Leslie Romero, la 'nueva' escaladora española que vuela hacia París 2024: "Quiero que la gente me conozca"

"Mi hermano tenía todos sus juguetes en lo alto del armario y tenía que escalar para poder cogerlos", relata Leslie Romero cuando se le pregunta cómo le dio por empezar a practicar la escalada. Aunque, según la versión de su madre, todo empezó escalando el árbol del patio de casa para poder hacerse con unos más que apetitosos mangos. Sea como fuera, la escalada pasaba por su venas. "Quizás, era porque siempre he sido muy inquieta", cuenta tras el acto de El Relevo Olímpico en el COE.

De padre español y madre venezolana, Leslie es una de esas deportistas que más 'tapada' llega a la cuenta atrás para París 2024 tras pasar un calvario burocrático en los últimos meses provocado por una denuncia de la federación de Venezuela. Una sanción le ha impedido competir en las grandes eventos con España hasta ahora.

Después de meses de incertidumbre, rabia y bloqueo, ha vuelto a competir a nivel internacional batiendo el récord de España en la Europe Cup de Innsbruck con 7.13, una marca de primer nivel mundial y que impone ya respeto entre sus rivales. Entrando en la redacción de Relevo, lee un mensaje privado de Instagram de Miroslaw, la mejor del mundo y dominadora de la disciplina, para felicitarla por sus recientes registros.

Vienes de batir el récord nacional, hace menos de 48 horas. ¿Dónde está tú límite?

Bueno, realmente no sé cuál es el límite. Me gustaría poder llegar a los 6.25 segundos, que es lo que marca la polaca Aleksandra Miroslaw. Poco a poco, en la misma línea del trabajo que venimos realizando, se están viendo los resultados y los tiempos. Mi primer objetivo como tal es llegar a los 6 segundos y tener un tiempo competitivo para los próximos Juegos Olímpicos.

Parece como que robar cada centésima de segundo al crono es muy difícil, pero tú le has pegado un buen mordisco al récord de España en una sola competición. Bajaste tres veces de los 7.34, logrados en abril, hasta los 7.13. Parece hasta fácil...

Cada centésima y cada milésima de segundo cuesta una barbaridad. De mi 7.13 a bajar al 6 es bastante difícil. Hay varios factores importantes como la precisión, hacer la secuencia perfecta, tener tu mejor forma justo en el momento de la competición, de poder sentir el flow cuando vas escalando... Todo eso suma mucho y con eso se va cogiendo cada centésima y disminuyendo el tiempo.

Tu aventura con España comenzó el año pasado en la Copa del Mundo de Villars, pero justo después de debutar desapareciste de las competiciones internacionales. ¿Qué pasó?

Inicié muy bien temporada. De hecho, estrenándome en la Europe Cup de Innsbruck y logrando ganar la competición. Tuve una participación en la Copa del Mundo de Villars y después hubo problemas administrativos, porque anteriormente competía con la Federación Venezolana de Escalada. Mientras eso se resolvía, quedé suspendida durante el periodo de competición de todo el año pasado hasta que se solucionara.

¿Era un problema de cambiar la nacionalidad en la Federación Internacional?

Yo soy española, porque mi padre es español, nació en Málaga, y tengo la doble nacionalidad desde que nací. Cuando llegué aquí, hay una serie de criterios que se deben cumplir para hacer el cambio de la nacionalidad con la que compites pero que en el reglamento no quedan muy claros. Nos lo leímos antes de competir, pero hay como un vacío legal o no se entiende exactamente qué es lo que dice el reglamento.

¿Qué criterio o papeleo faltaba?

Habla de que hay que enviar una carta de renuncia de la federación para cambiar la nacionalidad que representas pero se entiende que solo cuando quieres volver a representar a tu antiguo país, que en mi caso sería Venezuela. Pero no en un primer cambio.

¿Y qué pasó? ¿Fue un movimiento de la federación internacional o Venezuela reclamó?

Al no hacerse una carta de acuerdo entre ambas federaciones, la Federación de Venezuela hizo un reclamo a la Federación Internacional (IFSC) de que estaba representando a España sin llegar a ese acuerdo. Durante ese proceso, hay muchas irregularidades e injusticias que prefiero no comentar pero que se podían haber hecho de otra forma. Sobre todo, para no tuviera que quedarme sin competir durante la temporada. Con todo esto, las federaciones como tal no salieron perjudicadas, la que salí perjudicada directamente fui yo al perderme la temporada.

¿Cómo lo pasaste esos meses? ¿Qué te pasaba por la cabeza?

El momento más duro fue poder competir en la Copa del Mundo de Villars, donde me quedé 17ª, quedándome con las ganas de entrar en la final de 16. Pensaba que en la siguiente Copa del Mundo en Chamonix seguro que lo conseguía, pero al llegar allí ya no pude competir. Ocurrió todo esto y llegó la incertidumbre.

Incluso viajaste a Chamonix. Recuerdo haber visto alguna foto con el equipo español allí, pero no aparecías en la lista de participantes.

