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Aauri Bokesa: "No podía entrenar. Llegaba a la pista, me paraba y pensaba 'me voy a casa, ¿qué hago aquí?'"

La atleta está atravesando un bache emocional desde que se quedara fuera del Europeo por decisión de la Federación. "Ha sido la decepción más grande de mi carrera".

La atleta española Aauri Bokesa, en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. /SALVADOR FENOLL
La atleta española Aauri Bokesa, en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. SALVADOR FENOLL
Nacho Encabo
Salvador Fenoll
Michèle Novovitch

Nacho Encabo, Salvador Fenoll y Michèle Novovitch

Aauri Bokesa ha caído dos veces a la lona en este 2022. Se rompió el sóleo a comienzos de año y cuando ya estaba de regreso llegó la mayor decepción de su carrera. "Y mira que he tenido decepciones", asiente. Quedarse fuera de la lista del 400 para el Europeo de atletismo, siendo la capitana de la selección española, fue un golpe del que todavía no se ha recuperado.

Aauri Bokesa, en Relevo Talks.

La ilusión desapareció, decidió ausentarse de las dos últimas competiciones que tenía programadas y se le cruzó por la mente la idea de retirarse. "No podía entrenar, nunca me había pasado de ir a la pista, pararme y decirme: Me voy a casa, ¿qué hago aquí?".

Recibe a Relevo en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y el cielo es un reflejo del ánimo de Bokesa. Llueve, hay nubarrones, es un día gris. "El deporte ha sido mi vida y no lo estoy pasando bien", se sincera esta atleta y trabajadora social de zancada infinita y sonrisa contagiosa a las puertas de los 34 años.

Del baloncesto al atletismo

Nacida en Madrid el 14 de diciembre de 1988, Bokesa empezó su carrera deportiva en el baloncesto. Llegó a ser internacional con España en categorías inferiores y estuvo durante muchos años en la primera plantilla del Estudiantes. En 2008, sin embargo, probó con el atletismo y después de dos años compaginando ambas modalidades, se decidió por las carreras.

"Todos los niños que hacen deporte quieren ser olímpicos y poder vivir unos Juegos desde dentro. Yo con el baloncesto lo tenía bastante complicado", comenta. En su primer año como atleta se plantó en la final del campeonato de España casi sin entrenar. Múltiple campeona nacional, cumplió el sueño de ser olímpica en Londres 2012. Cuatro años después, en Río 2016, llegó una gran decepción. Fue eliminada en las series con un tiempo muy alejado de lo que ella esperaba de sí misma.

"Decidí tomarme un año para pensar. Sentía que de aquí para abajo estaba bien", dice con la mano en el cuello. "Pero de aquí para arriba no", añade señalándose la cabeza. "Notaba que necesitaba un cambio. Los CAR están bien, pero no son para todos los deportistas y dependiendo del momento en que te encuentres, te pueden ir mejor o peor. Yo después de Río necesitaba salir de aquí".

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Vuelta a empezar

Bokesa se mudó a Suiza en busca de paz emocional y la encontró en el grupo entrenador por Laurent Meuwly. El problema fue que al cambiar la metodología de entrenamiento, su cuerpo se resintió. "Estaba motivada, me gustaba el equipo y pasé de entrenar cinco sesiones a nueve. Mi cuerpo y mis rodillas me dijeron que no, que me peinase. Entonces, me lesioné y empecé a tener muchísimos dolores y un poco de ansiedad para competir en España".

Ahí es cuando empezó a ir al psicólogo. Poco a poco, la cabeza se fue recuperando y las piernas empezaron a moverse como nunca antes. En los Juegos de Tokio llegó su desquite: logró su mejor marca personal en 400 (51,57 segundos) y formó parte del relevo que estableció el récord de España (3:13,29 minutos). La vida le estaba sonriendo a Bokesa.

Pero en el inicio del 2022, una temporada con Mundial y Europeo, se rompió el sóleo. La recuperación fue dura y los buenos cronómetros tardaron en llegar. Ahí, en plena remontada, recibió la noticia que jamás había esperado. José Peiró, el seleccionador español, había dejado fuera a Bokesa del Europeo de Múnich. Estaba convocada para el 4x400, pero no para el 400 individual. "No se atendió a criterios objetivos", sostiene.

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Se le cayó el mundo a los pies. "Es muchísimo sacrificio para que luego se juegue con nuestro trabajo de esta manera", añade. Fue ahí cuando pensó en retirarse, en dedicarse al doctorado y a sus proyectos sociales. Pero algo en su interior se removió. "Tener que retirarse así, por algo ajeno y sin que tú decidas cómo... Me parece muy feo acabar una carrera deportiva así".

Volvió a ponerse las zapatillas y en esas está ahora, en lo que ella llama "un proceso de transición". La motivación todavía no ha vuelto y las mañanas en el CAR se le hacen largas. "Solo quiero retirarme en paz y me ilusiona el futuro que tengo por delante. Tengo muchos proyectos". Tras la hora y media de entrenamiento y la entrevista, ya no llueve y se vislumbra el cielo azul en Madrid. En el interior de Bokesa sigue habiendo nubes, pero quizás sea una señal. Al final siempre sale el sol.