MMA

Isabel Calvo, una doctora en Biomedicina y campeona mundial de MMA que se "angustia" cuando noquea a una rival

La española, campeona del mundo de su peso, se ha pasado al profesionalismo, cada vez más lucrativo.

Isabel Calvo, antes de un combate. /
Isabel Calvo, antes de un combate.
Íñigo Corral

Íñigo Corral

Hace tres años a Isabel Calvo no se le pasaba otra idea por la cabeza que terminar su tesis sobre reprogramación celular para sacarse el doctorado en Biomedicina. Apenas había cumplido los 25 años, y la idea de ganarse la vida encerrada entre las cuatro paredes de un laboratorio ataviada con una bata blanca y pegada a un microscopio llenaba todo su tiempo. Era una estudiante con un brillante expediente recompensado con un sobresaliente cum laude en su trabajo académico. Un buen día, la vida de esta madrileña cambió por completo cuando acudió a un gimnasio con un amigo que practicaba el grappling, una disciplina de combate cuerpo a cuerpo sin golpear al rival en la que solo se utilizan técnicas de derribo, de posición o sumisión para ganar un combate. En otra parte del gimnasio observó a otro grupo de gente que entrenaba Mixed Martials Arts (MMA), donde se daban muchos puñetazos y patadas, "y eso me llamó mucho más la atención". El caso es que al día siguiente fue a probar, y tres años después, se ha convertido en la primera campeona mundial española senior en categoría amateur.

Hasta entonces, Isabel Calvo se había dedicado a analizar en su tesis cuestiones relativas a cómo se controlan las transacciones de identidad celular, principalmente en células pruripotentes. Se trata, en definitiva, de buscar el modo de entender los procesos de regeneración de los tejidos y, al mismo tiempo, de tratar de comprender también los procesos en los que estas transiciones no están bien controladas como sucede en el cáncer. Este tipo de avances podrían ser de gran utilidad en pocos años para un enfermo de cáncer de pulmón que no admita trasplante y que, sin embargo, se pueda buscar con sus células cómo regenerar la parte del pulmón que está dañada.

Antes de dar el paso para dedicarse a las artes marciales mixtas, una vez concluida su tesis, quiso comentar la noticia con sus padres. Había que encontrar las palabras precisas y no le resultó fácil. "Al principio no les gustó mucho, hasta que vieron que como me lo curraba mucho, metía muchas horas y al final iba obteniendo resultados, lo fueron aceptando", recuerda. Es cierto que a su madre le costó digerir que le estuvieran pegando a su hija, toda una doctora en Biomedicina. Al final, ya se sabe: "Tus padres te quieren y quieren que seas feliz. Como vieron que con aquello lo conseguía, no tuvieron más remedio que apoyarme". Solo le ponen una condición. "Me dicen que cuando vaya a pelear lo haga siempre muy bien preparada", añade. Ahora sus padres son sus fans más incondicionales. Le han seguido por países como Albania o Serbia. Lo de ir a Uzbekistán les dio más pereza porque, con trasbordos incluidos, el viaje duraba más de 20 horas. Eso no impidió que pudieran ser testigos de su hazaña cuando se proclamó campeona del mundo. "Mi padre se cogió vacaciones esa semana para verme en casa con el ordenador", confiesa entre risas.

Hay quien pueda pensar que detrás de esta evolución de estudiante brillante a campeona del mundo de artes marciales pueda estar el dinero. En el caso de Isabel Calvo no es así, aunque podría haberlo sido. En España, este tipo de investigaciones están "muy mal pagadas", al margen de que la demanda de empleo es mucho mayor en el extranjero. La luchadora asegura que en su profesión se tienen que hacer "obligatoriamente" estancias de cuatro años en otros países, "y si haces dos estando ocho años fuera, aun mejor". Y es que Calvo se lamenta de que a pesar de hablar de personas muy cualificadas con carrera, máster y doctorado, "los diez años de estudios te dan para un salario base de 1.400 euros al mes". Por el contrario, con las artes marciales mixtas se puede ganar "muchísimo" dinero aunque eso lo consiguen unos pocos privilegiados. Un ejemplo: cuando estaba en activo la norteamericana Ronda Rousey fue la segunda luchadora con mayores ingresos dentro de la Ultimate Fighting Championship (UFC), solo por detrás del irlandés Conor McGregor.

La MMA es una disciplina que tiene su origen en el vale tudo (vale todo) brasileño donde los luchadores pueden usar cualquier técnica proveniente de las artes marciales o de otros deportes de contacto. Hasta su evolución definitiva, donde se combinan elementos de todas las artes marciales, cabían, por ejemplo, combates entre un boxeador y un judoka. Pese a su nombre originario, no todo vale en esta disciplina. Están prohibidos los golpes en las partes bajas, dar patadas o rodillazos cuando el rival está en el suelo u otro tipo de acciones como tirar del pelo, morder, escupir o meter los dedos en los ojos. "Quitando estas cosas, el resto está permitido".

Isabel Calvo, una doctora en Biomedicina y campeona mundial de MMA que se «angustia» cuando noquea a una rival

Una vez aprendidas las reglas, lo siguiente es meterse en una jaula octogonal para disputar tres asaltos de tres minutos en categoría amateur, ya que los profesionales, si es el combate estelar, pueden irse a cinco asaltos de cinco minutos. La pelea, no obstante, se puede detener antes por decisión técnica cuando alguno de los púgiles ha sido noqueado o sometido a un estrangulamiento que le haya hecho perder el conocimiento o que le pueda provocar una luxación de alguna articulación. En ese preciso instante el luchador tapea, "que es la forma de decirle al árbitro que si siguen apretando te van a romper la articulación y él para la pelea dándotela por perdida".