Claro. Fue llegar y toqué la pared esperando y deseando con todas mis ganas el poder competir. Hasta que fuimos al registro, no supe si iba a competir o no y era una sensación de incertidumbre.

Cuando te dicen que no puedes competir... Vaya golpe, ¿no?

Me encontraba en un nivel bastante bueno y cada competición suma, cada prueba es una experiencia más. Horas antes del competición, todavía estaba pensando en que se pudiese solucionar el tema y pudiera competir. Esa incertidumbre me generaba una subida y bajada de emociones que no te imaginas. No pude competir y ya quedaba claro que no iba a poder competir en las siguientes competiciones.

¿Cómo te sentías?

Al principio, seguí entrenando porque quizás en cualquier momento me podían decir que podía volver. Pero, por dentro, tenía esa desilusión, esa decepción sobre todo porque vengo de Venezuela, me encanta Venezuela, me encanta mi país. Por circunstancias, no me pudieron ofrecer lo que me ofrecen en España y todo lo que me han dado desde que llegué. Obviamente, mi carrera tiene un límite y no me puedo esperar toda la vida a que allí me puedan dar la oportunidad.

Te dolía que Venezuela estuviera provocando que no te dejaran competir, ¿verdad?

El hecho de que haya ocurrido esto es lo que más me dolió. Es un país al que aporté un montón de logros, de medallas, de ganas, de motivación... A pesar de las circunstancias, me mantenía allí luchando, me mantenía entrenando, sin ninguna ayuda. Solo tenía la ayuda de mi padre, de mi familia que estaba cerca y de algunos pocos patrocinadores privados. Sentir que me han pagado de esa forma todo lo que he hecho, fue lo que me generó más decepción.

Pero no lo dejaste y seguiste entrenando en la sombra.

En ese momento, en el que estaban debatiendo todo esto, fue un proceso bastante difícil. Sobre todo, gestionar la motivación y por eso no comenté nada. Me tocó bastante emocionalmente y, a pesar de ello, seguí entrenando porque en cualquier momento podían decir que ya podía competir. Finalmente, en noviembre del año pasado, me levantaron la suspensión y para esta temporada ya puedo representar a España. Próximo objetivo: la Copa del Mundo de Villars.

El equipo español estuvo contigo.

Me mantuve entrenando porque, a pesar de que estaban pasando cosas malas, también me ocurrieron muchas cosas buenas. Por ejemplo, me dieron la beca para entrar en el CAR de Sant Cugat, que es un logro importante. Cuando llegué aquí, trabajaba en un rocódromo donde me daban la posibilidad de poder entrenar. Entré al CAR y me dieron una ayuda del CSD, que significa poder dedicarme 100% al deporte, a pesar de no estar compitiendo y no poder dar resultados. Y aún así, decidieron darme todo esto porque confiaban en mí. Para mí, eso fue lo que permitió que no me cayera en el hueco totalmente.

Fuiste campeona mundial juvenil en 2012, cada vez que aparecías en competiciones tenías buenos tiempos y tenías la calidad para haber ido incluso a Tokio. Pero apenas competías internacionalmente. ¿Qué pasaba en tu trayectoria defendiendo a Venezuela?

Estuve, desde el 2013 en Venezuela, entrenando "con las uñas" y haciendo todo lo que podía. Entrenaba 7 meses del año, con el objetivo de asistir a un Mundial juvenil o un Campeonato del Mundo absoluto, para que unos días antes me dijeran no había recursos y no me podían llevar. Entonces, cada año era como que se me iba haciendo una cura porque ya me lo esperaba, cada vez me dolía menos. Pero, en los últimos años allí, decidí que no quería depender de eso para cumplir mis objetivos. Empecé a crear una campaña de crownfunding, empecé a difundir mi proyecto, mi sueño y mucha gente empezó a apoyarme desde empresas privadas.

Hasta llegar a demostrar tu valía y conseguir el apoyo de las empresas, tuvo que pasar mucho tiempo sin ayudas. ¿Qué hacías?

Para vivir en Venezuela, si no trabajas, la ayuda del gobierno a los atletas de alto rendimiento es penosa, la verdad. No lo quiero decir pero es que es una realidad. No se puede vivir. Tienes que buscarte tú, por tus propios medios, otras ayudas. Al principio, estuve jugando, aunque en realidad era mi trabajo, a un juego que se llama Axie Infinity. Allí, hacía como minaba criptomonedas. Me pagaban y con eso vivía. Y también vendiendo cosas. Hacía dulces, en plan donuts y galletas. Vendía de todo para sacar dinero, poder seguir entrenando y sacar tiempo para dedicarlo a la escalada, que es lo más importante. Poco a poco, tenía personas muy cercanas que tenían empresas y que me pudieron ayudar dándome una ayuda económica para vivir mensualmente, para poder ayudar a mis padres, para poder entrenar y poder dedicarme a esto.

