TRIATLÓN

Empezó con el triatlón en 2014 y ahora con 50 años ha completado su décimo Ironman

El español Kiko Fariñas ha competido este fin de semana en el Mundial de Hawái en la categoría de +50.

Kiko Fariñas, durante el Mundial de Ironman en Hawái /Ironman
Kiko Fariñas, durante el Mundial de Ironman en Hawái Ironman
Nacho Encabo

Nacho Encabo

Es altamente probable que usted conozca a varias personas de 50 años. Y lo más seguro es que les asome un poco de barriga y algún pantalón no les cierre. Hay excepciones, claro. Kiko Fariñas tiene 50 años y en su cuerpo no hay prácticamente un gramo de grasa.

Este madrileño no es deportista profesional. Es el director financiero del laboratorio de productos alimenticios Ynsadiet, pero desde pequeño fue un loco del deporte. Lo suyo eran las maratones y las carreras de montaña. "Pero un día me cansé solo de correr y probé con el triatlón", cuenta a Relevo Kiko Fariñas. Fue en 2014, cuando tenía 42 años, y desde entonces pasa el tiempo libre nadando, corriendo y montando en bicicleta. 

En 2015 acabó su primer triatlón de larga distancia en Lanzarote y recientemente ha completado en Hawái su quinto Mundial de Ironman, el primero en la categoría de +50 años. Para el que no sepa lo que es un Ironman: son 3,8 kilómetros nadando, 180 kilómetros en bicicleta y después 42,2 kilómetros corriendo. El récord mundial está en 7:12:12 horas y el mejor tiempo logrado por Kiko Fariñas fue en 2016 en la ciudad alemana de Roth y rondó las diez horas. En Hawái ha terminado en el puesto 190 de más de 600 participantes con un tiempo de 11:21:03 horas.

Kiko Fariñas cruzando la meta en Kona  Ironman
Kiko Fariñas cruzando la meta en Kona Ironman

«¿Qué hago aquí? Me voy a casa»

El español ha competido en tres Mundiales de Ironman en la media distancia y dos en la distancia completa. Lleva en total diez Ironman entre pecho y espalda. Este último en Hawái ha sido el primero en la categoría de +50 y el más duro en cuanto a condiciones de humedad y calor. Pero Kiko Fariñas no se cansa.

Entrena cada semana entre 16 y 18 horas y hace malabares para llegar a todo: deporte, trabajo y familia, porque también tiene dos hijos. "Lo complicado es compaginar todo. No puedo entrenar todo lo que me gustaría y al final completo el 80% de los ejercicios que me pone mi entrenador", cuenta desde Hawái.

¿La clave? "Si vas con el objetivo de terminar o hacer un tiempo determinado, lo más probable es que fracases. Lo que sale en un día de competición del Ironman es el resultado de una planificación de meses", cuenta. "Entrenas en todo tipo de escenarios, con dolor, con fatiga, para que todas esas sensaciones no sean desconocidas el día de la carrera".

Kiko Fariñas, durante la transición de la natación a la bicicleta  Ironman
Kiko Fariñas, durante la transición de la natación a la bicicleta Ironman

A Kiko Fariñas le ha ocurrido muchas veces. En medio de la prueba se le cruzan los fantasmas. "¿Qué hago yo aquí? Me voy a casa". Pero no arroja la toalla. Es una lucha contra le cuerpo y contra la mente. "A mí me ayuda mucho tener rutinas durante la competición, de comer, de hacer cálculos de las distancias, de hidratación".

"Cuando llegas a la meta, todo es alegría. Llegas cansado, pero no es una fatiga como la que puedas tener en una distancia corta, sino que es una sensación de que estás vacío". ¿Y cómo se recupera uno de semejante paliza? "Al día siguiente no estás tan dolorido. Lo peor empieza el tercer y cuarto día: te duelen las piernas, tienes agujetas, estás cansado y tienes una sensación de cuerpo extraño".