MUNDIAL DE NATACIÓN PARALÍMPICA

Iñigo Llopis, toda una vida de remontadas hasta llegar a un oro mundial

Iñigo Llopis, campeón mundial en 100 metros espalda categoría S8, charla con Relevo tras su triunfo.

Iñigo Llopis posando con el oro. /TWITTER: @PARALIMPICOS
Iñigo Llopis posando con el oro. TWITTER: @PARALIMPICOS
Jonathan Ramos

Jonathan Ramos

Iñigo Llopis ha hecho historia. El donostiarra se ha colgado el oro en la prueba de 100 metros espalda, categoría S8, en este Mundial Paralímpico de Natación en Mánchester. Una presea que no podría ser más dulce, pues certifica una plaza para la Selección en los Juegos de París. "El objetivo es pelear por medalla en París 2024", reconoció el nadador en una charla con Relevo en junio. Y ahora, con esa presea dorada en la mano, nos vuelve a atender.

"Joder que sí, vaya pepino". Es la primera reflexión de Llopis tras recordarle que es campeón mundial. Un premio al esfuerzo tras toda una vida luchando por superarse a diario. En el año 1998, en Donosti, nació un niño con una deformación en el fémur derecho que lo hacía más corto que el otro, además de tener el brazo derecho más pequeño. Una condición que nunca le separó del deporte.

Comenzó como portero en el equipo de su colegio, como no podría ser de otra manera, siendo el hijo de Luis Llopis, actual entrenador de porteros del Real Madrid y antiguo empleado de la Real Sociedad. El fútbol e Iñigo estaban destinados a entenderse, aunque a veces este destino puede ser muy cruel. "A los 11 años estaba jugando un partido en el colegio y se me cayó un compañero encima. Ahí me rompí la pierna que tengo afectada", explica.

Sería ese accidente el que le abrió las puertas a una disciplina que ama y domina al mismo nivel. "En rehabilitación empiezo a nadar para volver al fútbol". Por suerte para Llopis esa vuelta nunca ocurrió. La natación se convirtió en un hábito que al principio odiaba, hasta que sacó su gen competitivo. "Un día participé en un campeonato escolar y me gustó. El poder tirarme al agua y competir por igual con el resto me enganchó. Le pillé el gustillo a verme pelear de tú a tú con los mejores".

Ese camino fue progresivo, pero frenético. Hasta tal punto de llegar a sus primeros Juegos Paralímpicos con 17 años, tras la suspensión de la selección rusa por sospechas antidoping. La prueba fue lo de menos para un Llopis que iba con la idea de disfrutar, aunque esa alegría duró poco tiempo. "La temporada siguiente a los Juegos, comienza un dolor crónico en mi pierna derecha que me hace pasar un par de veces por quirófano hasta solucionar el problema", matiza.

Remontar como forma de vida

"Fueron meses muy duros para llegar al punto en el que estoy ahora", recalca tras haberse subido al podio en Mánchester. Para hacerlo tuvo que remontar a Kuta Kubota, su rival a batir. "Sabíamos que en la ida iba a sacarnos ventaja, pero no tanta. El tío pasó como un cohete". Fue precisamente en la vuelta, donde Llopis es especialista, cuando se forjó la remontada.

"Fue un carrerón, para verlo fue la bomba. Luego la pude volver a ver y fue increíble". Como para no serlo, si en menos de 40 metros logró adelantar a un nadador que le llevaba un segundo y medio de ventaja. Un final de prueba no apto para cardíacos y si alguien lo pasó mal fue Luis Llopis. El padre de Iñigo no pudo acompañar a su hijo, pues está en Orlando con el Real Madrid. Pese a la distancia, siguió una carrera donde su hijo se proclamó campeón del mundo.

"Antes de recibir la medalla tenía el móvil que echaba fuego. El primero con el que hablé fue mi padre. Fue una llamada muy emotiva, él estaba muy emocionado y yo super feliz. Me dijo que había disfrutado mogollón de la prueba por la tensión y la remontada. Estábamos flipando los dos", declara.

Ahora, con la medalla ya guardada y tras clasificarse a la final de 100 metros mariposa, que se disputará este miércoles, solo le queda dar su máximo para convencer al seleccionador de llevárselo a París 2024. Una cita paralímpica que supondría su tercera participación, donde busca mejorar la plata conseguida en Tokio 2020.

Con o sin plaza para los Juegos, ya sea en Francia o en Inglaterra, Iñigo Llopis siempre buscará dejar mensajes positivos a través del deporte: "Quiero transmitir al mundo lo que podemos hacer las personas con discapacidad para que otras personas con la misma condición vean que pueden lograr lo que se propongan".