Una estrella de la rítmica destapa una vida de abusos: "¿Cómo iba a tener fuerzas si no comía?"
Kseniya Moustafaeva denuncia en Relevo los métodos de entrenamiento de la gimnasia rítmica internacional.
La gimnasia rítmica vive uno de los momentos más convulsos de su historia. En los últimos meses varios testimonios de algunas de las mejores de la disciplina han denunciado distintas situaciones de abusos en los métodos de entrenamientos en diferentes países. La denuncia de una gran parte del equipo italiano, uno de los mejores combinados del mundo, ha provocado un torrente de declaraciones y acusaciones en diferentes países.
Los sistemas de preparación llegados de Rusia han sido exitosos en cuanto a medallas, pero han dejado miles de víctimas de abusos y maltrato a nivel internacional. El copia-pega del método ruso se ha extendido por la mayor parte de los países de la élite de la rítmica, provocando un sistema generalizado con las gimnastas como principales víctimas. El deporte profesional lleva el cuerpo a buscar los límites, pero: ¿Hay límites? ¿Cómo ha afectado esta búsqueda de los límites humanos a las practicantes de este deporte? ¿Por qué se ha impuesto una especie de ley del silencio que ha acallado las posibles denuncias?
La última gran estrella francesa Kseniya Moustafaeva, de origen ruso pero afincada en Francia desde los cuatro años, atiende a Relevo unos meses después de su retirada para denunciar lo sufrido y lo que se esconde detrás de la belleza de la gimnasia rítmica. Una conversación para descubrir qué hay detrás de la competición, cómo es la realidad de las niñas que comienzan en este deporte y desvelar una disciplina de entrenamientos que solo se conocen en el interior de los gimnasios.
¿Por qué has decidido hablar?
Me retiré de la gimnasia hace un año y ahora quiero ayudar a las pequeñas gimnastas, pero aún no sé cómo. Creo que es bueno que hable ahora porque he tenido un año para pensar sobre todo lo que pasó en mi carrera. Cuando era gimnasta, me daba cuenta de que había cosas que no eran normales, pero cuando te retiras y miras atrás te das cuenta de todo lo que pasé.
Varias gimnastas internacional han denunciado casos de abusos de sus entrenadores en los últimos meses. Según los testimonios, son problemas que vienen desde hace décadas. ¿Por qué se ha tardado tanto en denunciar?
Es algo normal. Yo había pasado por este problema, pero cuando me retiré creía que era solo mi experiencia y el resto no había pasado por lo mismo. Cuando vi a varias gimnastas hablar de esto, me di cuenta que era algo general. Leí que algunas gimnastas italianas estaban denunciando e incluso me sorprendí porque, cuando me las encontraba en competición o en entrenamientos, veía a unas gimnastas que parecían felices. Cuando me enteré de lo que los gimnastas decían, fue cuando me di cuenta que en todos los países está pasando lo mismo. El problema es que en todos los países está pasando. Por eso, quiero hablar de mi experiencia para ayudar a las gimnastas.
¿Por qué cuesta tanto levantar la voz?
Cuando estamos en el deporte, nos asustamos mucho a la hora de hablar porque es un deporte muy 'político'. Si hablamos de algo, tenemos miedo de perder el puesto en el equipo o por los resultados. Cuando las gimnastas nos retiramos, podemos hablar porque tenemos una situación más fácil. Incluso, algunas seguirán sin querer hablar porque es traumático. Es difícil para una persona que ha pasado por esto y lo normal es que no lo quiera recordar. Pero, por mi parte, es importante contarlo porque, si no hablo, nadie lo hará por mí. Algunas personas no quieren darse cuenta de lo que pasa y eso no es normal.
Hablabas de los testimonios de varias gimnastas italianas denunciando abusos. ¿Te sentiste identificada?
Sí, por supuesto. Los problemas son los mismos para todos las gimnastas de rítmica. El primer problema que siempre surge es el peso. Porque cuando llegamos a este deporte, por mi experiencia, por ejemplo, llegué a un nivel alto a los 14-15 años y fui a Rusia para hacer algunos campos de entrenamiento. Fue mi primera concentración de entrenamiento. Cuando llegué a esta concentración, un entrenador de primer nivel me dijo que tenía que perder 4 o 5 kilogramos o no volviera a la gimnasia. Yo tenía 14 años y era muy delgada en ese momento, y no entendía el por qué me lo decía. Yo asumí que me lo decía por bien. Que si perdía los 5 kilos, podría ser mejor y ganar medallas. Entendía que para ser la mejor gimnasta del mundo tenía que hacerlo. Seguí escuchando esto durante años.
