EL AFTERWORK DE LOS VIERNES

Maica García pone el acento en la irrelevancia del waterpolo pese a los éxitos: "Nosotras marcamos un antes y un después"

La catalana reivindica su deporte, charla sobre su carrera y abre las puertas a disputar otros Juegos Olímpicos.

Maica durante un partido con la selección española./GETTY IMAGES
Maica durante un partido con la selección española. GETTY IMAGES
Lu Martin

Lu Martin

En el waterpolo masculino español existe Manel Estiarte y en el femenino, Maica García (Sabadell, 1990). Tiene tantos títulos, incluido un oro en París 2024 y un Mundial en Barcelona 2013 que mejor si empezamos con que su perro se llama Samba, con el que suele salir a pasear por la orilla del río, que se acaba de casar con un señor alto nacido en Moscú, Andrei Kolobrodov, que conoció durante la pandemia, que pasó en su casa con Anna, una psicóloga, una de sus mejores amigas, que trabaja en La Masia y a la que conoció hace años en el CAR cuando aprovechó para pintar un león con uno de esos dibujos troceados por números, en los que cada número se pinta de un color -la niña nos ha salido artista-. Que le gusta más comer bien que cocinar, que ama la tranquilidad, y el sol, a la que no le gusta entrenar por las tardes porque dice que el agua está fría.

Obsesiva del orden, tiene unos ojos azules que cautivan y una sonrisa que hace su compañía de lo más agradable. Ha sido durante más de una década la mejor boya del mundo y en el 2017, la mejor waterpolista del planeta. Dice que de la piscina se ha llevado tantos títulos como amigas. Puede que no verla de abanderada en los próximos JJOO sea una de las mayores injusticias que pueda cometer el deporte español. Pero así es el deporte español.

¿Por qué se dedica a jugar a waterpolo?

Porque Sabadell es pionera del deporte del agua, nací enfrente de la piscina municipal, y mis extraescolares, cursillos de natación básicamente, tenían que ver con esa piscina. Con cuatro años entonces ya estaba dentro del club, del Club Natació Sabadell.

¿Ya jugaba a waterpolo?

No, nadaba, empecé con la natación primero y después, cuando me cansé de la natación, de levantarme a las seis de la mañana, irme a nadar cinco mil metros yo sola y no hablar con nadie, pensé: "Esto es una mierda". Entonces dije, quiero hacer lo que hace mi hermano, o sea, yo voy a disfrutar con amigos, con la pelota como él. Y me pasé al waterpolo.

¿Había equipo de niñas?

¡No, estábamos Mati Ortiz y yo!

¿Mati, la que jugaba con usted en la Selección, la defensora de boya, la que ahora comenta en TVE?

Sí, Mati, la del Sabadell. Teníamos diez años. Ella, yo y todos los chicos que no querían jugar con nosotras. Yo decía, a ver, que estamos aquí, ¿sabes? Y nos tuvimos que ganar su respeto siendo mejores que ellos.

¿Cuándo empezó a haber equipo de chicas?

Pues poco a poco. Lo que había era un equipo amateur, o sea, era un equipo de adultas. Estaban en la universidad, pero no había base. Eran mujeres que iban a las 11 de la noche a entrenar porque era la hora que les dejaban la piscina para hacer algo. En aquel equipo estaba Mercè Vallès, estaba Mercedes López, estaba Blanca Gil y poco después Sara Domínguez.

¿Usted quería ser como Blanca Gil?

¡Sí! Yo quería ser como la Gil porque para mí era una tía supervaliente, superluchadora, superdura. Tenía una potencia, un carácter, una garra… era como mi espejo. Llegué a jugar con ella, casi cuatro años. En el club llegamos a coincidir en júniors, que fue cuando vino de Vinarós. Yo tenía 12 años y ella estaba jugando en junior, ¿sabes? Hasta Shanghái estuve con ella, estuve cuatro años, en la Selección, porque ella estaba en Italia y después acabó en el Olympiakos. Pero yo creo que no fue hasta cadete que empecé en un equipo de chicas. Ya tenía 14 años, cuando empezaron a llegar chicas de la natación y pudimos hacer un equipillo. Empezamos a jugar contra el Mediterráneo, por ejemplo, donde jugaba Laura Ester. El Manresa también tenía equipo. Y a los 14 ya me fui al CAR, vivía allí. Éramos solo 15.

¿Lo de las peluquerías, de dónde viene, cuántas tiene?

