Edu García, el periodista que se niega a informar de los combates de Topuria y la UFC: "A mí, como amante del deporte, me parece que hay que ponerle coto"

Fue un minuto exacto, pero la explicación de Edu García donde argumenta por qué el programa deportivo que dirige, 'Radioestadio' de Onda Cero, no informa de los combates de Ilia Topuria en la UFC se convirtió de inmediato en un debate periodístico. Como él mismo confiesa a Relevo, sus palabras parecieron ser un alegato — "aunque no era lo que quería" — sobre si este tipo de espectáculos son deporte o no. La publicación de este audio en las cuentas oficiales del espacio radiofónico provocaron un aluvión de opiniones de usuarios, unos a favor y otros en contra llegando en algunos casos a insultos como "maricón", "paleto" e "hipócrita". García, que insiste en que solo ha tomado esta decisión porque cree que es lo mejor como periodista, atiende a Relevo para hablar en profundidad de su posicionamiento y sus consecuencias.

Ese sábado, con el Clásico, teníamos una cancha principal y así lo asumimos en la radio. Pero tengo compañeros a los que les gusta y estaban comentando cómo estaba el combate. Ahí me vi en la obligación de contarle a los oyentes el porqué no estábamos dando esa cobertura. Es verdad que me salió quizá un discurso de alegato, que yo no pretendía pronunciar porque lo que quería era contar justificando por qué estábamos utilizando la antena solo para el fútbol y por qué, desde mi punto de vista, no le dábamos la cobertura al combate de Topuria en la UFC.

Yo no soy un tío sectario que se quede en posesión de lo ético, de lo moral y de la verdad absoluta. Soy bastante respetuoso en general con los criterios que no comparto o que no coinciden con los míos. Pero es muy incómodo, a mí que me gusta mucho hacer radio con poso de verdad, darle cobertura a cosas en las que no creo. Será por la experiencia, pero ya voy cumpliendo muchos años y el deporte sin valores, sin principios, sin nobleza, sin una sustancia de aporte social, pues no lo contemplo.

A mí me da la sensación de que el boxeo se estaba agotando y que, como el boxeo se agota, hay gente que piensa '¿cómo podemos ir a más?'. Para buscar un público más joven y que al mismo tiempo lleve la palabra negocio y espectáculo, que es para mí lo que es la UFC. Yo lo respeto, pero que se mezcle eso con el taekwondo o con el judo, con el karate, con artes de defensa personal que tienen un componente de nobleza, de seguridad, de autoestima personal, de respeto al adversario, de no demonizar al enemigo... pues me parece que hay que hacer una distinción no dando cobertura a ese combate. Me salió un alegato en pro del deporte mayúsculo. Yo creo que hay muchas disciplinas de deporte mayúsculo y eso no puede mezclarse con lo que se produce en una jaula, eh. ¡En una jaula! Es que el summum de la UFC es la consumación de una violencia absolutamente apoteósica. Es esto lo que me parece que nos debe hacer pensar de si eso estamos en pro de contarlo y de compartirlo. Los periodistas tenemos una responsabilidad social y el periodista deportivo también.

Yo entendería perfectamente que papás y mamás de chavales de 13 y 14 años no les dejaran ver la UFC por ese componente de violencia tan desmesurado y tan poco justificado. Porque, mira, me recordaban algunos oyentes que me acordara del Pressing Catch. Y digo, claro, pues esto es un Pressing Catch, pero de verdad. Porque tú, cuando eras pequeño y veías el Pressing Catch, te hacía gracia la performance, los personajes, los atuendos, la interpretación, lo que había alrededor... pero es que esto es verdad. Es que en esta disciplina cuanta más violencia, más opciones de ganar tienes. Cuanta más sangre, te es más fácil llegar al triunfo. Entonces, yo no lo entiendo y no lo comparto.

Yo en ningún momento he decidido lo que es deporte y lo que no es deporte. Es más, yo no llamo la prohibición de la UFC y de los combates, ni voy a hacer una pancarta y voy a manifestarme en frente de la sede. Lo que sí digo como profesional de la información es lo que me parece a mí lo que es una disciplina deportiva. Había gente que me decía: '¿cómo puedes decir que no era un deporte si esta gente está súper preparada?'. Y los miembros del equipo Wagner [organización paramilitar de origen ruso] también se preparan mucho. Estamos hablando de que, para ser deportista, hay que tener una serie de principios y de valores de respeto, de formación y de preparación a los que no se puede renunciar. En el momento que renuncias a ese tipo de cosas se está reduciendo realmente lo que es el espíritu de un deportista.

