TENIS

El español que se plantó en la élite del tenis sin dinero: "He viajado sin entrenador y en autobús para ahorrar"

Bernabé Zapata es la gran excepción en el tenis, un deporte que exige una inversión bestial. Ya ha ganado casi dos millones de euros y regalará a sus padres un viaje al US Open.

Bernabé Zapata Mirallés, durante su partido de primera ronda en Roland Garros 2023. /EFE
Bernabé Zapata Mirallés, durante su partido de primera ronda en Roland Garros 2023. EFE
Nacho Encabo

Nacho Encabo

La historia de Bernabé Zapata no es la de un tenista más. Nacido en Valencia en 1997 en una familia humilde, en su casa nunca ha sobrado el dinero. Vivía con sus padres, profesores de secundaria, y sus tres hermanos y tenía un sueño: ser tenista profesional. El problema es que es un sueño caro, carísimo, al alcance de pocos bolsillos. De ahí que él use la palabra "milagro" para definir su ascenso a la élite.

Porque aunque haya ganado ya casi dos millones de euros, aunque esté instalado en el top 50 y accediendo a premios como los 69.000 euros que se embolsó hace unas semanas por perder en la primera ronda de Roland Garros, Bernabé Zapata no olvida de dónde viene. Que con 18 años viajaba sin entrenador y en autobús, que sus padres estuvieron a punto de pedir un préstamo cuando él tenía 21 años porque los bolsillos estaban vacíos.

¿Cómo empieza la historia de Bernabé Zapata?

Soy un chico de una familia humilde de Valencia. Empecé a jugar al tenis porque mi hermano mayor se apuntó y mis padres me acabaron metiendo a mí también con 5 años en la escuela Sporting. Se me daba bien y a partir de los 11, el Sporting me empezó a apoyar económicamente para salir a jugar fuera. Fue muy bien y con 16 años y el nivel que tenía, teníamos que decidir si apostar por el tenis o no. Yo tenía cero a nivel económico por parte de mi familia para poder intentarlo y el Sporting siguió ayudándome para impulsar mi carrera. Empecé a jugar Futures en España porque no tenía dinero para jugar el circuito junior. Con 18 años quedé subcampeón de Europa y encontré algunos patrocinadores, pero seguía viajando solo todas las semanas porque no me podía costear un entrenador.

¿A qué te refieres cuando habla de una familia humilde?

Mis padres son profesores de instituto, de la ESO, y somos cuatro hermanos. Es complicado, muy difícil, invertir para ser tenista profesional. Piensa que con 15 o a16 años necesitas al mes 5.000 euros sólo para el tenis. Es decir, unos 50.000 euros al año para poder intentar un calendario bueno de futures y algunos Challengers.

¿Crees que valoras las cosas de forma diferente al resto de tenistas?

Eso te hace una persona humilde porque sabes que nadie te ha regalado nada. Sabes que todo todo cuesta muchísimo y te hace desarrollar una personalidad bastante fuerte. No es lo ideal, porque es sobrevivir con lo que tienes y hace que mejores y madures más tarde, porque viajas solo. Si el tenis es un deporte solitario, añádele el viajar sin entrenador. Pero yo no he cambiado nada, sigo siendo el mismo chico de Valencia, vivo allí y estoy enamorado de la ciudad.

¿Podrías poner algún ejemplo de la precariedad en la que vivías?

Te podría decir que he llegado a ir a un torneo Futures de Valencia a Bilbao en autobús porque me quedaban menos de mil euros en la cuenta. Para ahorrarme 100 o 150 euros que costaba el vuelo he ido yo solo en autobús y sin entrenador. Tenía 18 años y estaba como el 900 del ranking ATP. A la semana siguiente gané mi primer Futures en Gandía y gané mil euritos.

Me imagino que son momentos de mucha tensión.

Sí, fueron momentos muy duros. Después, con 21 años, una semana antes de pasar mi primera previa en categoría ATP tenía en la cuenta unos 1.500 euros. Mi padre no me lo decía, pero yo lo sabía. Estaba 270 del mundo y tenía 1.500 euros. Imagínate cómo estaba el asunto. Era el mes de mayo y yo había perdido todos los partidos desde enero y estaba ya viajando por el mundo. No paraba de perder dinero. Pero era lo que tenía que hacer, invertir. Mis padres estuvieron a punto de pedir un préstamo al banco, pero por suerte la semana siguiente gané 7.000 euros en Ginebra y me empecé a recuperar un poco.

¿Cómo de orgullosos están tus padres cuando te ven ahora en un Grand Slam?

Siempre me han trasladado que están muy orgullosos. Me siento muy agradecido como hijo porque nunca me han presionado para que fuera profesional. Me decían que hiciera mi camino y eso ha hecho que yo haya estado muy tranquilo a la hora de intentarlo.

¿Viajan contigo?

Hasta el año pasado nunca habían viajado y vinieron a Roland Garros. Este año han venido a Madrid y van a venir al US Open como regalo excepcional. Para ellos es un sueño porque nunca han salido de Europa.

¿Crees que el hecho de que haya tenistas de la talla de Nadal o Alcaraz hace que se valore menos a un jugador como tú que está en el top 50?

En una suerte como país tener a jugadores como Rafa, Moyà, Ferrero, Ferru o ahora Carlitos. Han estado tanto tiempo en el top 5 que un jugador que estaba en el 20 o 25 parecía que no estuviera. Por un lado, es muy positivo tener esos jugadores, pero por otro lado nos tapa un poco al resto.

Siempre duele perder, ¿has aprendido a gestionar las derrotas?

He aprendido que hay que relativizar las cosas. Cuando perdí con Schwartzman salí hecho una mierda de la pista, estuve con dolores de estómago y mentalmente sales hecho una mierda, tal cual. En el tenis, los momentos buenos duran muy poco y no hay que perder la perspectiva de las cosas.

¿Un sueño por cumplir?

El año pasado cumplí uno de ellos, que era probar el Chateau Margaux de 2003, un vino espectacular. Otro sueño que tengo es pasar un Gran Premio entero con una acreditación en el paddock. Y a nivel tenístico claro que me gustaría ser mejor jugador, pero no quiero soñar porque al final pienso que ya he llegado más lejos de lo que me imaginaba. Todo lo que consiga ahora, será un regalo.

Relevo publicó originalmente este reportaje el 28 de julio de 2023 y la ha recuperado como una de las historias más leídas del año.