De mi hermano, Víctor. Vamos a abrir la cuarta. De hecho surgió la oportunidad hace nueve años, me lo propuso mi hermano como una oportunidad de inversión, de conocer otro mundo, el de la empresa. Siempre tuve claro que el waterpolo, el deporte, no iba a durar toda la vida. Por eso estudié y me preparé para cuando esto se acabara.

¿Qué estudió?

Soy licenciada en publicidad y relaciones públicas y tengo un par de másteres de innovación y cosas. No he ejercido más allá de la empresa, donde he aplicado conocimientos, hago cosas que sé cómo funcionan, pero no trabajo para nadie como tal. Tampoco me gusta trabajar para nadie, si puedo permitírmelo no lo hago.

Dice que se aburría nadando, pero ¿jugando a waterpolo se lo ha pasado muy bien, muy bien?

Mucho.

¿Por qué? ¿Por qué ganaba?

No, porque soy una tía muy cercana y a mí me gusta pasármelo bien rodeada de gente, nunca he sido egoísta y gano para mí, porque creo que no ganas por y para ti. Nunca he sido tan egocéntrica. A mí me gusta hacer las cosas en equipo y compartir momentos y para mí eso ha sido este deporte.

¿Se lo ha pasado mejor fuera de la piscina que en la piscina?

Sí, seguro.

Eso me dijeron el día que le dieron el premio a mejor jugadora del mundo…

Es que lo siento así. No me lo hubieran dado nunca de no ser por el equipo, de las compañeras que jugaban en mi equipo, estoy segura.

¿De la piscina se ha llevado más premios o más hostias?

Hombre, he ganado muchos títulos, pero me he llevado muchas hostias desde bien pequeña… Yo de pequeñita ya llegaba a casa con un ojo morado.

Y… ¿ni olvido ni perdón?

Olvido imposible, sobre todo no me olvido de la primera gran hostia que me llevé en la elite, pero no con rencor, eh, son cosas del juego. Una rusa. Smoroba. Del Kirishi. En el Kirishi pegaba unas leches, me llevaba unos mantecados guapos. La primera vez en Roma. Y en Málaga, en el Europeo.

¡Pero si era una niña, en el 2008!

¡Pues eso! Ahí dije... ¡Ojo! Que estas no perdonan. Ahí dije, uf, ojo, lo que viene.

Y a usted, ¿quién le ha enseñado a pegar?

A ver, no es que me enseñen a pegar, no pego por pegar. Yo no me considero una tía que pegue y que sea marrana o sucia. Y creo que nadie te va a decir eso. Yo puedo jugar duro, que una cosa es jugar duro, de jugar fuerte y otra cosa es pegar y hacer daño. O sea, yo puedo jugar duro de que les cueste defenderme porque tengo fuerza, porque me coloco, por la potencia que tengo y la técnica, pero otra cosa es ir a hacer daño. Yo no voy a hacer daño, a no ser que vea la intención. Que te provoquen, claro. Entonces ya es como, no. O sea, respeto, ¿sabes? Hasta aquí hemos llegado y aquí marco terreno y ya está. No soy mala como para ir a hacer daño. Como me ha pasado a mí.

¿Le han hecho mucho daño?

A mí una me reventó una costilla de un rodillazo en la vértebra. Estuve dos meses parada. Una griega. Hace ¿dos años? Sí, dos años. Sí, 2022. En la final de la Final Four contra Olympiacos. Allí, me pegó un rodillazo que no venía a cuento, además yo estaba posicionada. Y me reventó, me reventó. Eso es ir a hacer daño por hacer daño. Y lo que mejor no te cuento…

¿Cómo recuerda ese Europeo de Málaga?

Con mucha ilusión, la verdad. Yo, que era una niña, y en Málaga, que para mí es mi tierra, tierra de mi madre y tengo mucha familia ahí. Mi madre es de Periana, de la Axarquia….

¿De dónde los mangos?

Sí, ahora hay mucha plantación de mangos, de aguacate, que eso chupa mucha agua. Está por encima de Vélez.

Usted es de las boyas que mejor juega en el perímetro, tiene muy buen tiro, ¿no?

No sé, siempre dice que la boya chuta rápido cuando tiene espacio desde fuera. Dicen, "no pienses". Yo si veo la oportunidad no la pierdo. Porque las boyas somos tan de contacto que a la que nos dejan un metrito y puedo chutar, pienso "¡Ay, qué bien! Tengo pelota, chuto.

