ROLAND GARROS

Las sombras de Lucas Pouille, la nueva estrella de Roland Garros: "Creí que iba a terminar en el manicomio, bebía solo"

El tenista francés consiguió clasificarse para el cuadro final del torneo galo. Meses antes sufrió una depresión.

Lucas Pouille, durante la previa de Roland Garros /GETTY
Lucas Pouille, durante la previa de Roland Garros GETTY
Isabel Pacheco

Isabel Pacheco

Hay victorias que esconden dentro de si mismas muchos momentos de superación. Victorias que lejos de un simple triunfo van más allá y suponen reencontrarse con uno mismo. Victorias que sanan heridas y que demuestran que aunque a veces nos creamos vulnerables siempre hay luz al final del túnel. Para Lucas Pouille este jueves fue una de esas victorias que no va a olvidar jamás.

"Llegar al cuadro final de Roland Garros significa todo. Todo por lo que cogí la raqueta a finales de año (…) Estoy muy orgullo de mí mismo y feliz. Para mí y para todas las personas que me han estado ayudando durante meses tratando de volver. Ganar frente a mi familia, mis amigos y toda esta gente es una liberación. Las emociones se soltaron un poco y fueron muy fuertes. Hace mucho tiempo que no experimentaba esto", señaló Pouille minutos después de derrotar a Juric Rodionov y clasificarse para el cuadro final de Roland Garros.

«Sentía que iba a terminar en un manicomio»

A sus 29 años, la última vez que el tenista francés disputó un Gran Slam fue precisamente hace un año sobre la arcilla de París. En la pista donde este jueves celebró su resurgir, en 2022 y tras perder en su debut, comenzó un calvario que apunto estuvo de cambiarle su vida para siempre.

"Empecé a tener un lado más oscuro y a entrar en una depresión que me llevó, después de Roland Garros e Inglaterra, a dormir apenas una hora por la noche y a beber solo. Terminé en un hospital de Niza durante dos semanas en una cama hiperbárica para ayudarme a curar más rápido, rodeado de enfermos moribundos, cánceres terminales... Me daba mucho mucho miedo. No podía pegar ojo, me hundía, me despertaba con los ojos desorbitados. Sentía que iba a terminar en un manicomio", confesó Pouille en una reciente entrevista en el diario francés L´Equipe.

"Empecé a tener un lado más oscuro y a entrar en una depresión que me llevó a dormir apenas una hora por la noche y a beber solo"

Lucas Pouille

"Después de una semana sin dormir, tiré todas mis raquetas a la basura y le pregunte a mi familia: '¿Les parece normal que a los 28 años, y siendo padre, llore todos las noches en un mi habitación del hotel cada vez que pierdo?". Entre los 10 mejores tenistas del mundo en 2018 y derrotando a Rafa Nadal en octavos de final del US Open en 2016, Pouille llegó a aquel fatídico Roland Garros en el puesto 160 del ranking.

"Terminé en un hospital de Niza durante dos semanas en una cama hiperbárica para ayudarme a curar más rápido, rodeado de enfermos moribundos, cánceres terminales..."

Lucas Pouille

"Les mentía. Cuando me preguntaban si me pasaba algo les decía que era alergia. No hablaba de lo que me pasaba con nadie. Pero en un momento dije basta. De lo contrario habría terminado en Sainte-Anne entre los locos. Por mi cordura tenía que parar. No me estaba respetando como jugador. Una noche recibí una notificación en mi móvil y vi la foto de mi hija. Ahí fue cuando me dije a mi mismo 'basta". 

La pregunta que lo cambió todo

Tras meses alejado de las pistas, su último partido fue el 14 de junio de 2022 y no volvió hasta el 1 de enero de 2023, el francés acudió junto a su esposa a presenciar, desde la grada, la última edición del París Bercy en el mes de noviembre. Queriendo pasar desapercibido, la prensa le preguntó sobre la posibilidad de formar parte de los Juegos Olímpicos de París 2024. Aquella pregunta lo removió todo. "Cuando me fui de París Bercy le dije a mi esposa: 'Voy a volver al tenis".

Un nuevo parón el 27 de enero le tendría fuera hasta el 4 de abril. Es ahí cuando comenzaría entonces una ascensión que le ha llevado a meterse en el cuadro final de Ronald Garros. "Desde el momento en que entré en la pista surgió una emoción que me costó controlar desde las primeras pelotas de calentamiento", confesó. Acompañado por un público que no ha dejado de animarle y que entonó La Marsellesa, su esposa Clemence Bertrand no pudo contener las lágrimas desde la grada.

"Recuerdo que eran las 22.30 y estaba con amigos, mi entrenador y mi mujer, cenando. Nadie decía una palabra, mi cabeza estaba gacha, repitiéndome, como todos los días: '¿Qué haces en la cancha?' La verdad es que no fue un buen momento, pero hoy sonrío y estoy contentísimo. Por todo lo que me están dando los aficionados, es fantástico...", recordaba Pouille al hablar de su eliminación en primera ronda en tierras francesas hace justo un año. Hoy el número 670 del mundo es todo un ejemplo de superación y tiene claro que si se cruza a Carlos Alcaraz o Medvedev "no daré el 200%, daré el 10.000%".