Jordi Wild logra dos imposibles en el DWT: Cesar Alonso gana a cinco rivales y Eduardo Riego, a tres
La segunda edición del Dogfigth Wild Tournament fue un éxito de público y en redes sociales. Los combates con reglas extrañas fueron los reyes de la noche.
Jordi Wild se marcó en 2023 el objetivo de hacer, mínimo una vez al año, un evento de deportes de contacto extremo. En su primera edición lo llevó a una nave industrial en la que el público fueron vips. Para 2024 lo abrió a sus seguidores y fue un éxito. Más de 10.000 entradas volaron en apenas minutos y el Tarraco Arena de Tarragona presentó un lleno hasta la bandera este viernes. La escenografía y el montaje fue espectacular. El público en pista no se sentó, estuvo en pie y dio el aspecto 'extremo' que quería el creador de contenido. Aderezó los combates con música y el humorista David Suárez, pero los reyes de la noche fueron los pleitos con estipulaciones extrañas.
El primero en entrar en acción fue el dos contra dos. El caos y lo novedoso provocó que fuese uno de los duelos más comentados de la noche. Dejó alguna imagen viral y un triunfador, ya que Chiky Arroyo sometió a sus dos rivales (Alberto Rondán y Nicolás Martínez) para llevarse el triunfo junto a Pau Peñalba. Cada integrante de la pareja se fue a por otro. Es decir, era un uno contra uno, pero a la vez. Arroyo sometió a su par y aprovechó que su otro ponente estaba distraído con su compañero para tomarle la espalda y someterlo. Sin duda fue uno de los duelos más virales de la noche.
La estipulación Contacto Sangriento, que buscaba recordar a la película con ese nombre dejó el KO de la noche. Emilio Montesclaros noqueó en pocos segundos a Sergio Hidalgo, quien recibió un rodillazo en el mentón y quedó desconectado al momento. Montesclaros ganó el torneo, ya que Otman Ben Zahra no pudo disputar la final. Tuvo un combate durísimo frente a Dorian Segovia y tuvo que ser trasladado al hospital por precaución. Por su parte, Victoria Albons y Yamila Sánchez ofrecieron la pelea más dura de la noche. Era la primera vez que se hacía en España Bare Knuckle femenino y no defraudó. Se fueron a los puntos tras una guerra de cinco asaltos (dos minutos). Albons ganó y se quedó con la cara desfigurada, pero logró enviar al suelo a Sánchez en el tercero y eso cambió la dinámica del pleito.
En el debe, además de que el torneo Contacto Sangriento se quedase sin final, encontramos el primer combate. Zdravko venció a Aitor Gaspar por TKO antes de que se completasen tres minutos de pelea. Hubo polémica por la parada, pero está bien parada. Gaspar no respondía a los golpes. Van 1-1 y quizá se de la trilogía en 2025. El combate pasó desapercibido. No lo hizo, por lo generado después, el duelo "sin reglas" entre Franco Tenaglia y Hatim Taiebi. Tenaglia era superior y lo demostró, lo que provocó la parada del referí. Como en el caso anterior hubo ruido porque era temporada, pero estaba bien. Taiebi no respondía los golpes, aún así, consciente del espectáculo montó el lío pidiendo un nuevo combate en el acto. Tenaglia, con lógica, no aceptó e hizo entender a su rival que si habían parado el pleito era por algo. Imperó la lógica, aunque a muchos de los presentes les costó entenderlo.
Los combates en desventaja, los reyes de la noche
Sin duda alguna los platos fuertes del evento estuvieron al final. César Alonso, que el año pasado había ganado a dos rivales de manera simultánea, se impuso este año a cinco. Eso sí, esta vez iban entrando de uno en uno. El reto era mayúsculo y aunque Alonso tuvo momento de zozobra tras ser conectado pudo superar a Juan Marín, Iker Carrillo, Nacho de la Encina, Rodrigo Peñarrubia y Mohamed Benchriff. Con el primero Alonso tenía cuentas personales y le quiso finalizar. Lo hizo en el ground and pound y después dosificó, aunque dejó un gran KO a De la Encina.
César Alonso fue protagonista, pero el rey absoluto fue Eduardo Riego, luchador de MMA que llevaba casi diez sin disputar un combate profesional. Tuvo tres rivales a la vez. El primer asalto fue un caos porque la inferioridad era manifiesta. Riego dejó que se cansasen y se fue a por Manuel Morales al que sometió dejándolo literalmente dormido. En el tercer asalto, en una desventaja menor, pudo someter a Tomás Cantó y en el uno contra uno ante Iván Rullo no había color por la diferencia de tamaño. Sin duda fue el climax de la noche y el momento en el que el público estuvo más encendido. No son MMA convencionales, pero el formato engancha y este viernes se volvió a demostrar.