Los 'ajetreados' minutos de Carlos Alcaraz tras ser campeón de Wimbledon
El murciano tuvo que seguir el estricto planning de compromisos de la organización.
Londres.- Eran las 19:51h. y Carlos Alcaraz caía sobre la hierba de la pista central de Wimbledon. Mientras, en el banquillo de su equipo empezaban a brotar las lágrimas. Juan Carlos Ferrero se veía superado por la grandeza de los acontecimientos y empezó a llorar como nunca le hemos visto antes. Así empezó la tarde-noche más especial de un tenista y su equipo al llegar a lo más alto.
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Lo que ocurrió en la pista, lo vio todo el mundo. La felicidad de un niño de 20 años llegado de El Palmar y formado tenísticamente en Villena siendo coronado como Rey por la Catedral del tenis. "Carlos, Carlos", gritaban los aficionados británicos a los que el juego del español ya ha enamorado para siempre. Wimbledon es especial, también para las celebraciones y él tiene un ceremonial especial.
En el resto de torneos que ha ganado 'Carlitos', suele quedarse en la pista y fotografiarse junto a su equipo, su familia y todos los amigos llegados desde Murcia. Aquí, pronto los perdió de vista y fue llevado junto a la directora ejecutiva del All England Club a cumplir con los compromisos.
En primer lugar, presenció con sus propios ojos como se plasmaba su nombre en el mural de los campeones. Después de una racha de 20 años donde se repetían los nombres de Federer, Nadal, Murray y Djokovic, aparecía un nuevo nombre. Al levantar la pegatina, Carlos ya alucinaba: "Es increíble ver mi nombre junto a todos ellos".
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Seguidamente, era guiado por los pasillos que ha recorrido en estos últimos días camino a la pista. Cuadros históricos, fotos de leyenda y recuerdos que hoy bien podrían incorporar algo suyo. Subió las escaleras, donde le esperaba S.M. El Rey para darle la enhorabuena. A diferencia de Nadal en 2008, Alcaraz no había saltado al palco y no había tenido todavía el encuentro.
El encuentro entre 'reyes'
Lo curioso fue que, a su encuentro, allí se cruzó la viuda de Manolo Santana, Claudia Rodríguez, que de manera espontánea rompió el protocolo para ser la primera en felicitarle. Después fue el turno, ahora sí, de Felipe VI, quien tuvo una amigable charla con Alcaraz. "No sé si eres consciente de lo que has hecho", le recibía el monarca ante la sonrisa del murciano. "Gracias por darnos una alegría enorme", le repetía.
De repente, el tenista que no hacía ni dos minutos que había dejado de pisar la hierba sigue con el partido en la cabeza y le desvela el gran 'secreto' de la noche: "Estaba pensando cuando Roger estaba 40-15 con Djokovic en la final de 2019. Que no me pase, que no me pase". Aquella final, el serbio le dio la vuelta al marcador del suizo llevando el partido al quinto set.
El Rey tenía una misión, ya había felicitado al protagonista pero también quería tener un encuentro con la familia. Un entorno que desapareció pronto de las gradas para iniciar la operación 'traje esmoquin' y que dio mucho de sí. "No sé donde están, pero se la daré que seguro que les hará ilusión", le contestaba Alcaraz.
Al mismo tiempo, en la zona de jugadores, el equipo del nuevo campeón de Wimbledon tenía un problema: ninguno de los miembros ni el propio Alcaraz había traído trajes esmoquin para la Cena de Campeones y había que buscarlos. Menos mal que el All England Club es un lugar de otra época y sigue teniendo sastre en sus aposentos para cualquier imprevisto.
El encargado de la gestión era Juanjo López, el médico, que se apresuraba de un sitio para otro en busca del responsable de que pudieran cumplir con el vestuario de etiqueta requerido para la noche de fiesta.
En esos instantes, Alcaraz salía al balcón del club donde miles de personas, casi todas las que habían estado en las gradas, le esperaban para vitorearle una última vez. Un baño de masas que emocionó a Carlos. Solo había que verle la sonrisa.
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Tras saludar, siguió su recorrido por las entrañas de la pista central, donde se encontró a una Martina Navratilova, recién recuperada de su enfermedad. Al verla, al murciano le vino de golpe la conversación que tuvieron solo hace unos días, ya en Wimbledon. En una entrevista para una televisión, la legendaria jugadora la recomendó que subiera más a la red, como mandaba la tradición en el juego sobre hierba. Y ahí 'Carlitos' le recordó que le había hecho caso. Entre las 9 subidas a la red del partido ante Muller previo a la entrevista a las 29 en el encuentro ante Jarry unas horas después de hablar con la checa.
Poco a poco, se iban encontrando trajes para el equipo. Su agente ya se lo había colocado rápidamente y gestionaba los movimiento de Alcaraz para cumplir con todos los compromisos de la manera más 'elegante'. Antes de su entrada a vestuarios, también recibió la felicitación del equipo y la familia de Novak Djokovic. Fue antes de la ducha cuando el segundo entrenador del serbio, Carlos Gómez-Herrera, le reconoció que nunca le había visto jugar a ese nivel en hierba: "Ha sido el mejor partido que te he visto".
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Casi sin tener tiempo para poder celebrar por lo ajetreado de la agenda del campeón, la hora de la cena, prevista para las 22:00h., se echaba encima y Alcaraz todavía no se había probado su traje. Aún tenía que atender a todos los medios de comunicación que le seguían esperando. El traje podía esperar y fue entonces cuando llegó a rueda de prensa, a toda carrera, con su gorro. Allí, acompañado por la prensa española, agradecía las felicitaciones sin poder ni parar. Ni siquiera pudo responder a todas las preguntas de las decenas de periodistas que llenaban la nueva sala 'Theater' porque el homenaje del club ya apremiaba. Habían pasado más de dos horas... y el traje sin probar.