Olivia Pichardo conecta un batazo por la igualdad
La jugadora de origen dominicano se convierte en la primera mujer en disputar un partido de béisbol en la Division I de la NCAA.

Un simple balanceo de brazos. El impacto con una bola a más de 90 kilómetros por hora. Dos gestos que podrían pasar desapercibidos en cualquier otro momento de la temporada, pero no en el encuentro que enfrentó a la Universidad de Brown y la de Bryant en un partido correspondiente a la Ivy League.
Era un partido más entre dos de las universidades más prestigiosas en el ámbito académico de Estados Unidos. Pero todo cambió en la novena entrada del choque. Turno de bateo para Brown. En ese momento Grant Achilles, entrenador de Brown, miró al banquillo, hizo un gesto con la cabeza y dio entrada a Olivia Pichardo. Sí, han leído bien. Olivia Pichardo, una chica en una liga hasta ahora masculina.
La jugadora de origen dominicano se convirtió en la primera mujer en disputar un partido de la División I de la NCAA. Un batazo por la igualdad que no sólo se quedó en un gesto para la historia. Internacional en las categorías inferiores de Estados Unidos, Pichardo demostró que tiene sitio en la liga conectando con la bola en su primer 'swing'. Un impacto para la historia que además le permitió ganar la primera base, aunque su golpe no sirvió para ayudar a su equipo a conseguir la victoria.
"Espero que esto enseñe a la gente que si alguien tiene el talento suficiente como para tener una oportunidad, sólo deberían juzgar a esa persona por sus habilidades"
Técnico de la Universidad de Brown"Espero que esto enseñe a la gente que si alguien tiene el talento suficiente como para tener una oportunidad, sólo deberían juzgar a esa persona por sus habilidades en el deporte. Ningún otro factor debe influir. Y Olivia es un ejemplo de eso", aseguraba el técnico de Brown tras un encuentro que ya forma parte de la historia del deporte estadounidense.
El pasado otoño Achilles se quedó impresionado por la habilidad de Pichardo con el bate y con su despliegue físico. No lo dudó y la incluyó en la plantilla del conjunto universitario. Ni su condición como novata ni su género fueron un obstáculo para el técnico, que vio algo especial en una niña que había nacido con un bate bajo el brazo, herencia de su padre que jugó en República Dominicana antes de emigrar a Estados Unidos.
"Para este momento no sólo es necesario su esfuerzo y su trabajo. También necesita un entorno que le apoye en su camino. Se necesita el apoyo de sus compañeros y estos se han dado cuenta de que el momento también es histórico para ellos", apuntaba el técnico de Brown tras una imagen que ya es historia del deporte.