FÚTBOL PLAYA

El fútbol playa en los 2000: "Cantona se subió a una grada en Mallorca y volaron abanicos"

David Cordón cuenta en Relevo los secretos de una selección bicampeona de Europa y que se quedó a las puertas del Mundial dos años. Setién, Butragueño, Salinas, Míchel, Goikoetxea...

David Cordón con la selección española de fútbol playa... ante Italia en el Mundial de 2003./
David Cordón con la selección española de fútbol playa... ante Italia en el Mundial de 2003.
José Manuel Rodríguez

José Manuel Rodríguez

Huelva.- Muchas personas no se acordarán, pero el fútbol playa sufrió un gran impacto a principios de siglo. Un deporte que comenzó a profesionalizarse con el tiempo, pero que dio unas alegrías tremendas a España durante esos primeros años. Dos Eurocopas y dos subcampeonatos del mundo, cayendo ante Brasil en ambos. En aquellos momentos, además, aún se llevaba el pasar del fútbol a esta otra modalidad para seguir compitiendo... junto a gente que, directamente, había nacido jugando en sus playas.

David Cordón relata su anécdota con Cantona.

Precisamente, ese es el caso de David Cordón, quien recibe a Relevo en el estadio de su ciudad, El Colombino. Con su chaqueta del Recreativo y estando orgulloso de que lo reconozcan en la actualidad como el padre de Davinchi, no puede esconder la sonrisa en el momento que salen las palabras 'fútbol' y 'playa' durante nuestra conversación. Su historia es curiosa, pues acabó defendiendo la camiseta de la Selección después de apuntarse "a un torneo con amigos". "Fue en plan diversión. Veníamos del fútbol sala y creamos un grupo. A raíz de eso, quedamos campeones de España y tuve la suerte de que me eligieron mejor jugador. Y acabé yendo con la Selección".

Recuerda aquel momento con mucha emoción, sobre todo, por poder entrar a formar parte de una Selección de ensueño: "Fue impresionante. Nos eligieron a dos, en pleno verano. Con Julio Salinas, Butragueño, Míchel, Quique Setién... fue una ilusión tremenda. Y el primer torneo fue en octubre contra Brasil allí. Metí un gol y le ganamos en penaltis, fue lo máximo". Exjugadores que, lejos de ir a pasar simplemente un buen rato, "lo vivían con mucha intensidad y se lo tomaban muy en serio. Era gente que venía de competir, que les gustaba jugar... pero, sobre todo, ganar".

"Poder convivir con jugadores de ese nivel fue espectacular. Ya se fue profesionalizando y fue cambiando poco a poco, pero el poder iniciar de esa forma fue maravilloso", continúa David, que a la vez no esconde su momento más recordado: "Me quedo con el debut, en Brasil. Jugar en un estadio con 5.000 personas, cómo lo viven allí... ha sido la primera vez en mi vida que he escuchado gritar a la gente mientras metía el gol. Se me quedó grabado. Para mí era lo máximo... y miraba al lado y veía cómo ellos lo vivían con total normalidad. Era lo habitual".

En aquellos tiempos, España no era la única selección con exfutbolistas en sus filas. Otra era Francia, donde militaba uno de los jugadores con más personalidad que se recuerda en el mundo del fútbol: Eric Cantona. Aquellos duelos eran tan calientes que a David no le sorprende ver la famosa imagen de su patada a un aficionado en Inglaterra: "Jugué contra él muchas veces. Yo lo había visto en la tele y tenía la imagen de la calidad, pero también con sus cosas y alguna que otra lío. En Mallorca se subió a arriba de la grada para intentar con el público... a mí lo de Mánchester no me cogió por sorpresa. Comenzaron a volar los abanicos de plástico que daban de publicidad y tuvimos que salir de allí corriendo".

David Cordón remata ante Francia en el Mundial de 2005.
David Cordón remata ante Francia en el Mundial de 2005.

Unas vivencias que nadie podrá arrebatarle a David Cordón, quien, además, es uno de esos 'héroes sin capa' que dedican su vida a ayudar a los demás. Se dedica al mundo de la sanidad, su otra gran pasión: "He tenido suerte porque, cuando empecé, ya estaba trabajando de enfermero. Compaginé las dos cosas. Me hacían turnos y yo los devolvía después, porque yo no podía dejar mi profesión. Me pegaba todo el día trabajando o entrenando, y en verano se concentraban casi todos los torneos, pero en febrero o marzo eran los Mundiales en Brasil. Me pedía los días y luego los tenía que recuperar".

Unos años que fueron duros a nivel de cansancio. Muchas horas dedicadas al trabajo y la Selección, pero que jamás cambiaría por nada. Incluso le da para ver el lado positivo: "A mí me ayudó porque el trabajo me despejaba. Así no estaba todo el tiempo centrado en entrenarme y demás".