Beatriz Laparra y el abrazo que le devolvió la ilusión por competir
Acaba de ganar su cuarto campeonato de Europa, pero con más de 100 títulos cosechados en 27 años de carrera deportiva, la tiradora tuvo que superarse a sí misma para volver a la senda de la victoria.
El olor a pólvora siempre ha estado presente en su vida: "yo nací entre escopetas". Su abuelo fundó una armería que luego regentaron su padre y su tía y ahora es ella quien coge el relevo generacional. "Me dedico a algo que está relacionado con mí deporte, porque solo del tiro es muy muy difícil vivir". Laparra compagina la armería de su familia entre semana con las competiciones de tiro al plato. Entre viajes, competiciones, el cuidado del negocio, entrenamientos y otros menesteres, Beatriz Laparra atiende a Relevo tras conseguir su cuarto campeonato de Europa en la modalidad de Compak Sporting.
"El sábado acabé sexta y sabía que no iba a ser suficiente para estar ni siquiera en el podio, porque para ganar no vale con hacerlo solo bien, para ganar tienes que bordarlo. Pero el domingo hice 49/50 y me valió para empatar a puntos con la primera y forzar el desempate". Con más de 100 títulos en su palmarés, Beatriz Laparra, todavía vive y transmite con emoción su último logro.
Sin embargo, a pesar de solo fallar un palto de los 50 de su última tirada del domingo, el desempate no empezó de la mejor manera. "Erré el primer plato. Con los nervios me precipité. Pero fui capaz de sobreponerme el desempate y aguantar, aguantar y volver a empatar con ella. Así que llegamos a la muerte súbita. La primera que fallara perdía. Yo rompí cinco platos y ella falló su quinto y bueno, en este caso la victoria se vino de mi lado", detalla Laparra. A pesar de lograr una sufrida victoria, cuando el día anterior lo veía todo negro, la tiradora no se olvida de su rival, Cherry Hall "Las dos merecíamos ganar, es una moneda al aire que tiene que decantar de un lado o de otro, esta vez fue del mío", añade Laparra.
Con una sala llena de trofeos y, lo que es más valioso aún, una mochila llena de experiencias y buenos momentos. "El tiro es mi vida", asegura pero como la vida misma, no siempre todo es un camino de rosas. El año 2020 frenó el ritmo del mundo entero, y el de Beatriz Laparra también. "Cuando volví a competir hacía ceros tontos y no sabía encajarlos. ¿Por qué me pasa esto? No era un mal porcentaje, pero yo sabía que ese no era el nivel, y no aceptarlos me hundían más. Era como una autodestrucción para mí. Tenía ansiedad", recuerda Laparra.
"No me lo pasaba bien. Pensé le doy una patada a esto y se acabó"
TiradoraEn muchos ocasiones el mayor rival para un deportista es su propia cabeza, y no encontrarse con uno mismo rebaja cualquier capacidad física o técnica. Llega la frustración, con ella la desilusión. "No me lo pasaba bien. Pensaba, no quiero ir a los campeonatos, no tengo ganas. Le doy una patada a esto y se acabó. Pero automáticamente tenía otra voz en mi interior que decía: ¿solo vas a competir cuando te salen bien las cosas?", una dicotomía en la que acabó pesando más el coraje por revertir la situación.
El 'click' que lo cambió todo
El campeonato de España de Galicia fue el punto de inflexión. "Salí de la cancha y un abrazo de un amigo me hizo romper a llorar. Estuve media hora llorando. Fue la mejor medicina, soltar todo ese lastre mental y empezar de nuevo". A veces el 'click' que todo lo ordena y vuelve a dar sentido a lo que te rodea, llega de la manera menos esperada. La catarsis fue total, dos semanas después ganó el campeonato de Europa. "En ese momento me acordé de Galicia, de lo mal que lo estuve pasando. Y agradecí no haber bajado los brazos y rendirme", asegura orgullosa Laparra.
Cuando se tienen 24 campeonatos de España consecutivos en la espalda. La manera de competir y de afrontarlos da un giro completo. Pasas de competir para ganar a competir para no perder. Y cuando eso ocurre, la presión es mayor. "Llevo tantos años logrando estar ahí, que el día que no lo consiga, será más noticia que si gano otro campeonato. Pero bueno, yo nunca me confío, sé que en cualquier momento puede llegar una compañera y ganar. Mi pensamiento ante de una competición, sobre todo a nivel internacional, es el mismo que el del primer día: es imposible que yo esté entre las primeras", desvela la tiradora almanseña. Esa mentalidad es una de las claves de sus éxitos. "En el tiro, una vez que aprendes a tirar, el 99,9% es la cabeza", confirma.
Laparra empezó en el mundo del tiro desde muy joven, cuando iba con su padre al campo de tiro de su Almansa natal. Creció entre amas y con su manejo. "El tiro es uno de los deportes más seguros que conozco, yo llevo practicándolo 27 años y no he vivido ningún accidente en el campo de tiro. Una escopeta es peligrosa, pero un coche o una moto también. Existe un gran respeto y en las canchas hay unas normas de comportamiento innegociables", explica la tiradora.
Tras 27 años compitiendo e invertir su vida en el tiro, la almanseña todavía ve muy lejos su retirada. "Yo quiero seguir al máximo nivel, mientras tenga ilusión, quiero estirar mi carrera todo lo que pueda para seguir estando 'ahí' como yo digo. Ganar es muy difícil, pero yo intento molestar. De momento tengo ilusión y ganas", confirma Laparra. Mientras ese día no llegue tratará de seguir sumando experiencias, títulos y romper muchos platos más.