Del instituto a revolucionar el pádel junto a una número uno
Claudia Fernández atiende a Relevo tras meterse en la semifinal del Premier Padel P2 de Bruselas.
Tiene 18 años, todavía está en el instituto, pero ya es una de las jugadoras más importantes del circuito femenino de pádel profesional. Desde que arrancó la temporada, Claudia Fernández forma pareja con Gemma Triay, una de las jugadoras más laureadas del deporte del 20x10 que se consolidó durante mucho tiempo en el número uno del ranking mundial junto con Alejandra Salazar.
Mañana puede conseguir su primer título profesional en el Premier Padel de Bruselas, después de ganar a Ariana Sánchez y a Paula Josemaría en semifinales cuajando una actuación extraordinaria. La joven perla saca unos minutos en su apretada agenda en Bruselas para mantener una conversación con Relevo en la que intentamos conocerla a fondo.
"Ahora mismo compagino el pádel profesional, con los estudios y con el carnet de conducir" dice Claudia mientras esboza una sonrisa de las que revelan el momento de felicidad que vive a nivel deportivo. "Estoy en segundo de bachillerato en la 'Blume'. Me lo dividen en dos años para tener menos presión e ir más tranquila. Tener todas las asignaturas en un mismo año era casi imposible. Las clases las hago online para poder estar viajando y entrenando, pero los exámenes son presenciales". Este ritmo de vida no siempre fue tan fácil de llevar: "he tenido que cambiarme muchas veces de colegio por temas de cercanía, ahora con todo el padre y esto, que no tengo tiempo".
Cuando acabe el curso se enfrentará a la prueba de acceso a la universidad, aunque todavía no tiene muy claro por donde quiere conducir su futuro fuera del pádel: "El plan es estudiar una carrera, pero no sé todavía cuál. Me gusta mucho la ciencia, pero es muy difícil, entonces voy a ver por qué me decanto…".
La vida del deportista profesional es muy sacrificada, más aún si cabe cuando se llega a la élite tan rápido como Claudia: "llevo desde los siete u ocho años jugando y te pierdes muchas cosas, hay muchísimo sacrificio, pero bueno, cuando llegas aquí y ves que todo tu esfuerzo se ha visto reflejado, te pones muy contenta. Mis padres tienen parte de la culpa, estoy muy agradecida a ellos".
Sus amigos de toda la vida alucinan con todo lo que está consiguiendo tan rápido: "me dicen que envidia, pero no saben que me ha llevado muchísimo trabajo". Jugar al lado de una estrella como Gemma Triay es muy especial: "Es una número uno. Tengo disfrutar y aprender con ella, me ha llegado la oportunidad muy joven y tengo que aprovecharla. Hubo una vez que casi me llama y al final no se pudo dar, pero luego al final se dio y fue una liberación para mí. La verdad es que estoy muy contenta".
Para ella su entorno es fundamental, entre todos han conseguido que ella esté donde está ahora mismo: "Mis padres, mi hermano, todo mi equipo, mi entrenador, mi preparador físico, realmente todo el mundo que lleva ahí esforzándose y creyendo en mí, me dan ganas de llorar y todo…".