Naomi Osaka rememora sus momentos más oscuros con la depresión: "No quería seguir viviendo así"
La tenista japonesa, ex número uno y campeona de cuatro Grand Slam, acaba de ser madre y planea volver al circuito en enero de 2024.
Naomi Osaka lo tenía prácticamente todo. Con apenas 23 años había sido la número uno del ranking mundial, era campeona de cuatro Grand Slam y le llovían los contratos publicitarios en su país, donde encendió el pebetero olímpico en los Juegos de Tokio como símbolo de ese Japón nuevo y multicultural. Todo era brillante por fuera, pero por dentro había muchas grietas.
Osaka sufría la depresión en silencio hasta que un día explotó. En Roland Garros 2021, la nipona se negó a dar ruedas de prensa arguyendo problemas de "salud mental". El torneo la multó después de que diera plantón a los medios tras su victoria en primera ronda y la amenazó con una expulsión. No hizo falta llegar a ese punto: la propia Osaka abandonó al día siguiente con un duro comunicado. "Nunca banalizaría con la salud mental o usar ese término de forma tan fácil. La verdad es que he sufrido largos problemas de depresión desde el US Open 2018 y me está costando mucho lidiar con ello", señaló.
Desde entonces nunca ha vuelto a ser la misma. Su último título fue el Abierto de Australia 2021 y lleva desde septiembre de 2022 sin competir. En enero de 2023 anunció que estaba embarazada y hace unas semanas que dio a luz y puso fecha de vuelta: enero de 2024.
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— NaomiOsaka大坂なおみ (@naomiosaka) June 2, 2023
Los problemas de depresión
En su primera entrevista tras ser madre, Osaka ha rememorado sus momentos más oscuros. "Yo no sabía lo que era la salud mental. Cuando creces, nadie habla de eso y honestamente creo que la primera vez que escuché sobre la salud mental fue cuanto me retiré de Roland Garros. No es que haya tenido una infancia oscura ni nada por el estilo, es sólo que todo en mi vida estaba muy centrado en el tenis", ha indicado la jugadora de 23 años en el podcast Mountaintop Conversations.
La primera vez que Osaka se sintió deprimida fue en 2018, después de ganar su primer torneo en Indian Wells. "Me volvió a ocurrir cuando gané el US Open en 2020. Y después en Pekín. Estaba en China y deseaba irme. Estaba llorando en la pista. Pensé para mí misma: no sé qué es este sentimiento, no sé cómo describirlo y no sé cómo solucionarlo, así que supongo que tendré que vivir con esto el resto de mi vida".
Y todo se complicó más durante el Abierto de Australia 2021. "Llegué a un punto después de ganar el Open de Australia por segunda vez que sentí que necesitaba hacer algo al respecto porque no quería seguir viviendo de esta manera".