MOTOGP | GP DE TAILANDIA

"Estamos jodidos": Ducati se marca un brutal ocho de ocho en el sprint de Tailandia

La marca italiana copó las ocho primeras posiciones en una prueba en la que sólo otra moto puntuó, la KTM de Brad Binder.

Enea Bastianini, tras ganar el sprint en Tailandia./Lillian SUWANRUMPHA / AFP
Enea Bastianini, tras ganar el sprint en Tailandia. Lillian SUWANRUMPHA / AFP
Borja González

Borja González

Circuito de Buriram (Tailandia)-. En 1996, cuando las motos de la clase reina aún eran las 500cc, Honda consiguió terminar el Gran Premio de Cataluña metiendo a ocho de sus motos en las ocho primeras posiciones, las ocho que corrieron ese día. Ganó Carlos Checa, en el primero de sus dos triunfos en el Mundial, que cruzó la meta por delante de Mick Doohan, Alex Crivillé, los otros dos del podio, con Luca Cadalora, Tadayuki Okada, Shinichi Itoh, Alberto Puig y Alex Barros completando ese pleno. Este sábado, en Tailandia, Ducati ha logrado hacer algo parecido, aunque lo disputado sólo haya sido un sprint.

Ganó Enea Bastianini, y por detrás cruzaron la meta, por este orden, Jorge Martín, Pecco Bagnaia, Marc Márquez, Alex Márquez, Franco Morbidelli, Marco Bezzecchi y Fabio Di Giannantonio, las ocho Ducati que este año compiten en MotoGP. Una marca que domina con firmeza la categoría y que ha amagado en otras ocasiones con hacer algo así, un pleno que deja muy claro cuál es el estado actual de la clase reina. "Es la primera vez que Ducati consigue copar las ocho primeras posiciones de una carrera de MotoGP, y no se puede aspirar a nada más grande, no se puede hacer mejor esto", decía más que satisfecho el alma de este hito, el ingeniero Gigi Dall'Igna.

"No puedo decir nada. Es una temporada fantástica para Ducati y lo único que tengo que decir es dar las gracias a todas las personas que trabajan con nosotros y que son parte de este precioso proyecto", añadía el máximo responsable del departamento de competición de la fábrica de Bolonia, con todo el derecho de sacar pecho de lo logrado el sábado, algo que puede considerarse casi como anecdótico, porque no hacía falta que sus ocho motos cruzasen por delante de la competencia para que se corroborase que están jugando a otra cosa. "Ya lo dije, es la mejor moto de la parrilla y será la mejor moto en los dos próximos años, seguro", nos decía con rotundidad y una media sonrisa Marc Márquez.

Una frase simple que resume la razón por la que tomó la decisión de abandonar Honda el año pasado, y que, a la vez, entraña un mensaje sobre lo que espera para el próximo ciclo de contratos, cuando recale en la estructura oficial de los italianos como compañero de Bagnaia. "Es que esa es mi apuesta, yo he apostado por ese camino porque es la mejor moto y será la mejor moto", añadía, lo que deja también el interrogante sobre la pregunta que nunca responde acerca de cuáles eran sus planes B y C durante la negociación sobre su futuro. Uno era seguir donde está, pero es difícil creer que hubiese otro fuera del ámbito de una marca que ahora mismo parece la única con la que se puede ganar un título.

"Estamos jodidos", nos decía entre risas Augusto Fernández tras el sprint, como uno de los varios pilotos a los que trasladamos la pregunta acerca de cómo valoraban lo visto este sábado. "Bua… Más vale no pensar", apuntaba Joan Mir, campeón del mundo de 2020 y ahora en el proceso de sufrir con la otrora invencible Honda, como se refleja en esa carrera ganada por Checa en 1996. "Es una pasada. Cuando te pones detrás de ellos en el oficial es una rayada, te das cuenta y te dices: 'No soy yo'. Haces un ejercicio de autoayuda, te consuelas. Porque aceleran muy bien, es bestial. Todos van muy rápido, todos", nos comentaba el mallorquín, en referencia a comprender que buena parte de la diferencia viene por el poderío de la Desmosedici, en sus dos versiones.

"Ya lo he dicho. Sufrimos con la 23, pero es una moto mejor que el 80 por ciento de la parrilla", reconocía Alex Márquez, uno de los pilotos Ducati, y que fue quinto en Buriram. "No hay que quejarse, hay que tirar para adelante, y quedan dos fines de semana y una carrera, y tendremos la 24", añadía en referencia a su próxima temporada. "No hay mucho que decir…", apuntaba tras un largo silencio reflexivo Aleix Espargaró. "Sólo hay que ver lo rápidos que van todos. Es bastante frustrante para todos los demás, la verdad", resumía como un sentir general, ese de frustración que termina provocando lo que la moto italiana demuestra cada fin de semana, con cualquier tipo de piloto (altos, bajos, finos, agresivos...) y en cualquier tipo de circuito y de condición.

Algo que Tailandia enseñó, y que MotoGP demuestra con esa general encabezada por cuatro de sus pilotos, Martín, Bagnaia, Marc Márquez y Bastianini, con su título de constructores ya cerrado desde septiembre y a falta de seis grandes premios, a lo que se añaden los menos relevantes de mejor equipo, mejor equipo privado y mejor piloto de escudería privada. "No es que den miedo, es que son mejores, ¿qué vas a hacer? Que hagan la Copa Pistón y que se repartan premios al final de año", concluía ya en modo broma Maverick Viñales en referencia a la competición de la película infantil de Disney 'Cars', la de Rayo McQueen.