas 200 habitantes, para empezar a entender su historia, la de dos hermanos inconformistas que soñaron con recorrer el mundo en zapatillas. Pero, por mucho que corran y se separen, la vida siempre se empeña en juntarles de nuevo.

"Éramos solo cinco personas en el colegio, con dos parejas de hermanos, allí estuvimos hasta los 12 años", introduce el hombre que abrió todas las puertas. "Jaime era mi mejor amigo y mi ejemplo", corrobora Mario, cinco años menor, que ha logrado en 2022 ser bronce europeo y cuarto del mundo en la mítica distancia de los 1.500 m. Su marca personal es ya de 3:30.20, cinco segundos menos que en 2021. Casi nada.

Mario García Romo (23), bronce en 1.500 m en Múnich.  INA FASSBENDER / GETTY
Mario García Romo (23), bronce en 1.500 m en Múnich. INA FASSBENDER / GETTY

Hoy Mario es uno de los referentes del atletismo español, pero ayer era un niño que quería imitar a su hermano. "En mi primera carrera, la del Turrón en Salamanca, quedé penúltimo. Empecé esprintando desde la salida... Mi madre siempre me lo recuerda", comenta Mario entre risas. En la siguiente, aprendió a regular y terminó segundo. Y, lo más importante, allí conoció a su entrenador Lucio Rodríguez, un hombre que marcaría su trayectoria. Los éxitos no tardaron en llegar para orgullo de unos padres cuyo despertador iba a sonar los fines de semana durante años a las 5 am. España y sus múltiples competiciones. El atletismo y sus vertientes.

Jaime progresaba con nota, quinto en 10.000 m en el Europeo sub 20 de Rieti en 2013, y en las aulas salmantinas solventaba sus compromisos en Educación Física. Castigado por las lesiones en el tendón de Aquiles, su golpe de timón definitivo llegó en 2017: ir a Kentucky (Estados Unidos) becado a realizar un Máster en Gestión Deportiva y darle otra oportunidad al atletismo. Allí disfrutó de todo ello, con marcas personales, mientras abría otra puerta para que su hermano la derribase. "De algún modo le convencí para que probase la experiencia", reconoce. Mario, tras arrancar Biotecnología en Salamanca, se decantó por hacer Química en Misisipi. "Y, como había sucedido una década antes...", Mario siguió los pasos de Jaime.

El último baile

Él llegó en 2018, justo a tiempo para coincidir con Jaime en la línea de salida de la legendaria cita de Cross de la NCAA (National Collegiate Athletic Association). Y el mayor hizo valer la experiencia y la diferencia de edad: "Fue en Wisconsin, era mi último año de senior y su primer año, como freshman (novato). Gané yo, pero no por mucho, 10 segundos o así. Después, ya vino la explosión de Mario y se puso a años luz de mí".

"El sueño que empezó hace 15 años en un pueblo, ahora nos permite conocer mundo"

Mario García Romo Bronce europeo en 1.500 m

Tras cuatro temporadas de progresión en el tartán y de integración plena en las aulas, "no había españoles en la Universidad", Mario se ha ido a vivir hace unas semanas a Boulder (Colorado) para dedicarse a tiempo completo al atletismo. La marca de zapatillas On Running es uno de sus principales apoyos, dentro y fuera de la pista. Y allí se ha encontrado de nuevo con su álter ego. Tras pasar por Nike (en Barcelona) y Deloitte, Jaime es el nexo entre los atletas y los ingenieros que desarrollan los productos en la firma de calzado suiza con la que vuela su hermano. Vive en Zúrich, pero está en permanente contacto con los deportistas: "Es un lujo poder trabajar en las zapatillas que luego les van a permitir ganar medallas o hacer récords".

Mario García Romo, a la izquierda, en un entrenamiento en EE.UU.  RELEVO
Mario García Romo, a la izquierda, en un entrenamiento en EE.UU. RELEVO

El mes pasado, los García Romo coincidieron en Colorado para realizar un test de producto. "Es una gozada. Mario, gracias a sus estudios, es muy científico y nos ayuda bastante a la hora de desarrollar la zapatillas. Nos da un feedback muy específico y detallado", dice Jaime. El pequeño está encantado con el binomio y habla por ambos: "El sueño que empezó hace 15 años en un pueblecito de Salamanca, ahora nos permite ir a grandes ciudades del mundo: Bruselas, París, Roma... Es un orgullo poder colaborar, desarrollar productos y, a la vez, ganar medallas con esos productos".

"El entrenar solo, en condiciones duras, crea una base de sacrificio y esfuerzo"

Jaime García Romo Empleado de On Running

Muchos piensan que el carácter competitivo y ganador de Mario se forjó en EE.UU., pero venía de serie, del lugar en el que comienza esta historia. Jaime lo explica mejor que nadie: "La vida en un pueblo de Castilla de 200 habitantes no es fácil cuando eres niño. Tienes que entrenar solo, en invierno en condiciones duras, y eso crea una cabeza, una fuerza de voluntad y una mentalidad que son muy difíciles de desarrollar en una ciudad, con más facilidades. El pueblo nos dio una base de esfuerzo y sacrificio, y cimentó algo mucho más grande que luego Mario pudo desarrollar por su cuenta".

No se pueden entender los éxitos de Mario García Romo en el tartán sin conocer la figura de Jaime, el pionero. Por eso, pese a la gloria en el Europeo y el extraordinario Mundial, el mediofondista español se queda con su título de 1.500 m en el Campeonato de España. Allí lo celebró con los suyos, la primera prueba en la que le acompañaban tras la pandemia. "Mi hermano, Lucio (el técnico de siempre) y Carlos Gallego, un compañero de entrenamientos de toda la vida, estaban repartidos en la contrarecta; y, al ganar, se juntaron en el medio para saltar y darse abrazos", recuerda. Es el orgullo de los García Romo. Una pareja con raíces fuertes en un pueblo, donde aún viven sus padres, que tienen siempre presente. Una dupla que se ha puesto el mundo por montera.