"Comencé a dejar de comer"
Exgimnasta francesaEsas palabras te marcaron.
Ahí empezaron todos mis problemas y fue cuando me metí en este sistema. Era el comienzo de una espiral. Cuando me dijo que necesitaba bajar de peso, comencé a dejar de comer. Después empezaron a surgir muchos problemas con mi cuerpo. Con 18 años, comencé a sufrir anorexia, bulimia… Durante todos este tiempo entrenaba seis y ocho horas al día. Tenía lesiones, pero sabía que no podía decir que tenía dolor.
¿No podías decir que estabas lesionada?
No, porque entonces te dicen que 'no eres fuerte, que no puedes tener dolor'. Tengo la misma experiencia que las gimnastas italianas que han denunciado. Hay gimnastas suizas que hablaban de esto hace muchos años. En todos los países, los entrenadores piden a las chicas de 10 años que pierdan peso. ¡Pero tienen 10 años! Y sí, creo que es así en todos los países. Cuando entras a un nivel alto, es el mismo método. Por supuesto que hay buenos entrenadores, pero no son la mayoría. Yo ahora soy entrenadora. Y tengo claro que puedes tener lesiones, tener dolor y también tener un buen nivel. Y se puede hacer comiendo bien y saludable.
¿Cómo te afectó en tu vida estas exigencias con la comida y el peso?
El tema de la comida me generó problemas en mi cuerpo. Cuando tenía 17 años, sentí que había algo malo en mí. No tenía confianza en mí misma. Cuando iba por la calle y alguien me miraba, pensaba que todos me miraban por mi peso. Me sentí muy mal psicológicamente. Llegué a pensar que no valía para la gimnasia.
¿Cómo lo notabas?
Todo era muy difícil. A veces, cuando intentaba hacer algunas rutinas en mi entrenamiento, no podía levantarme porque no tenía fuerza. ¿Cómo iba a tener fuerza si no comía? Me daba cuenta de que tenía muchos problemas.
¿En algún momento pensaste en dejarlo?
Sí, pero tenía dos opciones: Dejar la gimnasia y le digo adiós a los Juegos Olímpicos y todas las medallas o trabajo por mí misma, porque sé que puedo cambiar la mente de algunos entrenadores y del sistema que tenía a mi alrededor. Entonces, fui a la psicóloga y trabajé para tener confianza en mí misma y comer normal. Sabía que tendría algunos rechazos. Pero comencé a comer bien y me volví saludable. Pero siempre había los mismos rechazos.
¿Cuál fue el peor momento?
Fue este momento, cuando entendí que estaba yendo demasiado lejos y que me estaba afectado a la salud. No era una persona saludable, ni un deportista saludable. Estaba en depresión y sabía que tenía un burnout (un síndrome de desgaste profesional). Te das cuenta cuando se acumula todo: problemas, lesiones... Fue el peor momento y sabía que tenía que cambiar algo.
¿Le contaste a tu familia que sucedían estas cosas?
No, porque tenía un poco de vergüenza. Con todo lo que me había pasado, para mí el problema era yo y no las personas que estaban alrededor de mí. Así que no, no se lo decía a nadie.
¿De quién es la culpa de estos problemas en la gimnasia rítmica? ¿Los entrenadores o las federaciones que no ponen control?
Creo que la culpa es de muchas personas, porque esto es un gran sistema. No es una sola persona en una federación. Es un sistema y empieza en lo más alto. Cuando llegamos a la gimnasia, con el tiempo te vas dando cuenta de lo que tenemos que pasar con el peso y con las lesiones. Te das cuenta de que todo es un método. Por lo que he visto en Francia, la culpa es de la federación. Nadie abre sus ojos. Nadie me llama para decirme qué pasó durante mis años en la gimnasia. Creo que saben lo que pasó, pero no quieren hacer nada. Por supuesto, el culpable directo es el entrenador porque es el que pone en marcha el sistema de entrenamientos y su gestión. Es una colaboración de la federación con los entrenadores. Y, al final, son las gimnastas las que pagan esto.
