MOTOGP

El liderato frustrado de Fabio Quartararo en Silverstone: "Esto da esperanza… pero lo que pasó es una mierda"

El francés rozaba su mejor resultado del año en Silverstone, pero un problema en el reductor trasero arruinó su carrera y disparó su frustración con la M1.

El liderato frustrado de Fabio Quartararo en Silverstone: “Esto da esperanza… pero lo que pasó es una mierda”
Raquel Jiménez

Raquel Jiménez

Fabio Quartararo lo tenía todo para volver a sonreír. Por fin. En Silverstone, y en unas condiciones complicadas para todos, el piloto francés estaba sacando el carácter y el talento que le llevaron a ser campeón del mundo en 2021. Pero cuando parecía tener controlada la situación y vislumbraba su primer gran resultado del año, su Yamaha volvió a traicionarle. El rear trasero dijo basta, y con él se apagó la esperanza.

"Pensé que no debíamos guiarnos por la media, ya que en la sprint estuvimos bien adelante, aunque mal en la parte trasera. Aun así, optamos por esa configuración. Sabía que, para ir rápido, tendría que frenar con fuerza constantemente, y así lo hice", explicaba Fabio con gesto serio en el box. "Desde la primera vuelta traté de retrasar la frenada y no abusar del freno trasero", añadía.

Y el plan funcionaba. Con agresividad pero sin precipitación, Quartararo dominaba su parte de la carrera. Incluso cuando Johann Zarco llegó a recortar unas décimas, el #20 respondió con templanza: "Piloté muy bien". Todo indicaba que la Yamaha había dado un paso adelante y que Fabio estaba dispuesto a capitalizarlo. Hasta que el tren trasero dijo basta.

Un error que sabe muy agrio

"Una pena enorme, hacía mucho que no me sentía tan bien sobre la moto. Lo tenía todo bajo control", lamentó. Había gestionado con inteligencia: dos segundos de ventaja en apenas un par de vueltas, ritmo contenido para no destrozar el neumático trasero y agresividad en la parte delantera. Todo cuadraba.

La bandera roja, provocada por el aceite en pista tras la caída de Franco Morbidelli, fue un nuevo reto. Pero Quartararo salió reforzado del parón: apostó por el neumático blando en la parte delantera y volvió a rodar fuerte. Pese al viento racheado, supo leer el circuito: cuándo empujar y cuándo dejar hacer. "En resumen, debemos estar satisfechos con lo que hicimos", valoró.

Pero el regusto amargo era inevitable. "Sí, esto da esperanza… pero lo que pasó es una mierda", reconocía con honestidad. "La moto ha mejorado y ahora sabemos que podemos luchar", se consolaba.

Lo visto en Silverstone ilusiona, incluso al propio Fabio. "No esperaba que los neumáticos medios funcionaran tan bien, sobre todo porque el viernes no pude calentarlos correctamente. La estrategia fue acertada y eso nos permitió ser competitivos", explicó. Quizá no fue una victoria, ni un podio. Pero sí una pequeña victoria moral para un piloto que necesitaba, urgentemente, recuperar confianza.

Los dispositivos de altura

En cuanto a los polémicos dispositivos de salida, cuya eliminación está prevista para 2027, Quartararo fue claro: "Proporcionan una ventaja, pero será positivo no tenerlos. No diré que son peligrosos, pero para activarlos hay que frenar muy fuerte. Creo que la caída de Álex Márquez tuvo algo que ver con eso".

A pesar de todo, el de Niza se aferra a los suyos. Y a las palabras que más necesitaba escuchar. "Es mi mejor amigo y me conoce como nadie. Me dijo que soy el más fuerte", confesó sobre su compañero inseparable, Tom. "En Jerez conseguí mis primeros puntos y después rompí el quickshift; aquí pasó lo del reductor. Habrá circuitos donde nos irá bien y otros donde no tanto, pero estamos remontando".

Silverstone fue una carrera que tenía pinta de redención. Acabó en decepción. Pero Quartararo, al menos, volvió a sentirse piloto. Volvió a ser El Diablo. Y eso ya es una señal de vida.