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Deiveson Figueiredo: el guerrero del Amazonas que llegó a reinar en UFC

El brasileño, excampeón de peso mosca, continúa buscando volver a ser rey, pero esta vez en el gallo. Este sábado, en Iowa, se enfrenta a Cory Sandhagen.

Deiveson Figueiredo./UFC
Deiveson Figueiredo. UFC
Álvaro Carrera

Álvaro Carrera

En lo profundo del Amazonas, donde los ríos dictan el ritmo de la vida y la lucha es una constante, nació Deiveson Figueiredo. Criado en Soure, una pequeña localidad en la isla de Marajó, su infancia transcurrió entre el trabajo con su padre en la ganadería y la práctica de la luta marajoara, una disciplina ancestral de la región. Antes de ser una estrella de la UFC, fue barbero, pescador y albañil. Quizás por eso, cuando se para en un octágono con la fiereza tatuada en el rostro, parece que lo ha visto todo. Porque, de alguna manera, lo ha hecho.

El 3 de mayo de 2025, en Iowa, Figueiredo volverá a la guerra. Esta vez, su enemigo será Cory Sandhagen, un rival tan peligroso como calculador. La pelea no solo definirá el futuro de ambos en la división de peso gallo, sino que marcará el siguiente capítulo en la carrera de un hombre que, desde las profundidades del Amazonas, ha conquistado el mundo del MMA con el mismo espíritu indomable que lo llevó a pelear por su destino.

La historia de Deiveson Figueiredo en las artes marciales mixtas comenzó en 2012, cuando decidió que el octágono sería su nuevo hogar. Con un estilo explosivo y un instinto asesino dentro de la jaula, acumuló victorias en los circuitos regionales brasileños antes de llegar a la UFC en 2017. Su debut, un nocaut técnico ante Marco Beltrán en UFC 212, fue la primera advertencia de lo que estaba por venir.

En 2020, alcanzó la cima de la división de peso mosca al vencer a Joseph Benavidez por sumisión en el primer asalto y convertirse en campeón mundial. Desde ese momento, cada pelea de Figueiredo fue una batalla de alto voltaje. Su rivalidad con Brandon Moreno dio vida a una de las series más intensas en la historia de la categoría, con cuatro enfrentamientos que dejaron cicatrices y consolidaron su estatus como uno de los guerreros más feroces del deporte.

Pero el tiempo no se detiene, y Figueiredo entendió que su cuerpo ya no podía someterse al corte de peso extremo que exige la división mosca. En 2023, dejó atrás su reinado y subió al peso gallo, donde su historia comenzó a escribirse de nuevo.

El desafío del peso gallo

El cambio de división trajo consigo nuevos desafíos. Figueiredo debutó con una victoria sólida sobre Rob Font y después sometió a Cody Garbrandt en UFC 300, demostrando que su pegada y su juego en el suelo podían funcionar también en las 135 libras. Luego, venció por decisión a Marlon "Chito" Vera, en un combate donde derribó al ecuatoriano por primera vez en la UFC.

Sin embargo, su ascenso fue detenido por Petr Yan, excampeón de la división, quien lo venció por decisión en noviembre de 2024. Fue un recordatorio de que, en esta categoría, la competencia es despiadada. Pero Figueiredo nunca ha sido de los que retroceden.

Este 3 de mayo tendrá su oportunidad de corregir el rumbo, y su rival no será otro que Cory Sandhagen, uno de los peleadores más completos de la división. El combate en Iowa no es solo una pelea más. Es un duelo de estilos, de mentalidades, de caminos que chocan en el momento exacto.

Figueiredo es un depredador. Su agresividad, su pegada demoledora y su jiu-jitsu de élite lo convierten en un peleador que no deja respiro a sus rivales. Por otro lado, Cory Sandhagen es un artista del combate. Su striking es técnico, su movilidad lo hace difícil de atrapar y su capacidad de adaptación le permite ejecutar planes estratégicos con precisión quirúrgica.

Para Figueiredo, una victoria significaría meterse nuevamente en la conversación por el título gallo. Para Sandhagen, vencer a un excampeón como el brasileño le daría un argumento irrefutable para exigir una oportunidad por el cinturón.

La clave para Figueiredo será cerrar la distancia y llevar la pelea al suelo, donde su fuerza física y su capacidad de sumisión pueden marcar la diferencia. Para Sandhagen, el plan será el opuesto: mantener la pelea en el centro del octágono, usar su alcance y su footwork para desgastar al brasileño y capitalizar su velocidad.

El título podría ponerse a tiro para el vencedor, pero para Figueiredo, este no es solo otro combate. Viene de perder ante el excampeón Petr Yan, por lo que no puede fallar. Tiene una batalla para demostrar que su transición al peso gallo no es solo un experimento, sino un nuevo capítulo en su legado. "Siempre he peleado con los mejores, y esta vez no será diferente. Estoy listo para la guerra", ha dicho en la previa.

Este sábado, en Iowa, un hombre que salió de la selva para reinar en el octágono buscará demostrar que su historia aún está lejos de terminar. La pregunta es si Cory Sandhagen será solo un obstáculo más en su camino o el muro definitivo que detenga su avance.