Los entresijos del Palio de Siena: "Los jinetes somos mercenarios. Podemos ganar hasta medio millón de euros por la victoria"
Relevo viaja a Siena para descifrar los sutiles e intricados mecanismos que componen una carrera de caballos en Piazza del Campo, y que dura poco más de un minuto.
Hace años el escritor y periodista -David Allegranti- publicó un curioso libro: Siena brucia, algo así como Siena arde. Cuenta esto: "En esta ciudad hay de todo, y además exageradamente. Radican la democracia y la oligarquía, el poder desmesurado en convivencia con la idea de pueblo-país. Además, hay equilibrio y ausencia de él. Porque sí, Siena no es sólo una ciudad toscana, sino la mayor novela política de Italia". Esa dimensión grandilocuente y metafísica, cuyas sombras son más misteriosas que cualquier religión, podría perfectamente extrapolarse al Palio, a simple vista un par de carreras de caballos celebradas anualmente desde el Renacimiento: una el 2 de julio, en honor a la Madonna di Provenzano; la otra el 16 de agosto, fiesta de la Asunción. El templo es Piazza del Campo, el emblema de la urbe, el centro neurálgico con una particular forma de concha, y que crea un semicírculo con dos curvas secas (San Martino y Casato) unidas a un breve rectilíneo. Son pocos metros cuadrados, pero ahí se esconde un mundo entero.
Para comprender Siena, en todas sus poéticas y maquiavélicas esferas, basta con descifrar el enjambre del Palio, una manifestación que corren siempre diez de las 17 contrade (distritos o zonas históricas) que dividen la ciudad. Son Aquila, Bruco, Chiocciola, Civetta, Drago, Giraffa, Istrice, Leocorno, Lupa, Nicchio, Oca, Onda, Pantera, Selva, Tartuca, Torre y Valdimontone. "Surgen en torno al siglo XV, y son originarias de las diferentes compañías militares de la República de Siena. Italia, entonces, estaba dividida aún. Cuando después fuimos conquistados por Florencia y el imperio español, comenzó a darse forma la idea del Palio como lo conocemos hoy. Antes eran más representaciones con toros", explica Paolo Mazzini, ex asesor político entonces encargado en la organización de este certamen sacro. "Soy de Onda, y su gran rival es Torre. ¿Sabes? Esto no es sólo ganar, sino que tu némesis no lo haga. Es una metáfora de la vida, de la gente y sus tradiciones. Como la idea matriz es cristiana, cada barrio tiene su iglesia y su parroquia, y en el cementerio los fallecidos -en muchos casos- está escrito en la tumba el nombre de la contrada antes que el suyo propio. Es sentimiento de pertenencia", aclara.
Desglosado el envoltorio, la dificultad se concentra en los detalles, también profanos. Ahí sobresale la figura del jinete, "mercenarios, porque siempre están sujetos a sobornos y chantajes. Son los únicos independientes que no pertenecen a nadie. Hablamos de figuras controvertidas a la cual se entregan todas las esperanzas, aunque hay que tener una cierta precaución con ellos", advierte taxativamente a la vez que se ilusiona ante un nuevo fuego sagrado que ilumine la urbe.
Cuando faltan días para el Palio de la Assunta, así se presenta el palmarés de las tres últimas ediciones de esta carrera ecuestre: Oca ganó con su jinete Brigante en el pasado julio. El caballo era Tabacco. El propio Brigante también se impuso en agosto de 2023 con Oca (al galope de Zio Frac), mientras que el fenómeno Tittia (el mejor del mundo actualmente) demostró su jerarquía en la de julio'23, con los colores de Selva y a lomos de Violenta da Clodia. Siena ansía por un nuevo rey.