¿Cómo se puede ayudar con estos testimonios?
Cuando era gimnasta, para mí era normal perder cinco kilos y no hablar de las lesiones aunque tuviera mucho dolor. Esto era ser una buena deportista. Cuando estás dentro de este deporte, piensas que esto es normal. Contarlo cuando te das cuenta de lo que pasa, puede abrir los ojos a las gimnastas y decir que no es normal. Hacer ver que se puede hacer esto de otra manera, con el método saludable. Por otro lado, hablar es también importante para la gente fuera de la gimnasia, Es necesario mostrar lo que pasa en la gimnasia. Porque todos creen que esto es algo con estrellas, que es muy bonito. Pero detrás del escenario, esto no es bonito. Pero lo más importante es para ayudar a las gimnastas.
¿Qué se necesita cambiar para que estos casos no ocurran?
Las federaciones nacionales tienen que abrir los ojos, porque ellos son los jefes de sus métodos de entrenamiento. Ellos tienen que abrir los ojos y hacer investigaciones en los clubes. Porque esto no es solo en el nivel de élite de equipos nacionales, sino también en los clubes y en el nivel más bajo. Ellos tienen que hacer investigaciones con los entrenadores, cómo entrenan, cómo entrenan a sus gimnastas. Creo que eso sería lo primero que tendrían que hacer.
¿Y después?
Y después, por supuesto, hay algunos entrenadores que no son pedagogos en sus formas y ellos no pueden ni deben entrenar.
"El método ruso es el culpable"
Exgimnasta francesaMuchas opiniones dicen que para ser buena en gimnasia tienes que sufrir. ¿Qué opinión tienes sobre esta afirmación?
Por supuesto que en el deporte tienes que sufrir, porque el alto nivel no es un juego. Por supuesto que es difícil. Tienes que ser exigente contigo misma, tienes que ir más allá de tus límites… pero hay un límite. Porque esto se puede hacer siendo saludable. Yo entrenaba en un centro de alto rendimiento y había muchos atletas de judo, atletismo y otros deportes. Muchos eran campeones olímpicos. Cuando hablé con ellos, sabía que había otro modo de prepararte para ser el mejor. Y aquí, tú mismo, eres quien sabes cuándo puedes ir más allá de tus límites, o cuando tienes que descansar. Y por supuesto que es difícil ser un atleta de alto nivel, pero la gimnasia no es un deporte diferente a los demás. Hay un límite, hay salud de los atletas, y los entrenadores tienen que respetarlo. Y nosotros tenemos que respetarlo.
Muchos dicen que el método ruso es el culpable y que ha sido difundido por toda Europa. ¿Qué opinas sobre esto?
Sí, por supuesto que es culpable. La gimnasia nació en la URSS, y muchos entrenadores vienen a Europa con este método. Pero no sé por qué en Francia, por ejemplo, seguimos este método. Si sabemos que no es bueno, ¿por qué lo seguimos? Pero es que este método es algo global. Cuando vas a los campeonatos mundiales y europeos, tienes que seguir este método. Y tal vez algunas federaciones o entrenadores tengan miedo de seguir otra manera de trabajar, porque piensan que no es posible ganar medallas si cambian esto. Tal vez sea un poco extraño, pero para mí la salud de una deportista o de una pequeña chica está por encima de cualquier resultado.
Ahora eres entrenadora, ¿qué mensaje envías a las chicas que son el futuro de la gimnasia?
Hay que lanzar muchos mensajes. El primero de todos para las chicas es cuidarse a sí mismas. Tenemos un cuerpo, una salud, una vida, y no necesitamos sacrificar nuestra vida por medallas. Y además, podemos hacerlo de otra manera.
Después, también mandar un mensaje para los padres, porque cuando empezamos en este deporte somos muy jóvenes, empezamos a los cuatro años. Para los padres que cuiden de sus hijas. Qué controlen a los entrenadores y cuando vean algo que no es normal, que lo digan y no piensen que es lo normal. Para los padres, tener mucho cuidado y hablar mucho con sus hijos.
Y para los entrenadores, si hablan de lo que está pasando también está bien.