Las graves acusaciones sobre Zverev enmudecen el vestuario del Open de Australia
La noticia de que el alemán tendrá que ir a juicio por un supuesto caso de violencia doméstica ha caído como una bomba en el mundo del tenis, que lleva meses eludiendo el tema.
El alemán Alexander Zverev debería ser noticia en el Open de Australia por su desempeño en la pista, por el resultado del partido épico de segunda ronda que sacó adelante de manera agónica (en el super tie break del quinto set) o por ser posible rival en el camino de Carlos Alcaraz hacia la final. Sin embargo, todo el mundo está hablando de él y, mientras todo eso ocurre, sus compañeros intentan huir como pueden de cualquier tipo de conversación, tal y como cuentan nuestros compañeros de Clay. Basta con leer las siguientes respuestas de cuatro jugadores de primerísima línea.
Stefanos Tsitsipas: "No hablaré de eso. Desconozco completamente la situación. No tengo nada que comentar".
Grigor Dimitrov: "Primera vez que escucho sobre esto. No voy a comentar porque no conozco la situación. Me mantengo alejado de las noticias".
Casper Ruud: "No he tenido mucho tiempo para pensar en ello, y realmente no tengo una opinión en este momento".
Cameron Norrie: "Honestamente no conozco mucho sobre el tema. No puedo comentar, desafortunadamente".
Para los que no sepan o estén desorientados con el inicio de este relato, solucionamos rápidamente el enigma del tabú que sobrevuela en el vestuario: sobre Alexander Zverev ya acumula dos acusaciones de violencia doméstica. La primera fue difundida por los medios Racquet y Slate, que recogieron el crudo testimonio de su ex pareja Olya Sharypova. Eso condujo, un año después, a que la ATP iniciara una investigación al respecto, cerrada por "evidencias insuficientes". No hubo consecuencias, y a la fecha no han dado señales respecto a la creación de una política en contra de los casos de abuso que varias voces han pedido.
El lío viene con la segunda: Brenda Patea, ex novia y madre de su hija, denuncia que Zverev la tomó del cuello y con presión la puso contra la pared. Ahora, en pleno Open de Australia y con el alemán en competición, todos nos hemos enterado de que tendrá que ir a juicio público en mayo (aunque en principio no tendrá que personarse), después de que un tribunal de Berlín dictara una orden de sanción contra el ex número dos del mundo y le impusiera una multa de casi medio millón de dólares.
La noticia se ha convertido en el mayor marrón dentro del vestuario: los tenistas no quieren, o no pueden, responder si es apropiado que el deportista de 26 años continúe en el rol que asumió a principios de mes en el Consejo de jugadores de la ATP. Sí que se ha atrevido a hablar, en cambio, la número uno del tenis femenino. La polaca Iga Swiatek respondía así cuando le preguntaban qué le parece el hecho de que Zverev haya sido elegido miembro del Consejo de Jugadores de la ATP: "No está bien que un jugador que presenta esta clase de cargos sea promocionado".
El alemán, mientras tanto, sale al paso de todo como puede de las preguntas de los medios de comunicación: después de su triunfo en primera ronda , respondía así al único tema que se le pregunta en inglés, antes de hablar de tenis con sus compatriotas.
— ¿Es apropiado que siga en el Consejo con este caso en proceso?
— ¿Por qué no lo sería? — replica Zverev.
— Hay un signo de interrogación respecto a su juicio. La corte decidirá.
— No lo hay.
— ¿Tiene la confianza de sus compañeros para seguir en ese puesto?
— Sí, creo que sí. Nadie me ha dicho nada.
Tabú también para Netflix
El tema no solo se esquiva en la sala de prensa, sino en todo el contenido oficial u oficioso que se proyecta desde las altas esferas. No hay más que ver "Break Point", la serie de Netflix sobre tenis que estrenó hace unos días su segunda temporada, y en el que el propio Zverev ha irrumpido como protagonista, aunque sin rastro alguno del espinoso asunto.
"Creo que eligieron personalidades equivocadas para filmar la primera temporada. Deberían haberme filmado a mí", abrió la voz de Zverev el capítulo dedicado a él, con cuadros que lo muestran junto a su actual novia, Sophia Thomalla. El campeón olímpico hablaba de las semifinales de Roland Garros 2022 frente a Nadal en las que se fracturó el tobillo, siete ligamentos y tuvo que salir de la pista en silla de ruedas. También habló de su recuperación, de los tiempos de cirugías, muletas y sesiones con el kinesiólogo que quedaron en el recuerdo con unas nuevas semis en Roland Garros y el título en Hamburgo.
Pero el drama que ocurre fuera de la cancha es inexistente para la serie. Fueron los poderes del tenis los que determinaron qué se contaba y qué no, y quienes eligieron que la narrativa en torno a Zverev fuera la del mundo feliz. En Netflix se le da especial énfasis a su relación sentimental actual, al compañerismo y la complicidad que lo ayudaron a volver a la alta competencia. Se lo presenta como un "golden boy", un retrato muy alejado del que están pintando otros. Zverev es un tabú, lleva siéndolo bastante tiempo, y no parece que vaya a cambiar.