MOTOGP

Tres pilotos, tres carreras, veinte puntos y la gestión de la presión

La ventaja de Quartararo, todavía líder del Mundial, con Bagnaia, segundo clasificado, se ha reducido 88 puntos en apenas cuatro meses. Aleix Espargaró mantiene viva la esperanza en la tercera posición.

Pecco Bagnaia, Fabio Quartararo y Aleix Espargaró posan juntos antes de una carrera. GETTY
Borja González

Borja González

Fabio Quartararo se bajaba de su moto nada más cruzar la línea de meta del Gran Premio de Tailandia, entraba en el box oficial de Yamaha, lo atravesaba sin cruzar palabra con nadie, y se iba directo a su oficina. Posteriormente, el líder de MotoGP decidía no comparecer ante los medios tras una carrera que compromete sus opciones a revalidar el título de la clase reina. Sí, todavía encabeza la general, pero ahora, tras diecisiete pruebas y a falta de tres, lo hace con apenas dos puntos sobre Pecco Bagnaia, cuando tras la carrera de Alemania, la décima del calendario, su ventaja sobre el italiano era de 90 puntos. "Ahora se va a intensificar todo", apuntaba el de Ducati, tras un fin de semana en el que se ha hecho más palpable la soledad de la Yamaha de Quartararo frente al batallón de la marca italiana.

Porque durante los entrenamientos se pudo ver a Luca Marini inmiscuirse en el trabajo del francés durante algunos momentos; porque Johann Zarco, que venía como un disparo en las últimas vueltas con opciones evidentes de pasar a Bagnaia y de meterse en el podio, respetó al actual número 1 de la marca y no hizo ni un amago de adelantarle; o porque Jack Miller, segundo tras Miguel Oliveira en la carrera de este domingo, trató de ayudar a su compañero de equipo antes de que arrancase una carrera que sufrió retrasos por culpa de la fuerte lluvia que caía sobre el Chang International Circuit. "No estaba muy contento cuando empezó a llover", reconocía Bagnaia. "Teníamos una configuración perfecta desde el warm up, la mejor del fin de semana, y cuando empezó a llover me noté nervioso. Fue en ese momento cuando Jack se acercó y me dijo que creyera más en mí mismo en esas condiciones".

La pifia de Quartararo también ayudó a Aleix Espargaró a mantener sus esperanzas de pelear por el título hasta el final. Esto es una jornada complicada. De arranque porque salía decimotercero, con Bagnaia tercero y Quartararo cuarto. Después, cuando trataba de aprovechar esa irrupción de la lluvia, cometió un error por el que embistió a Brad Binder, y fue sancionado con completar una vuelta larga, lo que dejó en nada su remontada (iba lanzado a por el séptimo puesto), y lo que le obligó a volver a apretar para finalizar undécimo para recortar cinco puntos al líder.

"Hemos tenido mucha mala suerte en Japón y aquí, y a pesar de todo ahora vamos a dos de mis circuitos favoritos del calendario. En uno de ellos este invierno volé, fui el más rápido —en los entrenamientos invernales en Malasia—, y en el otro, en Australia, la última vez fuimos muy competitivos. Van a molar mucho las dos carreras que vienen ahora", afirmaba confiado Espargaró, quizás el piloto de los tres que pelean por el título que menos tiene que perder. Porque, como desvela su actitud tras la carrera de Tailandia, Quartararo va viendo cómo su ventaja va menguando domingo tras domingo; y porque Bagnaia tiene ante sí una gran oportunidad, con el peso en los hombros de corresponder al esfuerzo que ha llevado a Ducati a ser la fábrica más poderosa, deportivamente hablando, de MotoGP.