Dos nuevos récords mundiales encumbran a Luderitz como la Meca del windsurf
Antoine Albeau vuela a 53,49 nudos en el mítico canal namibio y Jenna Gibson sube el récord femenino a 48,03 nudos.
Todos los años por estas fechas, el mundo del windsurf centra su mirada en un Luderitz, un espectacular canal artificial creado en Namibia donde se baten todos los récords de velocidad desde su creación. Este 2024 no ha sido menos, y acaban de caer dos récords mundiales: el masculino, que ha sido fijado por el francés Antoine Albeau en 53,49 nudos, y el femenino, que ha pasado a manos de Jenna Gibson con 48,03 nudos.
El canal de Luderitz tiene una extensión de 800 metros y para que un récord quede verificado su protagonista tiene que registrar una velocidad mantenida durante 500 metros. Se dan picos incluso superiores, como el logrado por la propia Jenna Gibson que superó la mítica barrera de los 50 nudos durante dos segundos, pero para que el récord permanezca tiene que tener ese medio kilómetro de consistencia.
Estas marcas tienen que ser certificadas ahora por el World Sailing Speed Record Council (WSSRC), que es el organismo que se encarga de profesionalizar los resultados, ya que fija las normas mínimas para su ratificación, aunque en el caso de Luderitz suele ser una cuestión únicamente de procesamiento. Los 50 nudos sostenidos de viento, que viene de una dirección del 140, lo convierten en un escenario ideal para que los grandes profesionales del windsurf no fallen a su cita anual.
El mítico campeón Bjorn Dunkerbeck, que sigue en activo y con 42 títulos mundiales en su dilatado palmarés, también ha ido a competir este año a Luderitz y ha vuelto a rozar la barrera de los 50 nudos, quedándose en unos excelentes 49,62 nudos como mejor marca. Su mejor registro está en 51,99 nudos, aunque llegó al alcanzar los 55,98 en un pico de un segundo.
Este martes ha sido el último día en el que el canal de Luderitz ha tenido actividad en este 2024, ya que las condiciones ya han dejado de estar en su pleno apogeo para batir récords. Habrá que esperar a 2025 para ver cómo estas balas de mar siguen aumentando los registros en sus tablas de windsurf.