¿El gol de su vida es el 11-7 en París?

Podría ser, podría ser. Pero bueno, tengo también golazos guapos. Tengo un revés de la final del Europeo del 2014, contra Holanda. En el Europeo, al final, también otro revés guapo de 5 o 6 metros. Tengo algunos bonitos para el recuerdo. Pero el de París tiene significado.

¿Y el partido de su vida?

Tengo varios. Para mí, por ejemplo, la primera Champions contra Catania aquí fue la hostia. Después la de Olimpia con la remontada que les pegamos, también fue la hostia. La Champions, ganar aquí en casa. Después con la Selección de la final contra Australia en el Mundial de Barcelona.

¿Cuál es la piscina donde más le gusta jugar?

La del CN Sabadell. Es que claro, ha sido muy icónica. Es que para mí Sabadell, la de 50 es preciosa. Ahí hemos ganado muchísimas cosas y con nuestra gente y en mi ciudad, para mí es algo muy icónico. Y después, evidentemente, París. Siempre estará París. O sea, porque nunca he jugado entre tantísimo público. Un escenario así.

Pero dijo que sus Juegos son los de Londres.

A ver, porque estuvieron muy bien organizados. La organización estuvo muy bien y es cierto que fuimos con cero expectativas. O sea, que éramos niñas la primera vez que nos clasificamos para unos Juegos en la historia y era el vivir algo que no habíamos vivido nunca.

¿Y los de Río?

Un desastre absoluto, ya no por la clasificación. ¡Perdíamos seis horas al día para entrenar! Al final Miki decidió que entrenáramos en la charca del hotel antes de los partidos. Estirábamos allí cuando no era necesario ir a la piscina, porque era peor meternos tres horas de autocar para ir y tres para volver. Fue horrible. Los pisos no estaban ni acabados. El de Tokio fue triste porque no te podías relacionar con la gente, pero en el fondo fue un paso adelante, volver a empezar… Pero lo de Río fue un desastre absoluto.

¿Y el más 'romántico'?

Bueno… En todos hubo cositas… Yo siempre fui emparejada… Pero siempre hubo cositas… Aunque lo que pasa en las villas, se queda en las villas. Cositas, y graciosas, haber las hubo. Pero ahí quedaron…

Bien, volvamos a lo que no importa a nadie: si tuviera que explicar lo que ha hecho su generación por el deporte, ¿qué diría?

Que hay un antes y un después de nosotras en el waterpolo y en el deporte femenino en España, lo tengo muy claro. Pero todavía hay que darle más valor al waterpolo, hay que mejorar el waterpolo como deporte. Y después al deporte de la mujer creo que hemos ayudado también muchísimo en el proceso de cambio, a la visibilidad, al valor. A la apuesta por el deporte femenino creo que hemos ayudado muchísimo. Ha ido pasando el tiempo y algunas hemos continuado ahí y han sido como muy camaleón y adaptables a todo lo que iba sucediendo, a las normativas del deporte, al cambio de los equipos, cómo han ido entrando generaciones, igual que Miki. Aguantar toda esta década, la década que hemos hecho de éxitos y no tan éxitos. Pero es verdad que hay un antes y un después en el deporte femenino porque yo he vivido el antes también. Yo he vivido el waterpolo no profesional, yo he visto el crecimiento. Yo quiero dejar un mejor legado del que yo me encontré. Y ahora hay que mantener eso. O sea, ahora ha mejorado, evidentemente. Y podría mejorar más. Porque tenemos, yo creo que hay posibilidad de mejorarlo. Porque siempre se puede mejorar. Pero yo creo que ya hemos hecho un gran camino. Que es que se nos vea y que se nos valore. Y que podamos pedir y podamos exigir.

¿Mejorarlo? ¿Cómo? ¿Cuál es ahora el camino?

En que el waterpolo deje de ser algo circunscrito a Catalunya, un poquito a Madrid… que sea exportable a toda España, llegar a más gente, que haya unos contratos y sea profesional de verdad. Yo tengo la suerte de haber vivido de esto, pero también te digo que me lo he ganado, porque lo he peleado. No me quiero poner aquí medallas tampoco, pero yo cuando empecé no se pagaba. No había contratos, o sea, era todo en B. Negociabas y te decían, toma, un sobrecito con 100 euros, para la gasolina, ¿sabes? Hasta que dije no: vale, pues me voy y no pasa nada. Me piro a Italia, porque al final te tienes que poner seria. Es fácil: un contrato firmado, un dinero, un proyecto, fichas a esa, un contrato para ella, a la niña que sube le pagas bien para que pueda dedicarse a esto sin problema… ¿No quieres perder jugadoras? Pues apuesta, ponme un proyecto, hazlo. O sea, yo al final exigía, si quieres que me quede ponme un proyecto y págame o me voy, me voy a Catania que también me pagan.