Esta UFC, que está muy bien organizada, que está muy bien montada, que tiene mucho seguimiento y repercusión, es un circo romano del siglo XXI. Donde los luchadores son gladiadores en los que no hay un componente de búsqueda de gloria, porque no son esclavos, pero da la sensación de que los lanzan para que el público se ponga alrededor de la jaula a jalear y a gritar. No salen leones o animales, pero me parece que el espectáculo per se es lo que busca. Es un circo romano 2.0 con gladiadores, que son gente muy fornida. Como les pasaba a los de la antigua Roma donde tenían que luchar a vida o muerte...

Desde el respeto y sin ponerme farruco ni sectario, pero salió esa expresión. Y me pueden decir que en el rugby hay violencia, pero se persigue. En el futbol hay violencia y se persigue. Hay una reglamentación que persigue la violencia. Es que la violencia es un problema social. A mí me parece que es bastante elemental, aunque creo que hay mucha gente que comparte que es una defensa personal, que es como un arte marcial como cualquier otra. Pues mire usted, no. Yo estoy convencido de que hay muchos karatekas que piensan de otra forma, que hay muchos judokas que piensan de otra forma, incluso hay muchos púgiles que piensan de otra forma.

Es que aquí hay otra cosa que se llama 'negocio' y hay otra cosa que se llama 'cantidades ingentes de dinero'. Hay muchos luchadores que tienen que pelear de forma reglamentada por tener su beca y tener su financiación para poder hacer su disciplina y aquí ven que con 4 ó 5 combates sacas una bolsa [de dinero] importante. Entonces dicen 'pues me arriesgo y me juego la salud'. Es que los luchadores de la UFC se juegan la salud y yo creo que hay que decir que esto es otra cosa. Ya las autoridades competentes decidirán o no. Y luego los papás y las mamás dirán si el niño hace bien en ver ese componente violento en su ordenador o no. Pero desde luego, a mí, como amante del deporte, me parece que hay que ponerle coto.

Los niños que admiran a Topuria, lo ven y lo imitan. Los críos suelen hacer ese tipo de cosas. En ese público joven, que todavía está en edad formativa, me parece que es muy fácil influir. La gente que ha montado la UFC, con ese componente de guerrilleros rocosos, exitosos, con grandes casas, con grandes coches, con éxito vital, rodeados de lo que quieren, de lujo, de chicos o de chicas... Claro, cualquier chaval o chavala joven lo ve y dice que esta gente vive como yo quiero vivir. Mira, el camino al éxito y a la recompensa que todos buscamos nunca ha sido fácil y nunca puede ser fácil. Y lo que no tiene que hacerse nunca es acortarse renunciando primero a lo que nos lleva a ser personas. A seres que de verdad buscan el éxito personal con cauces normales, donde hay que controlar los egos, la ambición y, por supuesto, sin agredir y sin violentar. Sin buscar que lo que tienes delante no sea un adversario deportivo, sino un enemigo al que tienes que derrotar. Pero al que tienes que derrotar físicamente para que no se pueda mover, para inmovilizarlo. Y si hay sangre y si hay lesiones de por medio, pues mala suerte. Es decir, el camino hacia el éxito me lleva a pasar por encima de. Yo creo que eso es un discurso que hay que tener mucho cuidado y decirle a la gente joven que llegar al éxito así es un camino muy peligroso. La gente que hacemos comunicación tenemos una responsabilidad y hay muchas familias que tienen mucha responsabilidad. A mí no me gustaría ver, como decías el tuit, que en un patio de colegio un día un niño de 13 o 14 años le hace una llave a otra porque lo ha visto en un combate y le parece que es la forma maravillosa de inmovilizar a un chaval y estoy jugando, estoy jugando y le he roto la nariz. Eso me parece muy peligroso, de verdad.

