MUTUA MADRID OPEN

La noche más emocionante de Nadal, desde dentro: "No quería hacer un mar de lágrimas"

El español asegura que ver llorar a gente que no es cercana a él en su despedida le ha provocado "una satisfacción personal muy grande".

Rafael Nadal, durante el homenaje que le han hecho en la pista central de la Caja Mágica. /Susana Vera/Reuters
Rafael Nadal, durante el homenaje que le han hecho en la pista central de la Caja Mágica. Susana Vera/Reuters
Nacho Encabo

Nacho Encabo

"¡Mejor que me lo envíen!" El reloj de la sala de conferencias del Mutua Madrid Open marca casi las dos de la mañana cuando Rafael Nadal abandona la tarima pidiendo a los trabajadores del torneo que le envíen el trofeo a casa. Sale entre aplausos, custodiado por parte de su equipo, y rodeado de una maraña de periodistas.

Trofeo, aplausos, madrugada y sonrisas, como en las grandes noches. Pero esta vez Nadal no ha ganado. De hecho, un rato antes ha perdido ante Jiri Lehecka en los octavos de final de Mutua Madrid Open por 7-5 y 6-4. Según sale Nadal por la puerta de la sala de prensa, es el turno del checo. La habitación se ha quedado prácticamente vacía. Lehecka ha logrado una de las victorias de su vida, pero los flashes se los lleva Nadal.

Es lo que tiene ser un campeón de 22 Grand Slam, ser exnúmero uno, ser una leyenda, y haber jugado tu último partido profesional en tu país. Nadal ha vivido grandes momentos en Madrid, pero ninguno iguala en emoción a lo de este martes en la Caja Mágica. Perdió y le dieron una copa por su trayectoria y esos cinco títulos en el Masters madrileño.

El homenaje a Rafael Nadal en el Mutua Madrid Open. ATPTOUR

Ver a las 10.000 personas que llenaron el estadio Manolo Santana de pie y aplaudiéndole. Ver llorar a su familia al completo (sólo faltaba Rafa junior). Ver la emoción de los trabajadores del Mutua Madrid Open haciéndole un pasillo. Ver un vídeo con los mejores momentos de su trayectoria en Madrid. Ni con todo eso Nadal dejó escapar una lágrima. Aguantó estoicamente.

"Sí que me he emocionado, pero por dentro. He aguantado porque tampoco quería hacer un mar de lágrimas, aunque ha habido momentos en los que ha faltado poco. Pero me he contenido", decía Nadal ante los periodistas tras el homenaje en la pista central, la ducha y los momentos íntimos con su equipo y familiar.

"Ha sido una noche emocionante a más no poder, pero no es el momento para dejar ir lo que llevo dentro a nivel de emociones. Me queda un camino por recorrer y no quería soltar toda esa adrenalina aún", añadía el tenista que cumplirá 38 años dentro de un mes. "Todavía no he terminado mi camino con la raqueta en la mano". Todavía queda fiesta y todavía quedan despedidas. Todavía queda París y Roland Garros.

En la grada soltó lágrimas hasta el Cholo Simeone y algún que otro aficionado. Eso es lo que provocan deportistas como Nadal. "Que la gente de mi alrededor llore es lo normal. Siempre he intentado ser buena persona y ser respetuoso. Pero sé que si hubiera tenido un comportamiento horroroso también llorarían", indicaba con una sonrisa. Lo que le llena más es lo otro: ver a la gente anónima llorar por él.

"Cuando se emociona gente que no es cercana, que son puramente seguidores, para mí es una satisfacción personal muy grande a nivel de lo que tiene valor en la vida para mí. El tenis tiene un valor deportivo, pero ya está. El valor real de la vida son los seres humanos y las personas. Yo espero haber sido, por lo menos, no un mal ejemplo para las nuevas generaciones y para los niños".