Te tuvo que hacer muy dura mentalmente.

Creo que todo lo que nos pasa, nos sucede por algo. Cada experiencia, buena o mala, siempre te deja algo de aprendizaje y siempre agradezco eso. Prefiero los momentos malos, poder sacar toda la resiliencia que hay y seguir adelante luchando. Aprender un montón que incluso que los buenos momentos que sí que te generan un montón de satisfacción pero gracias a esos.

¿En qué momento dices 'hasta aquí'?

Entre 2017 y 2019, no me salieron las cosas como quería en el Mundial y en otras competiciones. Tenía la capacidad, pero psicológicamente no estaba preparada. En 2019, mi padre regresa a España y me quedo sola en Venezuela. O hacía un cambio o me quedaba allí estancada. Dejé a mi entrenador y empecé con uno nuevo. Comencé a cambiar la mentalidad, tenía más motivación, sentí el apoyo y el respaldo de muchas personas. Iba entrenando y me iba sintiendo cada vez más fuerte. Cada vez más segura de mí misma porque, a pesar de que estaba sola, me daba cuenta de que me tenía a mí y que podía lograrlo. Logré participar en el clasificatorio olímpico panamericano. En la primera ronda, logré demostrar el potencial que tenía quedando en segundo lugar y ya me sentía satisfecha. Realmente, en ese momento, tenía más el objetivo puesto en que me quería ir a España e intentarlo aquí que en la competición como tal. En la siguiente ronda, tuve una salida en falso, pero sin embargo me quedo con mi buen desempeño. Creo que a partir de ese año mi mentalidad cambió un montón y me di cuenta de que esto es lo que quiero y que sea lo que sea que tenga que hacer, lo voy a hacer para conseguirlo.

Estás destinada a ser la cara femenina de la escalada española en cuanto empieces a hacer buenos resultados internacionales, como estás ya haciendo.

Es cierto que aquí nadie me conoce y vengo de la nada básicamente. De repente, gano una competición importante, rompo el récord de España y la gente puede empezar a saber quién soy y saber por qué estoy aquí. Quiero que la gente sepa quién soy e inspirar y motivar a otros a que escalen o a hacer deporte.

Si todo va normal y sigues esta progresión, se puede dar en los Juegos.

Mi objetivo y mi sueño de toda la vida es estar en unos Juegos Olímpicos.

¿Qué te imaginas en París?

Es una pregunta complicada, pero sería brutal el simple hecho de estar allí. Me recordaría que todo el esfuerzo que vengo realizando, durante mis 18 años escalando, ha merecido la pena. Esos momentos en los que dije 'esto no es para mí' pero aún así seguí intentándolo, 'me quiero rendir', pero yo quería seguir. Estar en París es un objetivo bastante difícil, pero no es imposible. Estaría muy feliz de estar allí, si es posible.

Puedes ser la Alberto Ginés femenina.

Alberto es una motivación para todos. La prueba de que el trabajo duro, aunque sea con poco, logra los objetivos. Un modelo de que hay que confiar. Confiar en los entrenos, confiar en el apoyo que tienes cerca y de luchar. Alberto es un ejemplo de lucha y de trabajo duro.

Él consiguió los primeros grandes recursos para la escalada española, gracias a su oro y sus reivindicaciones.

Si, tenemos un rocódromo dividido en secciones específico de velocidad, que eso es una pasada. Ahora, recientemente, nos han puesto la pared de velocidad entera. Básicamente, tenemos todo en el CAR de Sant Cugat. Y esto es una inspiración total y que te motiva cada día. El día que nos dijeron que podíamos entrenar en la pared, me desperté a las cinco de la mañana para mirar si el rocódromo de verdad estaba ahí. Estaba, no llovía y lo iba a poder estrenar.

El crack masculino de la velocidad en el equipo español tiene bastantes parecidos a ti. También vino desde Venezuela.

A Erik Noya lo conozco desde que era niña. Hace unos días, hemos sacados fotos de cuando yo era muy pequeña, todavía no competía, y fui a verlo a una competición que ganó. Tengo fotos en mis redes sociales de él en el podio aquel día. Le tengo muchísimo aprecio, es una persona noble, luchadora y trabajadora. Tenemos circunstancias parecidas pero diferentes. Es una persona maravillosa y lo admiro demasiado. Somos una pequeña parte de Venezuela que está aquí, luchando. Ambos tenemos raíces españolas y nos sentimos identificados con ser españoles, a pesar de que no nacimos aquí.

A pesar de las dificultades, seguro que hay mucha gente en Venezuela que entienda vuestra situación, por qué habéis salido de allí y que os apoyen como como si siguieras defendiendo la bandera venezolana.

Totalmente. Yo llevo a Venezuela y a la gente que sigue allí en mi corazón. Me siguen mandando mensajes de apoyo y creen en mí. Ahora estoy en España, que me hace mucha ilusión desde pequeña, pero a Venezuela también la llevo aquí [se señala el corazón] y es muy especial también.