Netflix pega un bocado con Rafa Nadal y Carlos Alcaraz en mitad de una guerra voraz
El gigante del 'streaming' hace en Las Vegas su segunda incursión en el deporte en directo, en plena batalla entre plataformas por los derechos televisivos de las grandes ligas y competiciones.
En la habitación del Mandalay Bay, uno de los grandes hoteles-casino de Las Vegas, con un fondo de aeropuerto y sierra pedregosa por la ventana, lo primero que salta a la vista es la portada de la revista promocional que se reparte en todos los hoteles de la 'Ciudad del pecado'. En la portada no está Adele, que inicia su residencia de un mes en el Caesar's Palace. Ni U2, que acaban este fin de semana la suya en The Sphere, el recinto semiesférico de espectáculos cubierto de pantallas, la última gran atracción aquí.
Sobre la mesilla aparecen dos tipos en pantalón corto, con la piel tostada y una raqueta en cada mano. Son Rafael Nadal y Carlos Alcaraz, la sensación de esta semana en Las Vegas. Este domingo por la noche se harán carne varios pisos más bajos en el recinto del Mandalay Bay, el Michelob Ultra Arena, al que se llega tras salvar una maraña de tragaperras y mesas de juego en el casino, grande como ocho pistas de tenis.
Allí se celebra el 'Neflix Slam', en el que el plato fuerte es el partido de exhibición que disputarán los dos tenistas españoles. El evento es una rareza por varias razones. Por un lado, Nadal y Alcaraz, 37 y 20 años, respectivamente, no han tenido demasiadas ocasiones de enfrentarse ante el público. Por otro lado, Las Vegas no es una ciudad de gran tradición tenística, más allá de que aquí se crio y sufrió Andre Agassi (esta noche será el anfitrión). En realidad, de ninguna gran tradición deportiva, más allá del boxeo. Pero esto ha cambiado de forma radical en la última década, con la ciudad decidida a convertirse en meca mundial del deporte: tienen equipos ganadores de la NHL de hockey sobre hielo y de la liga profesional femenina, han atraído a un equipo de la NFL de fútbol americano y pronto llegará otro de béisbol y en el último año han organizado una carrera urbana de Fórmula 1 y la Super Bowl.
El partido también es inusual porque supone una incursión de Netflix, el gigante global del 'streaming', en los eventos deportivos en directo. En la guerra voraz que se libra en todo el mundo por los derechos deportivos, en plena transformación del modelo de la televisión convencional o por cable hacia el 'streaming', Netflix ha optado por hacerse unas palomitas y ser espectador.
Entusiasmo por el deporte
"Estamos entusiasmados por el éxito de nuestros contenidos adyacentes al deporte", dijo en julio el consejero delegado de la compañía, Ted Sarandos, tras presentar resultados cuatrimestrales. Se refería a la multitud de series documentales deportivas que Neflix ha creado en los últimos años y que han tenido muy buena recepción en el público. Desde ciclismo -'Tour de Francia: en el corazón del pelotón'-, al fútbol americano -'Quarterback'-, Fórmula 1 -'Drive to survive'- o incluso tenis, con 'Break Point'. Según Sarandos, estos contenidos "presentan un deporte que ha estado entre nosotros durante mucho tiempo pero que quizá no es bien entendido por la nueva audiencia y se hace a través de una narración excepcional, no a través del deporte en vivo".
Con el partido de este domingo en Las Vegas, Netflix le pega un bocado a las retransmisiones en directo. Es la segunda vez que lo hace, después de un torneo de golf, también en Las Vegas, el pasado noviembre, entre profesionales del golf y pilotos de Fórmula 1, aprovechando que el circo del motor paraba en la ciudad.
Si Netflix le coge el gusto y decide entrar de lleno en ese mundo -en verano hubo informaciones de que pujó por los derechos de la Fórmula 1, pero se quedó muy lejos- se encontrará una batalla fenomenal por exprimir el contenido que más tira de las suscripciones en todo el mundo: las grandes ligas y los grandes torneos.
Sus competidores naturales han dado pasos enormes en ese negocio. El más activo es Amazon, que compra derechos de retransmisiones deportivas por todo el mundo. El acuerdo más sonado fue el que arrancó a la NFL para la retransmisión de los partidos de fútbol americano de los jueves, el llamado 'Thursday Night Football'. El precio es abrumador -1.000 millones de dólares por temporada-, pero también lo es su impacto: Mike Cavanagh, el presidente de Comcast, un gigante estadounidense de servicios de Internet, aseguró a finales del año pasado que ese partido suponía "el 25% del tráfico total de internet los jueves por la noche" y que había pasado el pico de uso tradicional de intervente del domingo por la noche al jueves por la noche.
Competencia encarnizada
En el mercado estadounidense, donde la transición hacia las plataformas de 'streaming' es más madura, cada compañía está dando sus pasos. Apple ha adquirido derechos de la MLS, la liga de fútbol profesional, además de algunos partidos de béisbol. YouTube comparte la retransmisión de partidos de fútbol americano. Otras plataformas de 'streaming' creadas desde canales tradicionales -como Max, de Warner Bros Discovery, o Peacock, de NBC- se han lanzado a la arena con compras agresivas de derechos de varias ligas.
El proceso avanza tan rápido que ya hay movimientos de consolidación. El mes pasado, durante la semana de la 'Super Bowl', Disney (que controla ESPN y su versión de 'streaming', ESPN+), Warner y Fox anunciaron la creación de una plataforma conjunta de 'streaming' deportivo en el que unirán todos sus canales por un precio que se estima en cerca de 50 dólares al mes y que podría arrinconar a la competencia (Fubo, una plataforma minoritaria, les ha demandado por competencia desleal).
En Europa, los movimientos son constantes. Amazon ha tenido derechos de la Premier League en Reino Unido y retransmite la Champions League en Alemania e Italia, así como Wimbledon también en Alemania y en Austria y los partidos de la noche de Roland Garros para Francia. En España, DAZN es la plataforma que predomina, pero es un mercado en el que podrían entrar nuevos actores.
No parece que uno de ellos vaya a ser, por el momento, Netflix. "Hemos visto que podemos ser un destino para los fans del deporte sin derechos de deporte en directo", aseguró a este periódico un portavoz de la compañía. "Además, nuestra estrategia nos permite estar siempre 'en temporada' en lugar de estar ligados al calendario de una liga". Quizá un éxito rotundo este domingo por la noche -o ver cómo otros se comen el pastel del deporte- les haga cambiar de opinión en el futuro.