El mejor de todos
Hace algunos años, una televisión local de Siena emitió un programa dedicado a los jinetes del Palio. Lo tituló, sin eufemismos, I dieci assasini (Los diez asesinos). No aparecía Andrea Degortes (alias Aceto), quien a sus 81 puede presumir de un récord absoluto: vencedor de 14 palios. Nacido en Cerdeña, él ejemplariza mejor que nadie el credo de esta profesión, torturada por la moral y la ética, sujeta -como la prueba en sí- a fuertes críticas y denuncias de diferentes asociaciones animalistas. "El Palio tiene un aire triste y taciturno de la corrida. Hoy los caballos están más adiestrados; en mis tiempos eran diablos. Hoy todo es un juego, pero antes no. Siena vive para esta carrera que dura un minuto y pocos segundos. He tardado muchos años en comprender los mecanismos", adelanta desde su finca inmensa, perdida entre viñedos y cipreses que inundan el corazón de la Toscana, tierra de magia y heridas. "Los sieneses gastan millones de euros, y sí, todos los jinetes están comprados, pero ninguno se vende".
Es en esta aparente ambigüedad, donde todo vale y nada está permitido, que radica el embrujo de este póker mentiroso. "Un jinete puede ganar medio millón de euros por la victoria final, pero también pueden darte mucho por perder o por ayudar a que venza otro… O incluso para que el mejor jinete, si tú no le puedes comprar, sí le des algo para que no esté con el enemigo. Dicho esto, el dinero sirve, pero relativamente, porque si todos pagan a todos para materializar sus propias elucubraciones, al final el dinero termina por banalizarse. ¿Entiendes?". No es fácil, porque cuando todo es susceptible de compra, en realidad nada se vende.
Lo cierto es que a veces es necesario vivir allí para comprender el manual de instrucciones, al menos en parte. Primero porque la contrada que gana es la única o -cuanto menos- la que más paga: a su jinete, a quienes le han ayudado directamente neutralizando un enemigo y a un sinfín de personas más. En segundo lugar, porque, cuando se sortean los caballos, pueden invertir mucho dinero jugándosela con el mejor de los jinetes asegurándole que el caballo obtenido en la rifa es quien está más en forma, el fuoriclasse. Es como si tienes el mejor Ferrari, y eso te ayuda a contratar a Hamilton o Alonso.
"Se mueve mucho dinero, y antes la madre era Monte dei Paschi, el banco que después quebró, el más antiguo del mundo. Hoy por convencerte solo a montar, un barrio te puede pagar hasta cien mil euros, pero luego pescas de otras contradas que te chantajean para que entorpezcas a sus rivales durante las tres vueltas a la plaza. También están, porque hay de todo, quienes aceptan dinero de dos rivales a la vez y, lógicamente, a uno siempre traicionan. En ese caso, si se descubre, pegan una paliza al jinete, que pasa varios días en el hospital. Ha sucedido en numerosas ocasiones", refiere Aceto, quien en su día llegó a ser para sus ciudadanos el equivalente hoy a una estrella futbolística. "No soy millonario, pero viví bien. Tenía mi escudería de caballos y entrenaba todo el año para ser versátil y estar en forma. Piensa que hasta cuatro días antes del Palio no sabes qué caballo tendrás ni con qué barrio participarás. Me divertí. Me compré un Lamborghini, comía langostas con champán… Mi última victoria fue en el 1992. Recuerdo que una vez me ofrecieron más de cien mil euros solo por no tocar las narices a otro jinete. Esto es un trabajo, y la dificultad radica en comprender todos sus asteriscos", relata esta celebridad, el decano de las carreras, quien una vez incluso conoció al Papa.
"Me ofrecieron más de cien mil euros solo por no tocar las narices a otro jinete"
Ganador de 14 paliosAceto habla con argucia e insolencia del verbo atinar para sobrevivir, y luego destripa todo. Apela a la necesidad de saber que la contrada con peores resultados es, paradójicamente, quien más dinero tiene porque invierte poco. Aboca por metabolizar rápidamente que, en los días previos de carrera, cuando cada contrada sabe qué caballo tendrá, comienza en la ciudad un silencio sepulcral -casi omertoso- donde se negocia todo a cualquier precio y en horas intempestivas. Una vez convencido al jinete, a éste se le aísla -con vigilancia- en el distrito que le acaba de comprar. Se le quita el teléfono móvil y recibe un trato casi de divo en prisión, aunque en libertad. ¿El objetivo? Que no comience un capítulo de intercambio de símbolos ocultos, de jeroglíficos y arcanos que parecen salir de la masonería… Que inicie un lenguaje en morse (muchos son del sur, y hablan dialecto cerrado) con otros capitanes de otros barrios para dejarse llevar por un azuzado hedonismo económico. En definitiva, los bunkerizan para evitar que jueguen el último tramo de la partida con otra baraja y compañeros prohibidos.
