JUEGOS PARALÍMPICOS

Alfonso Cabello, el rey del kilómetro que pedaleó todo un año contra la COVID persistente: "Intento no darle vueltas, pero eso está ahí"

El ciclista, bicampeón paralímpico en el kilómetro contrarreloj, cuenta a Relevo cómo le afectó esa etapa y también su pasión por el motor: "Soy un quemado de la velocidad".

El ciclista Alfonso Cabello, doble campeón paralímpico en pista. /ABC
El ciclista Alfonso Cabello, doble campeón paralímpico en pista. ABC
Andrea Robles

Andrea Robles

Dicen de él que es tan bueno que algún día disputará unos Juegos Olímpicos, pero lo que ya es una certeza es que Alfonso Cabello (La Rambla, 1993) disputará sus cuartos Juegos Paralímpicos y es favorito para revalidar su oro en Tokio en el kilómetro contrarreloj en pista, prueba en la que es doble campeón paralímpico.

"La bici era lo único que mi madre me dejaba coger que tuviese ruedas. Si me hubiese dejado una moto, llevaría la moto. Si me hubiese dejado el coche, llevaría el coche. Ojalá hubiese tenido oportunidad de ser profesional en alguna modalidad del motor. Pero la oportunidad que se me dio fue la bici y la aproveché lo mejor que supe". Cuando Cabello dice eso de lo mejor que supo parece olvidar que se ha proclamado seis veces campeón del mundo y acumula cinco preseas en unos Juegos… Pocos pueden decir lo mismo.

El cordobés nació sin el antebrazo izquierdo. Empezó con una bicicleta sin ningún tipo de adaptación, solo utilizaba un freno, se caía más de lo que a su madre le gustaba "pero no me podían decir que no porque yo era muy pesado", asegura a Relevo. Después incorporó otro freno en la zona derecha del manillar para poder frenar con su brazo completo.

Fue en aquella época cuando un niño se rio de él porque se le desabrocharon los cordones y no conseguía atarlos. Le dijo que nunca lo lograría. Llegó a casa, ensayó y al día siguiente le enseñó que lo hacía más rápido que él. "Fue un revulsivo. Ante un problema, hay dos maneras de afrontarlo: rendirse o intentar darle una solución", recuerda.

Cabello desconocía la existencia del ciclismo paralímpico, montaba en mountain bike, y de repente, le enseñaron el ciclismo en pista paralímpico: "Era lo que realmente se me daba bien, fue un descubrimiento para mí". Con apenas año y medio de entrenamiento específico en velocidad, se plantó en los Juegos de Londres 2012 y se proclamó campeón paralímpico "por sorpresa para todos, incluida la mía", confiesa. Paró el crono en 1´05"947.

Alfonso Cabello, campeón paralímpico en Londres 2012. EFE
Alfonso Cabello, campeón paralímpico en Londres 2012. EFE

El cordobés es el rey del kilómetro, una prueba que apenas se entrena en condiciones de competición. "No hay muchos velódromos en España, nos vamos moviendo en función de las características de cada uno". El 70% de su preparación es en bici de carretera, pero compagina con trabajo en la MTB. La pista se reduce a la puesta a punto.

En Tokio volvió a proclamarse campeón paralímpico en el kilómetro contrarreloj con un tiempo de 1'01''557. Pedalea en un velódromo a casi 60 km/h sin ningún tipo de miramiento: "Yo creo que todos los que nos dedicamos a esto tenemos una percepción del peligro un poco relativa. Es un peligro controlado, aunque el riesgo siempre existe. También se te puede caer una maceta en la cabeza cruzando la calle, ¿sabes? Y al final te vas para otro barrio y no estás haciendo lo que te gustaba".

"Yo creo que todos los que nos dedicamos a esto tenemos una percepción del peligro un poco relativa"

Alfonso Cabello Ciclista

Ese amor por la velocidad le llevó a competir en los karts en sus tiempos en la Residencia Blume, pero al regresar a Córdoba tuvo que dejarlo porque no había kartings… y empezó su amor por las motos, el motocross y con todo lo que tenga motor y ruedas. De hecho, tiene una empresa especializada en la electrónica de automóvil y admira a Fernando Alonso y a Carlos Sainz padre. "Me molan los coches, las motos y todo lo que tenga gasolina y haga ruido. En principio el ciclismo era mi afición, ahora es mi trabajo. Y desde que tengo 18 años y tengo ganas de conducir, me gusta mucho, es lo único que me hace no pensar en otras cosas, es lo que me despierta pasión y es mi afición número uno. Se podría decir que soy un quemado de la velocidad", bromea.

"Se podría decir que soy un quemado de la velocidad"

Alfonso Cabello Ciclista

La batalla, también mental, contra la COVID persistente

Cabello llega a París consciente de que muchos le cuelgan el oro. Él se escabulle de la presión: "Yo lo que quiero es rendir al máximo, hacer mi mejor marca allí, y estoy seguro de que si hago eso estaré en posiciones muy buenas. Pero esto no es una carrera en la que dependa únicamente de mí".

Sabe que los imprevistos suceden en la pista y en la vida. El ciclista enfermó de COVID-19 al poco de regresar de sus triunfales Juegos de Tokio. Cuando los test de antígenos dieron luz verde se encontró con la desagradable sorpresa: "Cuando me monté en la bici yo veía que había algo que no funcionaba, me asfixiaba mucho, tenía muchísimo cansancio". Le diagnosticaron COVID persistente y el camino hasta la recuperación ha sido una dura travesía, también anímica. ¿Podría volver a ser el deportista profesional que fue?

"He estado casi un año sin montar en bici después de haberme proclamado campeón paralímpico en un momento en el que estaba muy fuerte. Y un batacazo así, de algo que no depende de ti, que veas que eres un trapo, que no tienes fuerza casi ni para subir dos pisos de escalera, es muy frustrante. Gestionarlo me costó mucho trabajo y para mí fue muy difícil, no te lo voy a negar", revela.

Todavía hay momentos en los que los fantasmas se le aparecen. "Me pegué un año que no me subí a la bici. Entonces eso, quieras que no, yo intento pensarlo y no darle vueltas, pero eso está ahí". Pero ha salido reforzado de este aprendizaje y deja una reflexión a tener en cuenta: "Después de todo el calvario que he pasado, he aprendido a ver las cosas con cierta relatividad, y también he aprendido que hay muchos caminos que te llevan a tu objetivo. Puede haber cualquier alto en ese camino, cualquier impedimento que te saque de tu camino perfecto, pero lo más importante es confiar en uno mismo".