PAPA LEÓN XIV

La pista de tenis oculta en El Vaticano donde el nuevo papa León XIV podrá practicar su pasión

Siendo cardenal, confesó en una entrevista que se consideraba "un tenista aficionado" y que tenía ganas de "volver a las pistas".

El nuevo Papa es un aficionado a jugar al tenis y en El Vaticano podrá practicar./AFP/JOSÉ MANUEL AMORÓS/RELEVO
El nuevo Papa es un aficionado a jugar al tenis y en El Vaticano podrá practicar. AFP/JOSÉ MANUEL AMORÓS/RELEVO
José M. Amorós

José M. Amorós

"Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú, he tenido pocas ocasiones de practicarlo, así que tengo muchas ganas de volver a la pista", señalaba el entonces Cardenal Robert Francis Prevost y ahora nuevo papa León XIV en una entrevista con el portal religioso augustinianorder.org en Roma a finales de septiembre de 2023. Un 'secreto' desvelado entonces, cuando apenas nadie le ponía cara ni nombre, que no ha tardado en viralizarse entre los aficionados al deporte nada más conocerse que será el nuevo líder de la Iglesia Católica. ¡Un papa, aficionado al tenis!

A pesar de su pasión y que su nombramiento ha coincidido con la celebración del Masters 1000 de Roma, en el Foro Itálico y a apenas 10 minutos en coche de la Plaza de San Pedro, es altamente improbable y evidente que el nuevo papa se acerque a ver algún partido de Alcaraz, Sinner y compañía en las próximas jornadas, ya que afronta un reto mayúsculo que le será, bien seguro, ajetreado. Pero lo que no mucha gente conoce es que sí podrá disfrutar de su pasión cuando, a lo largo de su papado, tenga unos ratos libres en una pista de tenis oculta en el interior de los muros de la Santa Sede.

En un paseo por los Museos Vaticanos, visitados por millones de personas cada año, quien se asome en una de las ventanas de la primera parte del recorrido, durante los pasillos de la colección Pio-Clementina, se verá sorprendido por esta instalación deportiva a sus pies, un tanto abandonada, pero que genera curiosidad y que tiene detrás una gran historia detrás. "¿Qué hace una pista de tenis aquí?", se preguntan los visitantes.

Pero El Vaticano, a pesar de lo que pueda parecer, tiene una larga tradición con el mundo de la raqueta desde que en 1551, bajo el precepto de Julio III, ya se construyera una pista al norte de San Pedro para jugar a la entonces pallacorda, deporte que dio origen al tenis y que fue relacionado con las pelotas vasca y valenciana.

La pista de tenis, en los jardines de la Ciudad del Vaticano.  JOSÉ MANUEL AMORÓS/RELEVO
La pista de tenis, en los jardines de la Ciudad del Vaticano. JOSÉ MANUEL AMORÓS/RELEVO

La época dorada del tenis en El Vaticano

"Aunque la época dorada del tenis en El Vaticano comenzó en 1977, con la renovación de la cancha en los jardines", se señala en un texto de la página oficial de prensa de El Vaticano, que cuenta cómo se llegó incluso a crear un campeonato entre los residentes de la 'Casa de Dios' a las orillas del río Tíber: "En 1978, el ganador del primer "Torneo de la Amistad" fue Gian Battista Ghislandi, coordinador musical del programa estéreo de Radio Vaticano. El padre Roberto Tucci, que llegó a ser cardenal a posteriori, le entregó el premio. En el partido por el tercer puesto, el guardia suizo Peter Hasler venció al Monseñor español Faustino Sainz Muñoz por 6-2 y 6-2". Este último partido con protagonismo español llegó a tener una crónica en el diario Corriere dello Sport, quien tituló irónicamente "Un guardia suizo detiene a un monseñor".

Posteriormente, la novedad del torneo llamó la atención y la alta participación amplió sus modalidades a los dobles con victoria en todos los cuadros de los empleados de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica. En 1981, el formato cambió a un formato de equipos al más puro estilo Copa Davis con la participación de cuarenta y ocho jugadores, cuatro para cada uno de los doce equipos, con triunfos para los de Servicios Técnicos por delante de los periodistas del L'Osservatore Romano, el diario de El Vaticano. Más tarde, también se abrió la participación a hijos de trabajadores e incluso, se llegó a tener a dos ganadores de Roland Garros como Nicola Pietrangeli y Adriano Panatta en las ceremonias de trofeos. A finales de los 90, la popularidad bajó y la falta de participantes hizo desaparecer el torneo, aunque en 2008 fue reanudado de manera más discreta por los empleados de los Museos Vaticanos como divertimento.

En la esquina de los muros que dan a las calles romanas del Viale Vaticano y el Viale León IV, la pista de cemento rojo es algo tan peculiar como excéntrico por su entorno. Junto al parque de juegos infantiles donde los hijos de los trabajadores vaticanos residentes pueden encontrar un lugar de esparcimiento, allí tiene la Ciudad del papa su única instalación deportiva, al menos a la vista de todos los que pagan los 17€ de entrada que cuesta visitar las interioridades, salas y palacios del lugar. Ahora solo queda esperar una imagen que daría la vuelta al mundo: el papa León XIV, con su raqueta, jugando un partido de tenis.

Para los que puedan pensar que, a sus 69 años y por su profesión, puede estar fuera de forma, nada más lejos de la realidad: según el sacerdote y periodista especializado Antonio Pelayo, Pervost estuvo peloteando solo unas horas antes de ingresar en Residencia de Santa Marta para formar parte del cónclave que ha terminado eligiéndole como nuevo papa.