Ahora llevo ya 33 años ejerciendo, siempre he sido bastante impermeable a los palos y a las zanahorias. Es un defecto y a veces, una virtud. No suelo levitar cuando alguien me pasa la mano por el hombro y no me suelo hundir cuando alguien me afea la conducta. No suelo utilizar las redes sociales, pero no voy a engañarte que les pregunté a los compañeros que llevan las redes sociales en Radioestadio y en Onda Cero. Me comentaban que el tuit llegó a las 600 y pico mil visualizaciones, que fue uno de los tuits más virales, no solamente del programa, sino de la propia cadena. Y yo les pregunté por curiosidad, que cómo era el porcentaje de crítica. Hablaban de en torno al 60-65% de gente que le parecía mal lo que yo expresaba y el otro porcentaje que estaban de acuerdo conmigo. Y ya también, por curiosidad, les pregunté qué es lo que justificaban, qué es lo que decían, cómo argumentaban. Y solo me supieron decir que había tres insultos muy reiterados: uno era el de maricón, el otro el de paleto y el tercero era el de hipócrita.

Es verdad que, por lo visto, mucha gente tiene un componente ideológico en defender la UFC porque consideran que es una especie de disciplina que habla de la masculinidad y de la virilidad. Creo que es una masculinidad y una virilidad bastante tóxica. Yo huyo de todo ese tipo de masculinidades y más en esta sociedad, pero bueno. Esa gente tenía una sensación de que mi discurso era progre, de paleto, de negar la realidad, de estar llamando a un'buenismo y de estar llamando a un comportamiento de hombre blandengue que diría El Fary. Lo de maricón me dio igual. ¿Que me llamen paleto? Si alguien piensa que soy paleto porque no me gusta este tipo de disciplinas violentas, lo asumo. Lo de ser hipócrita me llama un poco la atención porque creo que la hipocresía es defender una cosa y hacer la contraria, y creo que aquí hemos tirado todos de coherencia. A mí me encanta el deporte, me apasiona el deporte y creo que el deporte de verdad, el deporte mayúsculo, que suma a la sociedad, es el deporte que tiene principios, valores y que hace del respeto, del equipo y del sacrificio cosas irrenunciables. Y creo que aquí no las encuentro y es tan sencillo como eso. Y para defender el deporte de verdad creo que hay que elevar la voz para decir 'no, esto no es deporte'. Esto es un espectáculo que busca negocio y que lo hace a través de cauces que yo no comparto. El de la violencia, la sangre, el aniquilamiento del rival, la exageración de sentimientos, de movimientos de venganza. Yo eso no lo considero deporte y así lo voy a seguir diciendo.

Yo trabajo en el grupo audiovisual líder en nuestro país y entiendo por qué. La gente que consume los medios de Atremedia porque tenemos una capacidad para trabajar en un clima de libertad absoluto donde jamás, en estos tres años y medio que llevo trabajando, nadie me ha dicho qué tengo que pensar, hacia dónde tengo que reorientarme o si tengo que defender a Pablo Motos o si no puedo ver a Broncano en La Revuelta. Nunca nadie me ha afeado una conducta, nunca nadie me ha direccionado en qué sentido tengo que ir. Y no lo han hecho con este asunto, al revés. He recibido el apoyo de mis compañeros, he recibido el cariño de mis jefes y, sobre todo, el respaldo hacia algo que es mi postura personal. Es verdad que cuando uno asume la dirección de un programa, lo asume con todas las consecuencias, con sus aciertos y con sus errores.

La cuenta oficial de Radioestadio ha dado información puntual de combates de Topuria y de, seguramente, combates de boxeo que yo jamás he visto y no contaré en la radio. ¿Por qué? Porque yo no manejo las cuentas ni las quiero manejar. Yo entiendo la comunicación, entiendo el liderazgo como una delegación de funciones y tengo compañeros en esta casa que llevan mucho tiempo hablando de las artes marciales, que son fans de Topuria y que lo ven, que lo consideran normal y que tienen una opinión distinta a la mía. Jamás voy a imponer una opinión, nunca lo he hecho y nunca lo haré. Voy a respetarlas todas como voy a pedir que respeten la mía. E insisto, en las capas de arriba nunca me han dicho 'oye, que sería bueno esto por el perfil de los oyentes...', para nada. Creo que confían en el criterio y el día que no confíen en el criterio, pues pondrán a otra persona. Pero, por ahora, el respaldo ha sido no del 90 ni del 99, ha sido el respaldo del 100%.