La ciudad y la guerra
El círculo se abre y cierra en Siena, ciudad ingobernable, siempre sometida. Mártir e impostora. "El Palio es la metáfora de la guerra. Usamos una jerga militar; tenemos escudos de armas", confiesa Francesco Zanibelli, periodista local (Gazzetta di Siena), miembro de Chiocciola. "Tenemos más de cincuenta victorias en nuestro haber. Somos la tercera históricamente. Quien más tiene es Oca, con más de sesenta. También te digo que nos atribuimos algunos palios que el ayuntamiento no nos reconoce por diferentes motivos. Nuestra gran rival es la Tartuca. Hemos tenido muchos problemas con ellos, es algo ancestral. Hay entresijos no resueltos. Te diré más cosas: no todas las contradas tienen rivales. En nuestro caso, el objetivo es asegurarnos un buen jinete y que el adversario no. Si no conseguimos a Tittia, por ejemplo, hay que pagarle para que tampoco esté con ellos", explica mientras se despide haciendo cábalas, hipotetizando sobre cómo será, serán los próximos sorteos de caballos que custodiará la virgen de la Asunción el 16 de agosto. "Siempre son los capitanes de cada barrio quiénes deciden los que entran (diez) y se descartan en sorteo. Una vez dejaron fuera a Violenta da Clodia, porque era tan superior a las demás, con prestaciones tan devastadoras, que optaron por un sorteo a la baja, es decir con paridad en la calidad de todos los caballos. Hasta eso está pensado para garantizar al máximo el equilibrio".
Precisamente el capitán de Chiocciola es Alessandro Maggi. Con él trabaja Sonia Corsi, pro vicaria de la contrada. Una de las principales voces que componen la asamblea. Así explica a Relevo el funcionamiento político de la misma: "Cuando todo el mundo va de vacaciones, Siena está aquí rebosante de gente. Cada contrada es una familia que vive junta todo el año para luego una carrera que dura nada. En realidad, somos compañías medievales. El Prior es el guía principal; todos componemos un pequeño parlamento donde se toman decisiones democráticas", apunta.
"Cuanto todo el mundo va de vacaciones, Siena está aquí rebosante de gente"
Capitán de la contrada de ChiocciolaLos sabios dicen que, en ocasiones, saber demasiado puede ser contraproducente. De hecho, es solo sinónimo de sabiduría, pero no de inteligencia. Sonia, libre de ataduras y prejuicios, descuartiza la misteriosa y curiosa labor del capitano, figura hermética e inaccesible durante cinco o seis días al año, los que giran en torno al Palio, precisamente. "Ahora mismo, que sabemos con qué caballo correremos, estará negociando con jinetes, con otros capitanes, quizás esté pensando posibles estrategias, porque él solo está activo en la guerra, y esto es una guerra, una batalla. Después de correr nos redacta un informe económico y moral sobre los acuerdos -también económicos- firmados y con qué fin. Es misterioso su trabajo, porque no todo puede ni debe ser contado. Una parte se queda con él, para siempre".
Es entonces cuando surge la pregunta, la última. ¿Cómo se sabe si es de fiar y trabaja bien más allá de los resultados? "Por ejemplo, si consigue que el enemigo no gane. Esto es un compendio de variables matemáticas. Esto es el Palio: 99% suerte y un uno restante pura potra. No es una manifestación de folclore, ni siquiera un deporte. Es una guerra", y cuando no se gana hay que tratar de minimizar daños. Luego sí, se reza, pero con el rabillo del ojo mirando al diablo.