¿Por eso nunca se fue?

Claro, por eso nunca me he ido, porque al final me han puesto un proyecto y al final se ha apostado y ahí está el Sabadell, que sigue apostando con proyectos. Después del Sabadell se han ido apuntando el San Andreu un poco, el Mataró… Yo era la que exigía: yo quiero un proyecto, tú me quieres aquí, tú me pagas bien, vale, ahora hazme un equipo, porque claro, esto no lo gano yo sola, ahora tráete a las mejores. Entonces yo he ayudado, yo pienso que he ayudado mucho en eso.

Y le trajeron a una yanqui que se paseaba vestida de pollito por Sabadell…

Sí, la Maggie. Pero también se comprometió la Federación, claro.

¿Es capaz de decirme todos los títulos que ha ganado?

Pues mira, no sé, el otro día me los dijeron todos… Algunos fallan. Mira, campeona olímpica. Dos veces subcampeona olímpica, campeona del mundo, dos subcampeonatos, un bronce mundial, tres campeonatos de Europa, una plata europea, un bronce europeo, siete Champions con el Sabadell y espérate que ahora empezamos con lo de la liga. Creo que son 16 ligas, 15 Copas de la reina y 11 o 12 Supercopas de Europa, una World Cup y un bronce de la World Cup. Y sobre todo, más que medallas, muchas amigas, mis mejores amigas las encontré en la piscina y en el CAR, así que le debo todo al Waterpolo.

¿Y qué hace con tantas medallas? ¿Las busco en Wallapop?

¡No, hombre! Las tengo bastante a mano, que estoy poniendo orden, que me mudo de casa y muchas las estoy empaquetando para llevarlas a casa de mi madre. Sobre todo la última, la olímpica, la tengo muy a mano.

¿La suya también se pela?

No, esas son las de bronce, la mía se conserva bien. Menos mal que ganamos el oro, ¿no? Sigue brillando como el primer día.

Después de tantos títulos, y lo que le ha costado conseguirlos, cuando ve que le dan el Príncipe de Asturias a Carolina Marín, con una gran trayectoria pero con el punto de inflexión de la lesión, ¿qué piensa?

Pues que lo suyo le costó. O hacer esa carrera. Y que yo compito en un deporte de equipo. Siempre se potencia más, o se valora más, el deporte individual, ya lo sabemos.

Se lo dieron a Iker y a Xavi, no me sirve de excusa.

Bueno, el deporte individual tienen más visibilidad. Sinceramente, yo valoro mucho el trabajo y el esfuerzo de Carolina Marín, no me parece injusto ese reconocimiento, es totalmente lícito. Me parece una guerrera y una luchadora y por eso tiene mi admiración, pero evidentemente por resultados no será que no lo merezcamos en el waterpolo femenino, porque creo que evidentemente estamos por encima de cualquiera. Lo dice la historia, pero bueno. Ojalá nos lo dieran, ojalá tuviéramos más reconocimiento porque creo que nos lo merecemos, claro. Pero eso no quita para que otros lo merezcan, por supuesto. Y ella lo merece.

¿Miki qué parte de culpa tiene? ¿Hubiera pasado lo mismo con otro entrenador?

Pues no sé. Evidentemente, Miki tenía una metodología y es muy bueno. Preparábamos bien los equipos, sabía a lo que jugábamos, nos daba la confianza como para decir… O sea, yo siempre soy muy consciente de... si dice A, es A. Y si morimos, morimos haciendo A. No vamos a morir haciendo B. ¿Os lo creéis? Bueno, yo sí. Y al final he confiado muchísimo en él, en su metodología, en cómo se trabaja y tal. Ha tenido un staff, porque al final no es solo él. O sea, por ejemplo, Jordi Valls. Nos ha formado al 95% de las jugadoras que están en la Selección a día de hoy. Y las que han pasado. Hemos pasado por las manos de Joel. Yo creo que también ha tenido un gran staff que le ha ayudado y que, posiblemente, él ha sabido mover las fichas. Creo que es algo que lo ha sabido hacer muy bien.

