El recuerdo de Valencia: la mejor Copa América de la historia
La ciudad del Turia se vuelve a interesar por albergar la competición tras su excelente organización en 2007.
El 26 de noviembre de 2003, la Sociedad Náutica de Ginebra anunciaba a Valencia como sede de la 32ª edición de la Copa America. El salto que pegó Rita Barberá en el balcón del Ayuntamiento es una de las fotografías más icónicas de los últimos años y sirvió como pistoletazo de salida para la mejor edición de la historia de la competición según reconoce unánimemente la comunidad internacional de la vela.
La Marina de València nació precisamente para albergar la competición, en la que deportivamente el Alinghi revalidó título y el Desafío Español cuajó un excelente papel, llegando a semifinales. La Copa de 2007 fue una auténtica revolución a todos los niveles, y aún hoy se recuerda como el paradigma de evento exitoso. Tanto es así, que la ciudad del Turia ya ha contactado con la organización de la Copa América para aspirar a ser la sede de la 38ª edición del trofeo.
Por poner en contexto la edición de 2007, el Alinghi, un equipo suizo, se impuso en la edición anterior haciendo historia. El magnate Ernesto Bertarelli fichó a toda la cúpula de los navegantes neozelandeses y consiguió llevarse la victoria en Auckland. Como Suiza no tiene mar y el Deed of Gift (manifiesto que rige la Copa América) obliga a que el defensor celebre la defensa de la Copa en mar abierto, el equipo helvético tuvo que abrir una fase de selección de ciudades aspirantes, a la que de entrada se inscribieron 60 ciudades alrededor del mundo para elegir la que iba a ser la sede de la edición de 2007 y en la que al final acabó imponiéndose Valencia.
Contactamos con Cristóbal Grau, concejal de deportes del Ayuntamiento en la época, para que nos recuerde cómo fue la jugada. "Lo recuerdo todo muy rápido, a finales de enero de 2003 nos llegá la posibilidad a través del Real Club Náutico de Valencia y en noviembre nos la dieron. Manel Casanova, el presidente del Náutico en la época, fue capaz de transmitir la importancia de esa cita y el impacto que tenía. En aquellos tiempos la ciudad estaba trabajando en el proyecto del Balcón al Mar, en el que ya se pensaba en ganar ese espacio para la ciudad, cambiar nuestra fachada marítima y que pasase de tener esos usos portuarios a tener usos ciudadanos. Rita Barberá lo vio desde el minuto cero y con su fuerza lideró la iniciativa y en menos de nueve meses, como un parto, lo conseguimos", relata.
El primer elemento que convirtió esta edición de 2007 en la mejor edición de la historia de la Copa América fue la participación, gracias a que la copa se celebró en Valencia, en Europa, en un sitio con una visibilidad comercial espectacular y en un contexto en el que había una bonanza económica arrolladora. Hubo 12 equipos participantes, el defensor, el Alinghi y otros 11 desafiantes de todas las partes del mundo, incluyendo tres desafíos italianos, uno sudafricano e incluso uno chino.
Si la Barcelona del 92 se transformó y cambió con los Juegos, la Valencia de la Copa América se transformó con ella, más allá de también el impacto que tuvo en otros muchos sectores. "Se hizo una inversión que en infraestructuras que superó los 320 millones de euros. Y el canon fueron 90 millones. Y todos eran patrocinadores de primer nivel. Recuerdo como anécdota que llegó un momento que éramos incapaces de poder estar institucionalmente presentes con la visita de muchos de los personajes o grandes espadas que visitaban los equipos. Y aparte de los miles de turistas, hubo 1300 familias que se establecieron durantes tres años en la ciudad, todas ellas con rentas importantes", recuerda Grau.
La Marina de Valencia abarrotada con casi 100.000 personas vistiendo de verde Iberdrola y aclamando al barco español por el canal al término de esas semifinales es uno de los momentos más potentes que se han vivido en la historia de nuestra vela. Y otro de los aspectos que se recuerda todavía hoy en día de aquella bendita Copa América fue la fastuosidad que la acompañó.
Por Valencia pasaron centenares de estrellas de Hollywood, mandatarios mundiales, modelos... Todo el mundo quería estar en la capital del Turia esos días. Se recuerda especialmente, por ejemplo, una fiesta de Prada en la que cerraron el mercado central de Valencia adrede para agasajar a sus invitados, con Demi Moore como diva estelar. O la fiesta de Louis Vuitton, en la que ibas a la barra y te encontrabas a Naomi Campbell o al cantante de Durán Durán, porque acababa de actuar especialmente para sus invitados porque era amigo de la mujer de Bertarelli.
Larry Ellison, el dueño de Oracle, se trajo su yate privado, el Rising Sun, que era uno de los más lujosos del mundo en la época. Los taburetes de uno de los bares que había dentro del bar estaban hechos de piel de prepucio de ballena. Tenía una cancha de baloncesto en una de sus cubiertas, con lo que había dos marineros que estaban con una lancha rondando el barco para cuando Ellison y sus invitados echaban un partidito y se les iba la mano, poder recoger los balones que se les iban al agua.
Lo único que abortó el idilio entre el Valencia y la Copa América fue su fallida segunda edición en 2010, en la que tras una monumental batalla judicial, se enfrentaron Alinghi y Oracle directamente al mejor de tres regatas según las normas del Deed of Gift y los americanos se llevaron la Jarra de las Cien Guineas a su país. ¿Quién sabe si 14 años después se retomará ese idilio? En unos meses tendremos la respuesta.