Moto3

Ana Carrasco quiere otro capítulo para su segunda oportunidad

La piloto murciana está viviendo un difícil regreso al Mundial de Moto3 esta temporada.

Ana Carrasco, este año en una carrera en el Mundial de Moto3. /GETTY
Ana Carrasco, este año en una carrera en el Mundial de Moto3. GETTY
Borja González

Borja González

En dos cosas se centró Ana Carrasco este verano en el largo parón de seis semanas del que disfrutaron los pilotos del Mundial de Motociclismo. Una, en someterse a una infiltración en la espalda para paliar las molestias que aún tiene de la complicada cirugía a la que se sometió en septiembre de 2020 tras el fuerte accidente que sufrió en el Circuito de Estoril. Aquello fue durante unos entrenamientos con la Kawasaki de 300cc con la que ganó el campeonato de la especialidad en 2018 y que la convirtió en la primera mujer campeona del mundo de motociclismo.

"Es algo con lo que convivo, porque no estoy igual que antes de la lesión, pero no es algo que me limite a la hora de pilotar. Sí que tengo molestias, pero ya competí así el año pasado y también este", aclara la murciana, que no quiere que se entienda esto como una excusa. Lo segundo en lo que se centró durante el parón estival fue en algo poco habitual: ganar peso.

Carrasco está por debajo del mínimo reglamentario del conjunto moto-piloto, 148 kilos, lo que la obliga a pilotar con lastre. "Al principio me limitó bastante, porque llevaba casi diez kilos, y sí que en una moto de ochenta y pico se nota mucho". A base de gimnasio y de dieta logró pasar de 49 a 54 kilos, y quiere seguir con ese trabajo en este invierno, porque su objetivo es no perder el tren del Mundial al que se subió de manera inesperada.

"Mi prioridad es continuar, he hecho el cambio de Superbike a aquí y hacerlo para sólo un año sería un poco tontería. La idea es continuar, si no el trabajo que estamos haciendo se quedará un poco en el aire porque no tendremos la oportunidad de reflejarlo en la pista", apunta. Un trabajo que desde fuera es complicado de ver. En su primera experiencia en Moto3, en 2013, Carrasco firmó precisamente en Phillip Island su mejor resultado en una parrilla de la categoría: séptima. Dos grandes premios después, en Valencia, cruzó la meta octava. Este domingo saldrá vigésimo sexta en un año en que suele moverse en los puestos de atrás.

"Es muy difícil valorar quién lo hace bien y quién lo hace mal sin tener la información encima de la mesa", señala cuando se le pregunta por quienes puedan criticarle, algo que en ningún caso relaciona con el hecho de ser la única piloto. Y esa información lleva a ese lastre con el que pilota, pero también al largo tiempo que ha pasado sin subirse a una Moto3 (siete años) que ha cambiado mucho y cuyos rivales dominan a la perfección, una vez que hasta los novatos llevan varias temporadas compitiendo con ella.

"La verdad es que la temporada está siendo complicada porque me ha costado más de lo que pensaba adaptarme a la moto y coger el ritmo, pero sí que en general estoy bastante contenta porque vamos dando pasos, aunque sean pequeños, y los voy consolidando, y en cada carrera estoy un poco mejor y un poco más cerca". Una sensación que corroboran desde su escudería. Su propietario, Jose Gutiérrez, no se cansa de repetir que pocas veces ha visto un deportista que le ponga esas ganas, que no se rinda nunca y que traslade tanto optimismo a todo el equipo.

"Vengo de luchar por ganar y, evidentemente, estar detrás no me hace gracia… En parte me ha ayudado tener la mente abierta porque vine a Moto3 sin una expectativa, llevaba tanto tiempo fuera que era imposible saber cómo iba a ser la temporada. Sí que en momentos del año, cuando me he notado más estancada, ha sido más difícil de gestionar, pero intento hacer mi trabajo bien", reflexiona desde Phillip Island, el circuito en el que vivió uno de sus mejores días una piloto que quiere sí o sí que no se acabe esta segunda oportunidad.