Sí, porque además de las que empezaron y las que han acabado, han pasado muchas, o sea, han cambiado muchas piezas.

Sí, es cierto, pero se han mantenido los resultados, será que el trabajo del cuerpo técnico ha sido bueno, claro. Y han habido resultados. Pienso que ha sabido tener el equipo.

Les han hecho hacer cosas muy raras.

¿A qué te refieres?

Meditación, artes marciales…

Ah, sí, un año trabajamos con los del Judo del CAR, es verdad, para mejorar cómo salir de los agarres, porque te cogían del bañador y nos ayudaba a liberarnos, también hicimos pilates, yoga… sí, buscaba cosas que nos ayudarán.

Al final, el CAR es un lujo ¿no?

Es que el CAR es fundamental. Te hacen el seguimiento, entrenas… Yo en aquella época vivía allí porque desde Sentmenat tenía una hora y media. Mi padre era topógrafo y no me podía llevar. Me quedé allí a vivir tres años, me dieron una beca. Estábamos con Mireia Belmonte, Ona Carbonell…

Las vi a las dos el otro día en el 'Hola'.

¡Calla, que me cogieron las fotos del Instagram por la cara!

Por cierto, ¿a su novio ruso lo encontró en una piscina?

¡Qué va, si no sabía que existía el waterpolo! Le encontré por Tinder durante la pandemia. Me aburría y empecé a mirar aquello, no había entrado nunca y dije: 'Uy este qué mono…'. Luego ya cuando acabó aquello le conocí. Ahora es mi marido y superbién.

¿Y va a seguir hasta Los Ángeles, si queda algo sin quemarse?

Pues la verdad, no lo sé, partido a partido, poco a poco. Hay días que cada vez se notan más los años, parece una tontería pero notas los dolores. Pero siempre está la ilusión, la motivación para continuar. Y si no tengo que jugar treinta minutos y tengo que jugar veinticinco, pues juego veinticinco, ¿no? Pero que sean de nivel y sea de calidad. Además, puedes ayudar de muchas maneras, si no juegas todo el partido ya verás como te comprometes de otra manera, ¿no? Como esto se trata de un equipo, pues creo que siempre podré aportar cosas buenas desde cualquier punto, así que ya se verá.

Yo la imagino de abanderada del equipo español, con un bebé en brazo de un año y medio… La primera abanderada mamá de la historia de los Juegos.

Hombre, pues no lo había pensado, la verdad, pero no suena mal… Hablaré primero con mi marido y luego a ver qué dice el COE, ¿no? Y a ver si llego a los JJOO de Los Ángeles.

La que estará casi seguro, si no pasa nada raro, será Paula Leitón, ¿es tan buena?

Es muy, muy buena. Es un portento físico, es muy fuerte y técnicamente también, muy buena. Paula es como mi hermana pequeña y yo he ayudado mucho también, por lo menos le he dado mis mejores consejos y siempre he querido lo mejor para ella. Le he enseñado todo lo que sé. Es verdad que jugamos en la misma posición, pero tenemos un estilo diferente. Ella con la fuerza que tiene no la para nadie.

¿Ha tenido problemas por su físico cuando era pequeña?

Hay gente que me ha dicho cosas, pero por lo que te digo, porque no tengo un cuerpo estándar. Mi cuerpo no es un cuerpo normativo. Pero es que me da igual. O sea, ni por altura, ni porque sea más grande, ni porque tengo más espalda. Me da absolutamente igual. Yo me quiero mucho.

Oiga y usted, ¿cuántos bañadores tiene?

¡Buf! Muchísimos, ni lo sé. Muchos pero muchos.

¿Y en verano se los pone, tipo, «hoy me pongo el que me cambié con la griega en Río 2016?

Qué va, en verano como mucho bikinis. Tú no sabes lo que es recuperar el color blanquecino de todo el año en bañador, que no te da el sol en la barriga ni un día por mucho que entrenes al aire libre. Qué va, ni loca un bañador en verano.

Por cierto, ¿eso de ser la waterpolista española más guapa durante más de una década, cómo lo ha llevado? Por los celitos en el equipo digo…

[Risas] Bueno, es un peso que he tenido que aprender a llevar, cuesta, no ha sido fácil… una presión por las envidias, ya sabes, pero lo he superado, he sabido a llevarlo como todo en mi vida. Al final una se acostumbra…

Por último, ¿con quién se iría de viaje mañana?

Con Judith [Forca], sería divertido…