Un deporte tan duro no achanta a Isabel Calvo. "Si te lo cuentan, sí da un poco de miedo; pero en realidad todo está muy controlado". Lo más "sorprendente", según relata la madrileña, es ver a una persona inconsciente en el suelo. "La verdad, eso choca mucho". Ella no ha sufrido en sus carnes un KO, sin embargo, en un campeonato de España noqueó a una rival canaria cuando peleaban en el suelo que estuvo inconsciente unos "minutillos" atendida por los médicos hasta que se levantó. "Yo misma lo pasé mal porque cuando lo ves por televisión parece que no pasa nada, sin embargo, cuando se lo haces a otra persona te angustias". Prueba de la pasión que siente por las artes marciales mixtas fue su meteórica recuperación de rotura de peroné justo hace un año. A petición suya le metieron en un grupo de estudio en el que le permitía apoyar el pie tan solo 24 horas después de que le pusieran la escayola. En dos meses ya estaba lista para volver a pelear y acudir a los campeonatos de Europa donde logró la medalla de plata. "Recuperé bien", afirma otra vez entre risas.

Es consciente de que recibir golpes en la cabeza no es "recomendable". Aun así, minimiza esta circunstancia porque "en el boxeo te dan muchos más". Para reforzar su tesis, como buena científica, apela a la ciencia. Se remite a algunos estudios que demuestran que, a largo plazo, los boxeadores tienen muchas más consecuencias cerebrales que los luchadores de MMA. Incluso cita una reciente publicación en la que su autor explica que las sumisiones por estrangulación que quitan el oxígeno e impiden el riego sanguíneo permiten crear al cerebro nuevas conexiones neuronales, lo que puede prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o el Parkinson.

Fuera de competición el peso de Isabel Calvo suele rondar los 58 kilos. Así que cuando tiene un combate se ve obligada a bajar seis kilos. Gajes del oficio. Para eso tiene a su lado a un nutricionista "buenísimo". También le sirven sus conocimientos de biología y nutrición. Y es que le gusta entender todo lo que rodea en torno a su alimentación como saber la cantidad de agua que debe ingerir al día o la cantidad de sal en las comidas. La primera fase de su dieta para preparar un combate no contempla adelgazar de forma rápida "sino simplemente sirve para bajar las calorías". La última ya resulta mucho más dura. "Es cuando tienes que quitarte cuatro o cinco kilos comiendo claras de huevo, aguacates, un poco de merluza y dejando de beber agua", explica. No resulta nada extraño que confiese que la última semana lo pasa "fatal". Eso sí, después de pesarse entre cuatro y siete horas antes del combate, trata de hidratarse y de comer hasta recuperar cinco kilos en ese corto espacio de tiempo.

Cuantos más detalles se conocen la vida de Isabel Calvo es más fácil de entender por qué ha conseguido ser campeona del mundo en tan solo tres años. En Uzbekistán subió a lo más alto del pódium después de ganar a sus tres rivales, una de ellas la también española Dea Celma en semifinales. La final fue su último combate como amateur. Espera debutar como profesional en España la próxima primavera, algo que solo está al alcance de otras nueve o diez compatriotas. A Dea Celma le desea toda la suerte del mundo de cara a su participación en el próximo campeonato de Europa. "Es muy buena, seguro que ganará", apostilla. Se nota que ambas se llevan bien. De hecho, en Kazajistán compartieron habitación y hasta bajaron juntas a desayunar. Luego tuvieron que pegarse. A la noche, como si nada hubiera pasado, volvieron a dormir en la misma habitación. "Somos buenas amigas, lo que ocurre es que tenemos que pegarnos de vez en cuando".

Como profesional aspira a tener, como mucho, tres combates al año. "Eso suele ser lo habitual", señala. Tendrá que competir con luchadoras norteamericanas, alguna que otra sudafricana y sobre todo, con chicas de Kazajistán, Uzbekistán y Tayikistán "que ahora han fichado a muchas rusas que no pueden competir porque su país está vetado por la guerra". Lo peor de dejar el amateurismo es que ya no podrá participar en campeonatos del mundo. Solo podrá intervenir en veladas organizadas por promotoras privadas. Lo que no quiere de ninguna manera es dejar pasar el tren del profesionalismo ahora que la popularidad del MMA va in crescendo. Ese aumento de popularidad se dejó ver el pasado mes de noviembre cuando la promotora WAR MMA organizó una velada en la Caja Mágica en la que se dieron cita alrededor de 9.000 espectadores.

Isabel Calvo es una especie de rara avis dentro de la MMA. "Es cierto que el prototipo de luchadora no es el de alguien que se ha sacado el doctorado en Biomedicina", espeta. También lo era entre sus compañeros de laboratorio que "flipaban un poco cuando se enteraron que hacia artes marciales mixtas". De joven ya había probado con la escalada, la equitación o el baloncesto. Fue descubrir los deportes de contacto y su vida cambió por completo. "A todas esas personas que tienen la idea preconcebida de que es superviolento y machista les invito a que conozcan de verdad este deporte porque se sorprenderán por el respeto que hay y por los valores que se inculcan".