Una familia de campeones del mundo revela el mayor muro del patinaje: "Por las medallas no te pagan nada"
Los Nieto Merino empezaron a patinar cuando sus hijos tenían cuatro y seis años. Ahora, ambos son campeones del mundo y sus padres también compiten.
Imagine empezar a practicar un deporte en familia —padre, madre, hijo de seis años e hija de cuatro— y acabar compitiendo los cuatro a nivel regional, nacional o mundial, llegando a ser incluso número uno del mundo. Es el caso de la familia Nieto Merino que, además del éxito deportivo, representa el gran sacrificio económico que supone practicar deportes minoritarios como el suyo: el patinaje.
"La verdad es que es una historia muy bonita", cuenta a Relevo Beatriz, mujer de Constantino y madre de Álvaro y Adriana. "Un buen día salió la idea de hacer algo juntos, un deporte en familia. No nos habíamos planteado ninguno, en principio, pero surgió la idea del patinaje. A ver si les gustaba a los niños…", recuerda pensar por aquel entonces, hace ya 14 años. Finalmente, se apuntaron a unas clases en familia que ofrecía la Fundación Municipal de Deportes en Valladolid.
Poco después, se metieron en el club Rolling Lemons Valladolid, donde continúan a día de hoy. De entre las muchas modalidades que tiene este deporte, eligieron freestyle, más concretamente speed slalom. El padre fue la excepción, que se decantó por velocidad. Ahora, ya con la más pequeña habiendo cumplido los 18 años, pueden decir que la decisión ha sido, y sigue siendo, un auténtico éxito.
Los hermanos Nieto, los mejores del mundo
Y es que Adriana es, a día de hoy, número uno del mundo en su categoría y en su modalidad. Por su parte, Álvaro fue campeón de Europa y se clasificó como primero para los World Games, lo que serían unos Juegos Olímpicos de los deportes que no son olímpicos. Los dos hermanos fueron juntos y ganaron dos campeonatos mundiales este pasado verano, en Senigallia y en Ciudad Real. Además, la pequeña fue a un tercer campeonato mundial en Milán, que también ganó. Verano de oro en casa de los Nieto Merino. "Esto nos ha ido llegando así sin buscarlo. Ellos llevan años demostrando su destreza, entrenan, son constantes, aplicados. Y cuando se presenta un campeonato ellos siempre han querido participar", asegura su madre.
Constantino y Beatriz también compiten, aunque a menor nivel, ya que en ocasiones ni siquiera existen competiciones de su categoría, como señala Bea. Ella fue subcampeona de España en 2023. Él suma varios podios en campeonatos regionales en Castilla y León. "El deporte nos mantiene unidos, es bonito verlo así. Para mí es una gran satisfacción", admite.
La otra cara de la moneda de los deportes minoritarios
Sin embargo, no todo es fácil y positivo. Pablo López, entrenador de los cuatro, describe las principales adversidades que se encuentran a la hora de querer entrenar un deporte minoritario como lo es el patinaje en España. "Nuestra mayor dificultad suelen ser las instalaciones, porque el patinaje no puedes desarrollarlo en todos los sitios. Ciertos polideportivos tienen la idea de que los patines rompen el suelo", explica.
Ahora, el ayuntamiento ha construido alguna pista más, pero antes tenían que entrenar "perdidos en un polígono en un pueblo". Quien sigue entrenando en una nave alquilada es el equipo de freestyle de Rolling Lemon. Bea mira el lado positivo: "Tenemos la suerte de ser de los pocos patinadores de España de freestyle que tienen un lugar con techo y paredes para entrenar, donde el viento y la lluvia no nos impide nada". Por otro lado, el equipo de hockey, que también tienen, sí que ha encontrado instalaciones, aunque solo las han conseguido en las últimas horas del día.
Un pozo económico sin fondo
Para dedicarse al patinaje al más alto nivel, se exige una media de dos horas de entrenamiento al día un mínimo de cinco días a la semana. Este compromiso, en ocasiones, se antoja complicado cuando hay que lidiar con otras obligaciones prioritarias. Adriana estudia una FP de operaciones de laboratorio de química. Álvaro, la carrera de física. "Tengo poco tiempo normalmente, pero por suerte estudio algo que me gusta, lo hago con gusto y lo entiendo fácil. Y los fines de semana aprovecho para hacer lo que no he podido", nos cuenta ella, que además trabaja dando clases de patinaje.
Y llegamos al tema más problemático: el económico. Los deportistas deben pagarse todo lo necesario para participar en cada campeonato alrededor del mundo: transporte, alojamiento, comida… Tan solo los torneos a los que van con la Selección están cubiertos por la Federación. "Con nuestro apoyo ellos están pudiendo viajar", nos cuentan los padres de los jóvenes patinadores, aunque matizan: "Para una economía normal como la nuestra, supone una gran inversión". Porque para poder estar en la élite de un deporte que no puede ser más que un hobby, hay que hacer sacrificios.
¿Cuánto dinero gana un patinador por una medalla de oro en un campeonato mundial?
La respuesta a esta pregunta es muy simple: absolutamente nada. Adrián Alonso, otro patinador de Valladolid y compañero de los anteriores, logró en los últimos World Skate Games tres medallas de bronce. "Es un deporte muy sacrificado, en el que te pagas tú todo y por las medallas no te pagan nada", nos cuenta, consciente de que es lógico que no se pague lo mismo que en otros deportes, pero considerando "injusta" tanta diferencia. Solo aquellos que tienen patrocinadores pueden ganar algo por practicar patinaje, aunque es muy difícil. Ninguno de nuestros protagonistas tiene esta suerte.
También cuentan con algunas ayudas y subvenciones puntuales, así como premios de excelencia, que pueden ofrecerles la Junta, la Diputación o el ayuntamiento correspondiente. "De todas formas, al final gastas mucho más que lo que recibes", concluye Beatriz sobre un deporte que se practica por no más que amor al arte. La situación sería muy diferente si, por ejemplo, fuera un deporte olímpico, ya que contaría con becas mucho mayores, más interés y más beneficios.
En los pasados Juegos Olímpicos de París ya se dio un paso muy grande, al incluirse por primera vez el skateboarding entre sus disciplinas. "Ha abierto la puerta. Igual con el tiempo algún deporte más de ruedas puede entrar en algún momento", desea Pablo, tras muchos años dedicados al patinaje, aunque no pueda ser en los próximos Juegos en Los Ángeles. El patinaje continúa creciendo, y la captación de interesados no es un problema: "Es un deporte que gusta, en general. A la gente le gusta patinar, a todos los niños les traen patines los Reyes, cada vez hay más familias en el club". "Como todo, depende del sitio, quién gobierne… pero sí que estoy viendo que en los últimos años se está teniendo en cuenta y se están construyendo más cosas para el patinaje", termina elogiando el entrenador.